
Peligrosas bandas criminales, muchas de ellas que han recogido herencias de temidos capos de la mafia, como del cartel del norte del Valle, así como de paramilitares y también grupos armados, como disidentes de las Farc del frente ‘Jaime Martínez’, vienen entrenando a menores de edad reclutados y en buena parte de los casos, obligados o manipulados con pagos de cuantiosas sumas de dinero. Son temidas ‘escuelas de sicarios’ entre estos alzados en armas.
Organigrama de ‘La Inmaculada’. Foto:Archivo Particular.
En ‘la Inmaculada’ de Tuluá, de acuerdo con fuentes de la Policía Nacional, la banda los ubica, sobre todo, de familias vulnerables en barrios y sectores de escasos recursos, como Brisas del Valle y San Francisco, junto al río tutelar. Son sectores de casas en ladrillo, pero también las hay en esterilla y madera en la orilla del río Tuluá con caminos en trocha y algunas vías pavimentadas.
Estos menores comienzan a ser atraídos con ofertas de pagos mensuales de más de 3 y 5 millones de pesos, para ‘encargos’ grandes que pueden superar los 15 y los 20 millones de pesos, dependiendo del nivel de la ‘tarea’.
Consumo y venta de drogas para manejar armas
Capturas de ‘La Inmaculada’. Foto:Policia Valle
En ‘la Inmaculada’, por ejemplo, cuando los atraen y los vinculan a la banda criminal los ponen primero en acciones de microtráfico, como campaneros y expendedores de drogas. Pero no sin antes iniciarlos en el consumo de alucinógenos.
Poco a poco, cuando van escalando pasan a ser entrenados en manejo de armas, como revólveres, pistolas, miniuzis y fusiles. Según fuente oficial de la Policía, en estos casos, involucran a escuelas de seguridad privada o sitios de entrenamiento ilegales en zona rural con dianas o láminas, a larga y corta distancia.
Como en un entrenamiento, empiezan a conocer las armas, a cargarlas con las municiones, aprenden a manejarlas, a cómo sostenerlas con ambas manos, cómo adiestrarse con la mira frontal para luego disparar a determinadas distancias. Estos entrenamientos, como en escuelas de seguridad privada, los grupos armados ilegales los realizan en zonas rurales y apartadas.
Presuntos miembros de la banda La Inmaculada, de Tuluá. Foto:Fiscalía
Estas temidas ‘escuelas de sicarios’ emplean a menores desde que son niños. Los vinculan desde los 12 años, debido a que si son aprehendidos, la ley es más flexible para ellos así hayan cometan homicidios, pues son asumidos como infractores que terminan en centros de resocialización y no en las cárceles colombianas.
Además, las bandas aprovecharían que son niños y adolescentes de familias sin figuras maternas o paternas, de estratos bajos y que pueden ser consumidores adictos a sustancias alucinógenas, entre ellas, cocaína rosa o 2CB. Esta es otra manera de manipulación por ‘La Inmaculada’ o ‘La Oficina de Tuluá, como se reconoce a sí misma.
Aracelly Montoya Serna aparece en el cartel con recompensas de hasta $ 100 millones. Foto:Policía Nacional
Según las autoridades, en Tuluá, estos niños y adolescentes también son atraídos con videojuegos relacionados con matar personas para pasar a la realidad, suministrándoles armas de corto y largo alcance.
Alias Chinga Miguel es uno de esos temidos ‘aprendices’ de ‘la Inmaculada’. Había sido aprehendido el 31 de diciembre de 2023, en esa noche de celebración de Año Nuevo. Las autoridades lo señalaron como la persona que le habría disparado al concejal de Tuluá Eliécid Ávila, en ese final de año. Ese impacto le cegó la vida al cabildante, dos días después, el 2 de enero de este 2024.
