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Way Abast – Ejo21 – En un click

Way Abast – Ejo21

 – En un click

Colombia ha estado buscando el desarrollo del desarrollo sin comprender la verdad necesaria: el futuro no está construido a partir de Bogotá, sino a partir de las áreas. El Ruta abastoes una de las apuestas más claras y ambiciosas para refinanciar que el puerto medio mira y depende de lo que realmente mueve a este país: el campo y la gente.

Este proyecto no es solo una ruta de transporte o corredor Agro -Export. Es una propuesta de nación. Una invitación urgente para fortalecer la economía rural, conectar la producción con el mercado mundial y poner a los agricultores en medio de las políticas públicas. En la conversación realizada en Valparaíso, se escucharon voces que generalmente no son los titulares: agricultores, ganado, maestros rurales, líderes y jóvenes innovadores. Todos preguntan lo mismo: que escuchan que están integrados, que los toman en serio.

Las posibilidades son enormes. Estas áreas tienen más de un millón de habitantes relacionados con la agricultura, 220,000 hectáreas cultivada y variedad productiva que incluye café, aguacate, limón tahití, amarillo, carne, leche, espárragos, quesos maduros y construcción ecológica. Pero su mayor riqueza no está en la cosecha, sino en la capacidad organizativa de la nación, en la cooperación, en la visión a largo plazo de los líderes municipales y en el trabajo empresarial de mujeres y jóvenes.

La ruta de suministro muestra que el desarrollo no está determinado: está construido a continuación, desde el territorio. La experiencia de Anserma, Salgar o Hispania muestra cómo los estados locales con visión pueden convertirse en una infraestructura, campo, innovación tecnológica y formalización en los negocios. Y lo hacen sin esperar al Salvador a nivel nacional, pero apostando por el poder de la sociedad civil moldeada.

Este proyecto indica algo audaz pero para mejorar las carreteras o exportar más frutas: propone transformar la forma en que el país entiende la agricultura. Habla sobre liberar patentes, promover valores de servicios públicos, formar empresarios rurales, hacer un liderazgo femenino visible, fortalecer organizaciones y vincular la producción con educación. Es decir, pasar de ver al agricultor como una víctima para reconocerlo como el principal actor del desarrollo económico.

Por lo tanto, al mismo tiempo, hablar sobre el suministro está hablando de una nueva forma de crear un país: desde la confianza hasta las personas, desde la inversión en la estación, de la comunicación entre los departamentos. Ya no se trata de planes de negocios aislados, sino un compromiso indispensable que combina productividad, aguas territoriales y sostenibilidad.

El desafío es que esta iniciativa no permanece en el entusiasmo del evento o en la buena voluntad de unos pocos. El país necesita traducir este modelo en la planificación de las políticas públicas: con recursos, con objetivos, con continuidad. Porque el campo no puede continuar esperando. Y porque las áreas no son la periferia del poder: son su origen y destino.

La ruta de suministro no es solo una promesa, es una oportunidad histórica. La hoja de ruta para la tierra que eventualmente comprende que el verdadero progreso se planta con los agricultores, se recolecta en las áreas y se distribuye con justicia.

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