Economía

Rodeamos la vida con dignidad y esperanza – En un click

Rodeamos la vida con dignidad y esperanza

 – En un click

Comienza el mes de septiembre, el período que la sociedad colombiana asumió como una luna de paz, y en la que es marco de 7 a 14 Semana para la paz No. 38. Durante este período, la comunidad, las organizaciones sociales, las instituciones educativas, las iglesias, los grupos culturales y la ciudadanía se unen a las actividades de reflexión, movilización, arte, pedagogía y memoria. 9. SEPTIEMBRE El Día Nacional de los Derechos Humanos será uno de los momentos más importantes de esta conmemoración, recordándonos que la paz y los derechos son inseparables. El lema de este año «Rodeamos la vida con dignidad y esperanza «Encarna el compromiso constante con la defensa de la vida, la verdad y la reconciliación.

Este día nos recuerda que la paz es un proceso cultural que debe transformar las relaciones sociales, políticas y económicas. Esto incluye la transición a la cultura de la paz, que reconoce la dignidad de otra justicia social, la necesidad de erradicar todas las formas de discriminación y garantía. También está cultivando el respeto por la diferencia y la capacidad del proceso de conflicto a través del diálogo y la no violencia. En este sentido, septiembre se convierte en una luna pedagógica, donde ciertas obligaciones y colectivas para mantener el horizonte de la coexistencia y la reconciliación. Semana para la paz es el testimonio de las fuerzas de la ciudadanía, que logró unir varios votos para la defensa de la vida y los senderos abiertos hacia la reconciliación.

La desigualdad social, la concentración de la tierra, la exclusión política, el racismo, la corrupción, las comunidades de abandono cognitivo e histórico institucional en enormes territorios siguen siendo lesiones abiertas que interfieren con la reconciliación. La semana para la paz también es un recordatorio de que los acuerdos de paz deben estar acompañados de profundas transformaciones en la economía, la justicia y la vida política del país. Sin el revestimiento de estas raíces, la violencia siempre encontrará nuevas pistas de reproducción.

El contexto actual nos muestra una emergencia Un llamado claro y fuerte a los actores armados para que renuncien a conflictos armados en todos los territorios. La permanencia de las hostilidades, los ataques indiscriminados y los hechos de violencia que afecta principalmente a las comunidades en peligro de extinción requieren una respuesta inmediata. Los actores ordenados, legales e ilegales deben estar de acuerdo con las reglas del derecho internacional humanitario (DIH) y garantizar la protección de la población civil, que nunca debe tratarse como el objetivo de la guerra.

Como parte de este mes, los ciudadanos requieren partidos políticos y candidatos para el Congreso y la presidencia de acuerdo con el momento histórico. Es urgentemente necesario elevar el nivel de consideración pública, dejando atrás el odio, la descalificación y la mentira. El debate político debe basarse en argumentos sólidos, propuestas sostenibles y respeto mutuo. La sociedad de la paz no acepta que las campañas electorales sean escenarios de polarización destructivos; Por el contrario, requiere que el fortalecimiento de la paz sea el eje central de la propuesta y el comportamiento político.

En este entorno necesidad urgente de aprobar el acuerdo nacional que pide a todos los sectores sociales y políticos del país. Este acuerdo debe continuar con el espíritu de la constitución política en 1991. Año, que dedicó a Colombia como una situación social, es decir, el país en el que la dignidad humana, la justicia social, la igualdad y los conceptos básicos de participación democrática del pacto colectivo. Resolución para el término constitucional significa garantizar los derechos, la difusión de la libertad y la transformación de la estructura que se mantuvo con violencia y exclusión.

Hoy más que nunca, Colombia necesita unidad en un proyecto conjunto variable que ponga la vida por encima de la muerte, la colaboración en el conflicto y la solidaridad sobre el indiferente. La reconciliación no significa olvidar, pero la construcción de la verdad y el reconocimiento del dolor, la confianza debe transferirse a una vida articular y senderos abiertos para nuevas generaciones.

El lema de este año debe convertirse en una guía de acción que se centre en la protección de la vida, el cuidado de la dignidad de las personas y mantener la esperanza del país vivo para no renunciar al sueño de la paz a pesar de sus heridas. Semana para la paz, la paz de la luna y el Día Nacional de los Derechos Humanos, en resumen, no se debilitan en la construcción del futuro en el que prevalecen la justicia, la reconciliación, la coexistencia y la condición social.

Luis Emil Sanabria D.

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