‘Chinga’ ha sido uno de los sicarios a sueldo, al servicio de la banda ‘la Inmaculada’. Estaba en el centro El Redentor, en Bogotá, y de allí se escapó en 2024, cuando Tuluá estaba conmocionado porque hasta ese momento eran dos los cabildantes asesinados en el Valle, en menos de cuatro meses: el conservador Carlos Arturo Londoño, y la de lideresa y funcionaria Claribet Ocampo, el 19 de abril del año pasado.
Estos hechos se sumaron al posterior crimen del concejal de Jamundí John Freddy Gil, del Movimiento Alternativo Indígena y Social (Mais). Ocurrió el 27 de abril de ese 2024.
Pero, cada vez más son los casos que involucran a menores como agresores en el Valle del Cauca y en el país. Uno de los casos más recientes en este 2025 fue el homicidio por sicariato de un joven, de 19 años, en el barrio Municipal, en el nororiente de Cali.
Los agresores huyeron en un vehículo y en una moto para luego ser capturados en una casa del barrio Asturias, en el oriente caleño. Allí estaban cinco adultos detenidos y cuatro menores señalados de presuntamente haber participado en el homicidio en una ciudad donde hay más de 75 bandas criminales y delincuenciales, y donde los disidentes del frente ‘Jaime Martínez’ vienen ocultándose en barrios del mismo oriente, en el distrito de Aguablanca.
Claro está que la principal zona de concentración de la disidencia ‘Jaime Martínez’ es el área rural del municipio de Jamundí, así como en zona rural de Dagua, en el occidente vallecaucano. Limita con Buenaventura, donde este mismo grupo armado ilegal también se encuentra en su zona de corregimientos.
Los disidentes de las Farc en Jamundí emplean redes sociales con videos para atraer a los menores y reclutarlos en sus filas. En nueve años van más de 60 menores y jóvenes desaparecidos y secuestrados en Jamundí, de acuerdo con denuncias registradas por el Instituto Nacional de Medicina Legal.
Jóvenes desaparecidos y asesinados en Tuluá por estos reclutamientos
A su vez, menores aparentemente vinculados con ‘la Inmaculada’ no están ajenos de sus actividades cotidianas, de acuerdo con una fuente judicial de la Policía Nacional. Siguen en sus hogares, acuden a estudiar a los colegios y a programas lúdicos del municipio.
Andrés Felipe Hernández García, cuya cabeza fue hallada el 24 de abril en Tuluá. Foto:Archivo particular
Esta situación se registra mayormente en viviendas de áreas rurales de Tuluá, como el corregimiento de Aguaclara donde está buena parte de menores reclutados por la banda, aunque también en barrios vulnerables del casco urbano.
De Aguaclara desapareció el joven Andrés Felipe Hernández García. Fue el pasado 24 de abril, cuando las autoridades reportaron el hallazgo de la cabeza de la víctima en el barrio Quintas de San Felipe, del casco urbano de Tuluá.
A las 24 horas siguientes, en las aguas del río Tuluá flotaba un cuerpo sin cabeza, a la altura del barrio La Playita.
Cristian Camilo Grajales. Foto:Archivo particular
Aunque muchos sospechaban que podría ser el cuerpo del desaparecido, cuya cabeza había sido hallada en aquel 24 de abril en el barrio Olímpico, se descartó que se tratara de la misma víctima.
Tuluá se conmocionó por un segundo decapitado. La nueva víctima fue identificada como Cristian Camilo Grajales Henao. Tenía 25 años.
Cristian Camilo Grajales, hallado decapitado en el río Tuluá. Foto:Archivo particular
Vendettas, atentados y asesinatos de menores y jóvenes
Estos y más menores y jóvenes involucrados con la banda quedan inmersos en una dinámica de miedo, pues si el grupo armado sospecha de alguna deslealtad o acción que vaya en contra de sus integrantes, les pueden declarar una sentencia de muerte. Ese habría sido el caso del joven Hernández García por una presunta retaliación a una supuesta traición.
