


En las aldeas de Calamar y San Estanislao de Kotska, a las costas del Canal Dike, En el departamento de Bolívar, donde el sol es un martillo implacable y el viento un susurro con viejas tragedias, La historia de la violencia no es un libro cerradopero Un rumor de esperanza y justicia que brilla en el brazo artificial del río Magdalena.
Durante años, la violencia sembró el miedo como aquellos que sembraron maíz en tierras fértiles, obligando a los hombres a olvidar el camino de regreso y las mujeres para enterrar la esperanza en el patio de las casas. Pero ahora, algo está cambiando: Un papel y justicia de papel exhaustiva ha comenzado a florecer Entre barro y manglares, guiados por las voces de aquellos que se negaron a dejar a su gente.
La Unidad de Restitución de la Tierra (URT) con la paciencia de un artesano Hugado en la memoria de dos consejos comunitarios: Los Olivos y Juana Pino Cogolo.
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El Dirección de Asuntos Estréticos (DAE) y The Bolívar – Dirección territorial de Sucre de la urt realizó días de caracterización de efectos, que son Claves para apoyar las solicitudes de títulos colectivos y la expansión de los territorios ancestrales.
El consejo comunitario del
Olivos perdonó pero no olvides
Unidad para víctimas en Bolívar Foto:Unidad de víctimas
Ha sido un trabajo de elfos, de Escucha al viejo bajo la sombra de un palo de mangode Dibuja mapas en el piso con tu dedo y para documentar el peso de un dolor que ha pasado de generación en generación.
No es un procedimiento simple, sino un acto de curación.
«Estos procesos hacen visible la memoria, las raíces y el papel principal de los líderes, conocimientos, jóvenes y familias, que hoy luchan por el reconocimiento legal de sus territorios y la garantía total de sus derechos», dice Rafael Eduardo Morales, director territorial de la URT en Bolívar, para quien la restitución étnica es el nombre de la paz.
El Consejo Comunitario de las Olivas es una evidencia viva de que la terquedad del alma puede más que el olvido. Es una de las organizaciones más antiguas del Caribe, una comunidad afro -descendiente cuya vida se mide por el pulso del Ciénaga del trabajo, que consideran el corazón de su existencia.
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Consejo Comunitario de Juana
Justicia de Pino Cogollo Claama
Ciénaga la Luisa en Bolívar Foto:Archivo privado
Este pantano no es un espejo de agua, es una troncal donde mantienen las costumbres, las canciones y el sustento de que este cuerpo de agua siempre les haya dado.
En julio pasado, la Unidad de restitución de tierras se sentó con ellos, no para interrogar, sino para escuchar. Con cartografías sociales, grupos focales e historias interminablesLos límites de un territorio que es más vasto en la memoria fueron documentados que en los mapas catastrales.
La demanda que esta comunidad presentará ante los jueces no solo buscará una extensión de una tierra de título, sino que será una carta de reclamo a la historia, Un grito de una justicia larga y esperada.
A algunas ligas, el Consejo Comunitario de Juana Pino Cogollo es la expresión viva de la resistencia. Una vez que fueron desterrados de su hogar ancestral en el distrito de El Bayano, El desarraigación los golpeó como una tormenta.
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Canal del Dique en el apogeo de San Estanislao de Kotska y Soplaviento (Bolívar). Foto:John Montaño / The Time
Pero en lugar de inclinarse, reconstruyeron su mundo en el sector de Las Piedras. El ciénga de la Luisa se convirtió en su nuevo hogar, donde La pesca artesanal fue el hilo que tejió sus nuevas vidas. Su historia es un testimonio de la fuerza de la identidad, un recuerdo tan fuerte que se negó a desaparecer.
Desde 2024, con el apoyo de la URT, han recolectado cada pieza de su historia para reclamar un título colectivo de tierra en la tierra que defienden hoy con el cuerpo y el alma.
Esta comunidad llevó a cabo su día de caracterización en julio pasado, que no era un simple levantamiento de datos; Era la validación de un derecho que la violencia no podía arrebatarlos.
Las demandas serán presentadas por estas dos comunidades entre agosto y octubre de este año, para poner fin a un largo prólogo de sufrimiento.
Olivos y Juana Pino Cogollo, dos comunidades que anteriormente representaban el dolor de una guerra olvidada, hoy están emergiendo como la cara de un reparación transformadora, una promesa de tierra y memoriaque hoy busca la paz que ha sido tanto esquivar.
Además, lo invitamos a ver nuestro documental ‘Explotación sexual en Cartagena: Voces silenciadas’
Documario del periodista Jineth Bedoya. Foto:
Cartagena