
Durante su intervención, Ospina expresó que «el mestizo no fue un hecho, fue un proceso, y fue un proceso que a menudo era violento». Estas palabras resonaron en el público, subrayando la dureza de un proceso histórico que ha dejado una huella indeleble en las sociedades latinoamericanas. Los dos escritores, situados en extremos opuestos del Atlántico, discutieron sobre el pasado compartido entre América Latina y España, así como la moquera, que representa tanto una herencia como un conflicto en la identidad cultural de ambos lados.
El autor colombiano puso de relieve que esta mezcla cultural «no fue el resultado del amor, sino a menudo la imposición». Este comentario invita a una reflexión sobre las consecuencias de la colonización y la forma en que este mestizaje ha influenciado las sociedades contemporáneas. Ospina añadió: «Todavía no hemos pensado en los efectos de ese mestizo. Hay muchas heridas abiertas», lo que nos lleva a cuestionar cómo estas heridas han afectado la identidad cultural actual y las relaciones entre comunidades.
Por su parte, Bernat Castany subrayó la complejidad del concepto de mestizo, señalando que «la palabra mestizo tiene una dimensión ideológica, como si fuera un concepto que reconciliamos con el pasado, pero a veces también sirve para cubrir la violencia». Esta observación sugiere que, aunque el mestizaje puede ser visto como un punto de unión, también encierra historias de violencia y resistencia que merecen ser exploradas y comprendidas.
Castany enfatizó que la reflexión sobre el mestizaje es «incómoda porque no tiene héroes claros», lo que podría desalentar una discusión honesta sobre el tema. Sin embargo, subrayó la necesidad de esta conversación: «si queremos representar otras formas de comunidad». Ambos escritores coincidieron en que existe una falta de un diálogo auténtico a través del Atlántico sobre las raíces coloniales y las repercusiones que perduran en el presente.
Castany advirtió: «Hemos heredado un lenguaje común, pero no necesariamente una historia general». Esta afirmación encapsula la complejidad de la historia compartida entre España y América Latina, sugiriendo que, aunque existen elementos culturales comunes, las narrativas históricas son diversas y, en ocasiones, contradictorias.
El diálogo se llevó a cabo en el Auditorio del Pabellón de España, que fue el invitado de honor en esta edición de la feria, que concluirá el próximo domingo. Este evento no solo representa una plataforma para la literatura y el intercambio cultural, sino también un espacio para cuestionar y revisar la historia, fomentando así una comprensión más profunda de las complejidades que rodean la identidad cultural en el contexto de la colonización y sus consecuencias.