Cada hora, una mujer denuncia ser víctima de diferentes modalidades de violencia en Cali, de acuerdo con datos del Comité Interinstitucional (Cimu).
Entre enero y el pasado 6 de noviembre, 7.767 mujeres fueron atendidas por distintos hechos, encendiendo las alarmas en la capital del Valle del Cauca.
40 % de agresores de víctimas entre 18 y 29 años, las exparejas
Rechazan violencias contra las mujeres en el país. Foto:Santiago Saldarriaga
Según la Personería de Cali, particularmente es preocupante que el 40 % de los agresores de mujeres jóvenes, con edades entre 18 y 29 años, sean exparejas, lo que evidencia patrones de violencia en relaciones afectivas tempranas, cada vez más frecuentes.
El panorama se conoce cuando este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Aún más alarmante resulta que, en el caso de las mujeres mayores de 60 años, el 63 % de los agresores sean sus propios hijos, una violencia silenciosa, cotidiana y profundamente oculta en los entornos de cuidado.
Los datos del Cimu también revelan que las mujeres con edades entre 18 y 34 años concentran la mayor cantidad de agresiones físicas y sexuales, mientras que las mayores de esos rangos presentan los índices más altos de negligencia, abandono y violencia económica (44 %), reflejando un ciclo persistente de vulnerabilidad y desprotección.
Es por ello que en entidades como la Fundación WWB Colombia, el Observatorio para la Equidad de las Mujeres y la Personería de Cali hacen un llamado contundente a las autoridades y a delegados del sistema distrital de protección para fortalecer las rutas de atención, intensificar las acciones preventivas y garantizar respuestas oportunas y eficaces frente a cualquier forma de violencia basada en género.
Rechazan violencias hacia las mujeres. Foto:Santiago Saldarriaga
Ninguna cifra es aceptable cuando se trata de la vida, la dignidad y la integridad de las mujeres, dijo el personero distrital, Gerardo Mendoza.
«La Personería de Santiago de Cali rechaza de manera categórica estas cifras que representan una grave vulneración de los derechos de las mujeres, y advierte que esta situación exige acciones urgentes, articuladas y sostenidas por parte de todas las autoridades responsables», sostuvo el titular del Ministerio Público de la capital del departamento.
Esa alarma venía desde antes, pues hasta septiembre iban 3.528 reportes, solo por violencia intrafamiliar o en los hogares, la cifra más alta de los últimos seis años y la segunda más elevada de toda la década, de acuerdo con cálculos de Cali Cómo Vamos con base en registros de la Policía Nacional. Con base en ese dato, cada dos horas, una mujer denunció ser víctima de violencia en su vivienda.
En ese mismo periodo de los primeros nueve meses del año, 851 mujeres denunciaron delitos sexuales, una cifra que representa un aumento del 17,5 % frente a 2024 y constituye el registro más alto de los últimos cuatro años.
Marcha contra la violencia hacia las mujeres. Foto:Archivo EL TIEMPO
En comparación con los hombres, ellas concentraron el 73 % de las denuncias por violencia intrafamiliar y el 84 % de las denuncias por delitos sexuales. Esto significa que la violencia de género sigue siendo una realidad persistente.
“En la última década (2016-2025), las mujeres representaron entre un 71% y un 82% de las denuncias de violencia intrafamiliar en la ciudad, y más del 80% de las denuncias de violencia sexual a lo largo de los últimos 10 años.
Analistas indicaron que existe una concentración sostenida de estos tipos de violencia en ellas. En el caso de la violencia sexual hay un agravante: las caracterizaciones por parte de Medicina Legal de las víctimas han permitido identificar que dos de cada tres mujeres víctimas eran menores de edad», dijo Danny Angarita, líder técnico de Cali Cómo Vamos.
¿Qué significa el aumento de denuncias?
Para María Camila Hernández, investigadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, esto puede tener dos interpretaciones: “Por un lado, puede interpretarse como un fenómeno positivo que deriva de un mayor acceso y visibilización de canales de denuncia, que legitima y fortalece las rutas institucionales existentes. Por otro lado, demuestra la prevalencia alarmante de entornos inseguros y violentos para niñas y mujeres. Los espacios públicos y privados son entornos de riesgo”.
En cuanto a los feminicidios en la ciudad, entre enero y noviembre se tipificaron tres casos, el número menor de los últimos 11 años.
