
El fin de la democracia es CatedralUna red informal y descentralizada de instituciones que ejercen control ideológico sobre sociedades abiertas, similar a la catedral medieval del poder centralizado y cultural. La «Catedral» es una alianza entre la Academia y el Periodismo, la Fundación, las burocracias estatales, los creadores de contenidos y las organizaciones no gubernamentales, que actúan como guardianes de la ideología progresista dominante. La Catedral es un concepto desarrollado por Curtis Yarvin, bloguero y polémico estadounidense, creador del concepto de ilustración oscura y una especie de íconos en medio de la guerra cultural e ideológica desencadenada por el crecimiento de la magia.
La catedral no es un complot y el concepto está lejos de las teorías de la conspiración como «condición profunda». Más bien, es un «consenso orgánico» que establece dogmas y verdades morales indiscutibles sin recurrir a la coerción directa. Para el filósofo de los Países Bajos, la Catedral es el fenómeno del «progresismo entrópico» que acelera el colapso del capitalismo. Pero la idea no es nueva, dice Joseph de Maiste en su obra sobre el Papa, sino que considera el igualitarismo ilustrado especialmente como la forma elitista de coerción social, un liderazgo artificial alejado de las jerarquías naturales.
Es cierto que la Elite creó una democracia, Christopher Lasch describe este fenómeno en la rebelión de la Elite, cuando transformaron el liberalismo en el enemigo de la libertad. La catedral es directamente responsable de la crisis de la democracia y provoca un colapso social con consecuencias impredecibles.
La Catedral ya ha sido calificada en Colombia por Álvaro Gómez Hurtado, como un «régimen». Era necesario que Gómez «derrocara el régimen» para que la Compañía pudiera llegar a un «acuerdo de base», porque el régimen sólo puede existir en relación con el acuerdo o más allá de ese acuerdo. El régimen opera fuera del pacto social y crea una hegemonía política autónoma, marginal y no conductora. El régimen, como el de La Catedral, es una acción indirecta y de violencia constante contra los ciudadanos.
Figuras singulares como Jorge Elieker Gaitán, Rojas Pinilla y Álvaro Uribe, también posicionaron a la ciudadanía y en el caso de Uriba, porque fue un desorden que provocó que el Catedo reemplazara de facto el pacto de hegemonía del 91. Creando un nuevo pacto, marginal y algunos, con el terrorismo, que extrajo a la sociedad en un escenario vertiginoso de otro Pacto, este con el crimen organizado. El régimen nos impuso la dinámica que parte del Pacto del 91 en el pacto de Stučor.
Nick Land dice que la catedral es responsable del retraso en la adopción de nuevas tecnologías y de detener la riqueza del capitalismo, mediante la promoción de fugas masivas debido al movimiento wok, empujándolos al oscuro mundo de los sobornos y la violencia tribal. Por eso es necesario «derrocar el régimen».
Si no devolvemos pronto el poder a los ciudadanos, la empresa quedará en manos de la nueva élite extremista subdesarrollada. Una catedral de régimen primitivo o criminal.
Es necesario optar por la energía y la posición extrema para disuadir la revuelta y renovar la libertad de los ciudadanos, Yarvin lo llama «la promoción de la nueva y auténtica legitimidad popular». Ya aparecen los datos de quién entiende, o quiere decir, la magnitud de lo que se trata y quién sabe que debe jugar del lado de los ciudadanos. Para utilizar un tropo que Yarvin propone a la catedral, es necesario expulsar a los falsos sacerdotes y devolverlo a los creyentes.
Jaime Arango