

La tragedia del licor adulterado en Barranquilla agregó una nueva víctima el lunes. Este es Rafael de Alba, un hombre de 75 años que permaneció en la unidad de cuidados intensivos del nuevo Hospital Barranquilla.
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Su muerte plantea el número de muertes a 13 Desde que estalló la emergencia el martes el pasado martes 23 de septiembre, cuando varios habitantes de la calle, en su mayor parte, fueron agonizantes después de consumir la bebida conocida como ‘Cococho’ En el sector de El Boliche.
Jorge Luis Matta Velásquez ya había muerto el fin de semana, y la lista de muertes incluye a Nicolás Manuel Medrano, Helmot Enrique School, José Felipe Crespo Ortiz, Emérito Alberto Miranda, Pedro Pablo Capachero Caraballo, Vfictor Antonio Vargas y Ever Miranda Orozco. Otras cuatro víctimas, Entre ellos, una mujer aún no ha sido identificada por las autoridades.
Toxicólogo Agustín Guerrero, Reconoció, en declaraciones a los medios locales, que esta es la emergencia más compleja de los tres que la ciudad ha vivido.
«Los pacientes han llegado en condiciones extremas, con desnutrición y consumo previo de sustancias psicoactivas. El licor adulterado aceleró un deterioro que ya era crítico», explicó.
El Callejón del Veneno
El corazón de la tragedia está en un punto específico de la ciudad: el callejón de LUn Carrera 29 con Calle 40, en el medio del mercado de Barranquilladonde se construye el sector conocido como El Boliche. Allí, los techos de zinc apenas cubren mesas de madera improvisadas. El humo frito se mezcla con el olor rancio de pescado y hueso de carne de res, mientras que un enjambre de camiones empuja flotos bajo el sol.
El sector Race 29 con la calle 40 refleja la venta clandestina de licor artesanal. Foto:Guillo González Kronos
En ese escenario, la venta de ‘Cococho’ se convirtió en un café tan diario como un café de la mañana.. Habitantes, vendedores ambulantes, adictos a las drogas y cualquiera que busque emborracharse con lo poco que llega en su bolsillo. El precio lo dice todo: entre 2,000 y 4,000 pesos para un plástico reciclado lleno de un líquido que promete euforia rápida, pero eso es en realidad un veneno.
El ‘Cococho’ es una mezcla letal de etanol con metanol, Este último conocido como alcohol de madera, utilizado en pinturas, solventes y anticongelante. Rudimentario embotellado, sin controles de salud, se convierte en una trampa mortal para aquellos que la consumen.
Una historia que se repite
Barranquilla ya se había enfrentado a esta pesadilla. En septiembre de 1989, un envenenamiento masivo en el mismo mercado DÉl EJó 21 muerto, cinco ciegos y varios con secuelas neurológicas irreversibles. En mayo de 2004, durante el Día de la Madre, otras 12 personas murieron después de beber licor adulterado.
Pasan los años y las historias parecen rastreadas: los mismos callejones, la misma bebida de miseria, las mismas víctimas invisibles. La emergencia actual es un eco cruel de estas tragedias, un recordatorio de que El problema nunca fue erradicado en absoluto y que la pobreza continúa alimentando una economía subterránea de alcohol adulterado.
Los pacientes son tratados en el nuevo Hospital Barranquilla. Foto:Archivo de Vanexa Romero/ET
No lejos de Nuevo Hospital Barranquilla, Los familiares de las víctimas esperan noticias que rara vez son alentadoras.
Los médicos y las enfermeras de servicio reconocen que la magnitud de la emergencia los superó. «Los pacientes han llegado en condiciones terribles. Algunos apenas caminan, otros ya están inconscientes. Muchos con signos de ceguera irreversible. Es una tragedia silenciosa que mata a los más pobres ”, dijo una enfermera del Centro de Salud.
Sector de El Boliche en el área del mercado de Barranquilla. Foto:Kronos
Las autoridades han intensificado las operaciones en el mercado de Barranquilla y otros puntos de venta clandestinos. Sin embargo, el comercio ilegal de licor artesanal se ha convertido en un círculo vicioso difícil de romper: Los vendedores encuentran clientela fija En aquellos que no pueden pagar una botella de esta bebida por su bajo precio, y los consumidores arriesgan la vida de la borrachera barata.
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La muerte de Rafael de Alba, un adulto mayor que llegó a la UCI con la esperanza de superar la intoxicación, se suma a una lista que, para Barranquilla, es demasiado familiar. Trece víctimas y una clara advertencia: Mientras el ‘Cococho’ continúa fluyendo en los callejones de El Boliche, la tragedia continuará repitiéndose.
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