En Tuluá se registraron 16 homicidios solo entre el primero y el 27 de abril de este año, algunos relacionados con la banda.
Pero también hay vendettas entre ‘la Inmaculada’ y otras bandas con influencia de la mafia, como ‘los Rastrojos’. Esta última, según la Policía Nacional, tiene presencia en municipios del norte del Valle, como el área rural de Bolívar.
Uno de los corregimientos donde hay menores y jóvenes miembros de ‘los Rastrojos’ es La Primavera, en Bolívar, de acuerdo con la fuente judicial. Allí hay menores que se movilizan en motocicletas para la banda.
Cae menor de ‘los Rastrojos’
Uno de esos menores de ‘los Rastrojos’ fue aprehendido con un arma de fuego, en el último mes, al ser investigado por el robo de una moto que hizo parte del ataque de sicarios motorizados, el primero de junio de este 2025, en contra de un equipo juvenil de fútbol que había acudido a la final en Huasanó, en el corregimiento del municipio de Trujillo, noroccidente vallecaucano.
Esta es una liga que había arrancado en febrero de este año con participación de 12 equipos de veredas, zonas rurales de Trujillo y Riofrío, y de otras localidades del norte, del noroccidente y del centro del departamento. En la final se enfrentaron los equipos de Old Trafford y Strongers F.C. El primero quedó campeón.
Luego, al regreso de los integrantes de Old Trafford a Tuluá, en la vía entre Huasanó y Riofrío, motociclistas les dispararon y dejaron a dos jóvenes heridos, uno de ellos, un futbolista de Old Trafford.
Los municipios de Riofrío y Trujillo también son áreas con influencia de ‘los Rastrojos’ que se disputan con otras bandas y buscan delimitar el paso de ‘la Inmaculada’, en esta zona.
Guerra con menores sicarios
Entre 2016 y 2017, ‘los Flacos’ se constituyeron como la principal estructura de expendio de estupefacientes en el norte del Valle con alianzas con ‘la Cordillera’, banda del Eje Cafetero, y el frente ‘Ernesto Che Guevara’, del Eln que tiene presencia en Chocó, en límites con los departamentos de Risaralda y Valle del Cauca.
‘Los Flacos’ emplearían un modelo único en la jurisdicción que es el uso de marquillas (cambiadas constantemente y sectorizados en los municipios), orientando así la ejecución de homicidios, contra expendedores no conexos, a quienes denominarían ‘vendedores de contrabando’.
‘El Flaco’, Jhon Freddy Montoya Serna, ha sido su principal cabecilla con su hermana y otros hermanos, también a cargo. El 12 de agosto de 2022, ‘el Flaco’ fue recapturado, luego de tener detención domiciliaria y hoy sigue tras las rejas, en la cárcel de La Dorada, en Caldas.
El ‘Flaco’ empezó en ese macabro paso por dominar el territorio en 2013, cuando la banda estaba emergiendo en Cartago. Este máximo cabecilla era emisario de ‘Otoniel’, jefe del ‘clan del Golfo’ y un exparamilitar del Bloque Calima de las AUC. Además, fue la mano criminal de brazos de narcotraficantes, como Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, y alias 31, quienes crearon la oficina de cobro ‘la Terraza’, en Risaralda.
El 13 de febrero de 2024, ‘los Flacos’ llegaron a Ansermanuevo buscando a ‘Careniña’, de la banda ‘la Nueva Generación’. Esta es una facción de ‘los Flacos’ que surgió en 2021 por una disputa de poderes.
‘Los Flacos’ y ‘la Nueva Generación’ han venido siendo vinculadas con reclutamientos de menores para que cumplan sus órdenes. A ‘los Flacos’ los relacionan con macabros asesinatos y desapariciones de adolescentes y jóvenes en Cartago y en otras áreas del norte del Valle. Más de una veintena de jóvenes y menores han desaparecido en dos años y solo seis fueron hallados con vida.