En 2024 se registraron ocho feminicidios durante ese lapso, según cifras oficiales.
“Este descenso podría interpretarse superficialmente como un avance. Sin embargo, es importante aclarar que la tipificación del feminicidio como delito ha traído retos importantes en el registro de estos casos. Por ejemplo, el Observatorio de Feminicidios registró 41 casos de feminicidios en el Valle del Cauca para lo que va de 2025, mientras que las cifras oficiales registran siete”, añadió Hernández.
La violencia contra las mujeres también se sostiene y perpetúa en desigualdades económicas.
Rechazo hacia violencias contra las mujeres en Valle y en el país. Foto:Archivo EL TIEMPO
Según cálculos de Cali Cómo Vamos con base en datos del Dane, entre julio y septiembre de 2025, la tasa global de participación laboral en Cali–Yumbo fue del 73,8 % para los hombres y del 56,2 % para las mujeres.
Además, aunque la tasa de ocupación femenina en ese mismo trimestre (50,9 %) fue la más alta de la última década, siguió siendo significativamente menor que la de los hombres, con una diferencia de 18 puntos porcentuales.
“La brecha de género en la participación en el mercado laboral ha sido una constante en la ciudad. Uno de los factores que más influye en que esta brecha se presente y persista es la mayor carga de labores de cuidado y oficios del hogar que asumen las mujeres frente a los hombres, lo cual limita su desarrollo profesional. Por ejemplo, en nuestros análisis hemos identificado que los oficios del hogar como principal actividad fue cinco veces más común en mujeres que en hombres durante 2024 (37 % vs. 7 %)”, sostuvo el líder técnico del programa Cali Cómo Vamos.
Para la Fundación WWB Colombia, la violencia basada en género no puede abordarse únicamente desde la denuncia o la sanción. La respuesta más efectiva, aunque menos visible, está en fortalecer la autonomía económica de las mujeres, condición indispensable para romper los ciclos de dependencia que sostienen la violencia, dijeron en la entidad.
Según la Fundación WWB Colombia y el Observatorio para la Equidad de la Mujeres, la evidencia es contundente: los hogares encabezados por mujeres siguen siendo los más golpeados por la pobreza, la carga desproporcionada de cuidado —las mujeres emprendedoras dedican aproximadamente ocho horas diarias al cuidado— y la limitada inclusión financiera.
Informes recientes muestran que las brechas en acceso a productos financieros con enfoque de género persisten y limitan las oportunidades de crecimiento económico para miles de mujeres en el país.
“La violencia de género empieza con la dependencia y la precariedad; se alimenta de una desigualdad que les roba a las mujeres la capacidad de elegir. Por eso, invertir en la autonomía económica de las mujeres no es un lujo social; es la política de seguridad más efectiva que tiene un país. Cuando una mujer puede decidir sobre sus ingresos, puede también decidir sobre su vida y sobre su libertad”, expresó la presidenta de la Fundación WWB Colombia, Daniela Konietzko.
La violencia persiste en entornos digitales
Las mujeres no son violentadas únicamente en espacios físicos, sino que estas prácticas se refuerzan en los entornos digitales. Las cifras son alarmantes: al menos, el 53 % de las mujeres que utiliza Internet en sus trabajos, en actividades como atender reuniones virtuales, enviar correos electrónicos o responder chats, ha sufrido algún tipo de violencia de género, a través de plataformas digitales.
La cifra surge de una investigación del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, para la cual, 470 mujeres empresarias o trabajadoras en Bogotá, Medellín y Cali fueron encuestadas.
El porcentaje de aquellas que reconocieron haber padecido violencia digital es muy superior a los comparativos internacionales.
“Las estimaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Europa dicen que el 23 % de las mujeres ha experimentado violencia de género en el ámbito digital. Sin embargo, nuestra encuesta revela que, en las ciudades tenidas en cuenta, este porcentaje asciende al 53 %. Las agresiones más frecuentes son el envío de contenido sexual u ofensivo sin autorización, el acoso o seguimiento en redes y las amenazas en línea”, dijo Natalia Escobar, investigadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres.
Las agresiones más frecuentes son el envío de contenido sexual u ofensivo sin autorización, el acoso o seguimiento en redes y las amenazas en línea”, dijo Natalia Escobar, investigadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres.
Las violencias que acontecen en lo digital no son fenómenos aislados del mundo real: un informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA) señala cómo el 77 % de las víctimas de ciberacoso son a su vez víctimas de otras formas de violencia por parte de sus parejas, cómo las mujeres que han sufrido algún hostigamiento digital habían tenido encuentros previos en el mundo real y cómo las tecnologías pueden usarse en escenarios de violencia doméstica para ejercer mayor control sobre las parejas.
En Colombia se han dado avances importantes en materia legislativa: la sentencia T-280 de 2022 de la Corte Constitucional reconoció la violencia digital de género como una forma grave de violencia, ordenó al Congreso legislar sobre el tema y exhortó a la Fiscalía y al Consejo Superior de la Judicatura a adoptar medidas para evitar la revictimización.
En 2024, la ley 2365 amplió el marco sancionatorio laboral para incluir el acoso y la violencia basada en género en entornos digitales, lo que obligó a los empleadores a crear mecanismosefectivos de denuncia y establecer medidas de protección para las víctimas.
A esto se suman iniciativas legislativas como el Proyecto de Ley 247 de 2024, orientado a una protección integral frente a la violencia digital de género, y la Ley 2453 de 2025, que reconoce explícitamente la violencia digital y simbólica contra las mujeres en la política.
“Sin embargo, como ocurre con los feminicidios (donde el aumento de las penas no ha detenido los asesinatos de mujeres), la existencia de normas no se traduce automáticamente en protección real. Las víctimas siguen enfrentando rutas de denuncia confusas, institucionalidad desbordada o sin capacidades técnicas en ciberinvestigación, y plataformas digitales que no siempre cooperan ni responden con oportunidad.
Por eso, el desafío ya no es solo normativo: es garantizar acceso efectivo a la justicia, fortalecer las capacidades forenses digitales, asegurar respuestas oportunas de la Fiscalía, articular rutas con enfoque de género y exigir mayor responsabilidad a las plataformas tecnológicas”, puntualizó Escobar.
‘¡No estás sola!’: esta es la ruta en caso de violencias hacia las mujeres
La Fundación WWB Colombia, a través de su estrategia de prevención de violencias basadas en género ‘Ofelia no está sola’, que ha llegado a más de 260 territorios del país y a cinco países de América Latina, enfatiza en la importancia de identificar los tipos de violencia y de seguir recomendaciones claves.
“Entendimos que no bastaba con apoyar a las mujeres en sus negocios o en educación financiera si no hablábamos también de la violencia que muchas enfrentan. ‘Ofelia no está sola’ es una estrategia pensada para sensibilizar sobre los diferentes tipos de violencia, no solo la física o psicológica, sino también la económica, patrimonial o simbólica, y para mostrarles que existen rutas de atención y pasos concretos para atenderse, defenderse y protegerse”, dijo la directora de Programas de la Fundación WWB Colombia, Johana Urrutia.
Señaló que el manual ‘Ofelia no está sola’ insta a todas las mujeres a romper el silencio y denunciar, pues cualquier intención, acción u omisión que cause daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial significa que sus derechos están siendo vulnerados. Es fundamental no esconder el maltrato, pues cuentas con muchas personas e instituciones que pueden ayudarte.
En caso de ser o haber sido víctima, el manual presenta una ruta de acción inmediata dividida en tres pasos clave.
¡Te atiendes!, acudiendo a tu servicio médico o centro de salud más cercano, incluso por urgencias, y asegurándote de reclamar y guardar tu historia clínica, ya que es una evidencia crucial.
¡Te proteges!, dirigiéndote a la Comisaría de Familia con las evidencias reunidas y solicitando una medida de protección policiva. La Comisaría se encargará de acompañarte, asesorarte, y garantizar tu protección y la de tus hijos.
¡Te defiendes!, consultando con las entidades mencionadas qué acción jurídica es la indicada para tu caso, pues tener claras las pruebas facilita el acceso a la justicia para que se inicie la investigación y se tomen las medidas necesarias.
“Nombrar las violencias y actuar es clave para transformar la cultura y reconocer que todas las personas merecemos vivir libres de violencia”, concluyó Verónica Velásquez, líder de la línea de Liderazgo y Género (FortaleSer), de la Fundación WWB Colombia.
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