
Mientras que el gobierno nacional decide si fortalecer los esquemas de seguridad de los candidatos presidenciales, mientras Acelerar Estude que decide a qué solicita asistir y qué no, los partidos políticos no pueden quedarse con los brazos cruzados.
La democracia colombiana, hoy amenaza más que nunca, no puede darse el lujo de ocultar a sus candidatos, mientras que los delincuentes caminan en silencio a través de cuadrados públicos.
Lo que le sucedió a Miguel Uribe es una campana de advertencia. Duele, está indignado, pero eso también debe llamarnos a la acción. La lucha democrática no puede ser detenida. Los candidatos deben continuar su trabajo, pero necesitan garantías reales y eficientes.
Si el gobierno no quiere o no puede proporcionar estas garantías en este momento, entonces es en los partidos políticos operar. Asumir su responsabilidad y reservar los recursos necesarios para proteger a aquellos que representan sus ideas. No hay una pronunciación válida para permitir, menos de un año después de las elecciones, los candidatos deben ser eliminados en sus hogares por temor a ser atacados.
El abandono de las campañas callejeras sería tanto como las amenazas. Se entregaría, sin resistencia, a la futura Colombia a aquellos que desean arrebatar la libertad y la democracia.
Por lo tanto, hago un llamado urgente a los partidos políticos: no permita que el miedo nos silencie a aquellos que quieren representarnos. Las campañas reactivan. Protéjlos. Los apóned. Porque Columbia los necesita más que nunca.
Como dijo Luis Carlos Galán: «No hay paso atrás, siempre al frente». Esa herencia nos inspira a continuar luchando, sin miedo, por la democracia.
Ricardo Ferro