Una fuente judicial indicó que ‘los Flacos’ tienen predios en la zona rural de Cartago, como la finca El Rincón que tenía una extensa laguna. Allí eran arrojados cuerpos de jóvenes y menores desaparecidos en este municipio del norte del Valle del Cauca. De hecho, fue allí, donde los familiares de Nasly Daniela Santiago y Nicolás Aristizábal, después de su desaparición en Cartago, el 3 de junio de 2023, encontraron sus cuerpos incompletos. El hallazgo sucedió el 13 de agosto de ese mismo 2023.
Nasly Daniela tenía 17 años al igual que Sebastián cuando fueron raptados. Días antes de su desaparición, según versiones de familiares, Nicolás habría sostenido una discusión con uniformados de la Fuerza Pública que, presuntamente, lo habrían esposado y agredido y así, los Aristizábal Gómez lo habrían señalado en una queja en la Procuraduría, dos meses después de que la pareja fue hallada sin vida.
En ese 3 de junio, Nasly y Nicolás se habían citado para salir y estaban juntos en la casa de la menor, en el barrio Santa Ana, donde la Policía hizo un allanamiento en ese mismo día, en busca de un integrante de la banda criminal. Sin embargo, como lo manifestaron voceros de la alcaldía en ese entonces a EL TIEMPO, se habló de un ajuste de cuentas de bandas, pero la misma familia de Nasly Daniela ha insistido en que no tiene relación con ninguna actividad ilícita como el microtráfico.
En esta historia, también hay versiones de que la Policía debía haber allanado en un comienzo la vivienda de al frente de la familia Santiago, buscando a alias Chávez, de ‘los Flacos’, como en efecto lo hizo horas después y donde, al parecer, solían ocultarse miembros del grupo armado.
Tras el clamor por el regreso de Nasly y Nicolás con marchas y plantones, una llamada telefónica a la familia del joven alertó que sus cuerpos estaban en la laguna cerca al batallón Vencedores del Ejército. Por eso, los dolientes buscaron la manera de que organismos de socorro y otros estamentos lograran secar este espejo de agua.
Tres días más tarde del hallazgo de los cuerpos, la motocicleta de Sebastián fue recuperada en un predio privado. Al parecer había sido lavada.
Asimismo, las autoridades revisaron el teléfono celular de Nasly Daniela y aparecían, presuntamente, llamadas a Ansermanuevo, municipio del norte del Valle con injerencia de la banda ‘Nueva Generación’, facción de ‘los Flacos’ que surgió en 2021 por una disputa de poderes. ‘Los Flacos’ le han declarado la guerra a la facción y cometido masacres en Ansermanuevo, en 2024, para hallar a miembros de ‘la Nueva Generación’.
Estas bandas del norte de la región han heredado las cruentas acciones del llamado ‘cartel del norte del Valle’ y las de las desmanteladas autodefensas que luego pasaron a ser grupos paramilitares, como el ‘clan del Golfo’.
Esa herencia la recogieron ‘los Flacos’, que extendió sus tentáculos desde Cartago hacia Ansermanuevo y a los también municipios del norte vallecaucano de El Águila, Obando y Alcalá, así como a algunos municipios de los vecinos Risaralda y Quindío para mover cargamentos de cocaína y marihuana desde zonas de producción ilegal en Cauca a denominadas plazas de vicio. Las principales de estas últimas, ubicadas en Cartago y las demás en Ansermanuevo, Alcalá, Obando; Puerto Caldas y Pereira, en Risaralda, y en La Tebaida, Armenia y Quimbaya, de Quindío.
La familia de Daniela Santiago siempre ha asegurado que nunca las autoridades establecieron el móvil del asesinato de la joven, afirmando que ni ella ni Sebastián tenían acercamientos con acciones de los ilegales, tanto que sus allegados y demás familiares tuvieron que abandonar Cartago por amenazas de muerte.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali