Economía

* María Cano: Flor de trabajo y proletariado de votos de las mujeres en Colombia *

* María Cano: Flor de trabajo y proletariado de votos de las mujeres en Colombia *

En la rica y compleja historia de Colombia, pocas figuras han dejado una huella tan indeleble como María Cano, quien nació en la vibrante ciudad de Medellín en el año 1887. Su nombre completo, María de Los Ángeles Cano Márquez, resuena en la memoria colectiva como un símbolo de lucha y perseverancia. Conocida por muchos como una «flor de trabajo», María Cano no solo destacó como pensadora y escritora, sino que también se transformó en una incansable activista política. Se convirtió en una de las voces más influyentes en la defensa de los derechos de los trabajadores de su tiempo, alzando su voz en un contexto social caracterizado por la desigualdad y la opresión.

Originaria de la región de Antioquia y perteneciente a una familia con raíces liberales, María era la hija del maestro Rodolfo Cano y de Amelia Márquez. Creció rodeada de libros, arte y un fuerte sentido del humanismo. Como la menor de cinco hermanos, desde una edad muy temprana desarrolló una profunda sensibilidad tanto social como intelectual. Esta sensibilidad la llevó a involucrarse activamente en la vida política del país, que atravesaba una era de intensas tensiones sociales y económicas.

Su pasión por la literatura y la justicia social la llevó al corazón del Movimiento de los Trabajadores en Medellín, una ciudad que en ese momento se encontraba en las primeras fases de industrialización. En este contexto, María Cano se destacó rápidamente como una de las principales líderes de la Unión. Además, desempeñó un papel fundamental en la fundación del Partido Socialista Revolucionario. Desde esta plataforma, promovió incansablemente las ideas de igualdad, justicia y dignidad, luchando por los derechos de los trabajadores en un entorno adverso.

Los discursos y escritos de María Cano resonaron entre miles, especialmente entre las mujeres de su época. Para muchas, ella se convirtió en un faro de esperanza y guía, alzando la voz no solo en nombre de los trabajadores, sino que también marchó a su lado, organizó huelgas y se opuso energicamente a los abusos. Se convirtió en una ferviente defensora de un salario justo, jornadas laborales limitadas y políticas de seguridad en el trabajo, convirtiéndose así en un referente ineludible en la lucha por los derechos laborales.

En un contexto dominado por un fuerte patriarcado, María Cano también defendió los derechos civiles y políticos de las mujeres, posicionándose como una pionera del feminismo en Colombia. Su legado pervive en las luchas actuales, ya que abrió caminos que muchas mujeres siguen transitando hoy. En mayo de 1925, se le otorgó el apodo de «flor de trabajo», un título que simboliza su gentileza y fortaleza, así como su inquebrantable compromiso con la causa laboral y su capacidad para resistir y desafiar la represión.

María Cano cerró sus ojos en Medellín el 26 de abril de 1967, a la edad de 79 años. Vivió su vida en coherencia con los principios que defendía, eligiendo una existencia sencilla y sin lujos. Su funeral en el cementerio de San Pedro fue igualmente modesto, reflejando la humildad de su vida y su lucha. A pesar de ser marginada y silenciada por los poderes políticos de su tiempo, su legado continúa inspirado en grupos académicos, feministas y estudiantiles que reivindican su memoria.

Hoy, María Cano es recordada como un símbolo de lucha, dignidad y justicia social en América Latina. Su vida sigue siendo una fuente de inspiración para activistas, jóvenes, estudiantes, trabajadoras y mujeres que aún sueñan con un mundo más justo y equitativo. En un momento en que los derechos sociales parecen estar nuevamente en juego, la historia de María Cano nos recuerda que el cambio puede iniciar con una voz valiente que se niega a ser silenciada.

Para rendir homenaje a su memoria, deseo compartir una de sus célebres frases: «La voz femenina les grita: está construido. El edificio es la obligación de toda la legislación». Este mensaje resuena con fuerza en el presente, ya que continúa instándonos a construir una nueva nación que nos represente a todos. A pesar de los retos, es crucial no perder la esperanza ni renunciar a nuestros ideales. Al igual que reza el dicho: quien se queja, da a conocer su descontento, y eso no es suficiente.

Dediquémonos a unir fuerzas, a educar y a buscar el cumplimiento real de nuestros derechos. Nuestro trabajo no es solo por nosotros mismos, sino por millones que todavía viven en condiciones de pobreza, que se levantan cada día sin un salario digno. Consideremos a las mujeres que se esfuerzan cada mañana para enviar a sus hijos a la escuela y que, a menudo, son invisibilizadas en sus esfuerzos y sacrificios. Su lucha también merece ser reconocida y valorada.

María Cano nos enseñó a levantar la voz por aquellos que carecen de ella. Por eso, hoy la honramos y seguimos su ejemplo. Luchamos y seguiremos peleando las veces que sea necesario por las causas justas. Anhelamos un trabajo digno, salarios justos, horas extras reguladas y contratos estables que respeten y dignifiquen al trabajador.

Estoy seguro de que si estuviera viva hoy, María Cano marcharía con nosotros en apoyo a la consulta popular, vistiendo dignamente, junto a tantas otras mujeres que son parte de nuestra historia y nuestro futuro.

Marcela Clavijo

Redacción
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