

Sería una paradoja contradecir el dicho popular de que «no hay mala muerte»; Sin embargo, en el caso del activista ambiental y de derechos humanos de Providencia y Santa Catalina, Luz Marina Livingston Bernard, Es una verdadera realidad. La fama y el cariño que siempre despertó entre propios y extraños, Fueron categóricos e incuestionables.
Su muerte por ahogamiento en las aguas de Bahía de agua dulce, ocurrido la mañana de este 9 de octubre, en circunstancias aún no esclarecidas, al mismo tiempo despertó una ola de solidaridad que trasciende las ‘fronteras azules de Colombia’ destacando su riguroso trabajo a favor de Reserva de la Biosfera Seaflowerentre otras tareas sociales y ambientales.
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Isla Providencia. Foto:Jaiver Nieto/EL TIEMPO
A sus 52 años, esta isleña que siempre destacó por su perseverante lucha por los derechos de su etnia, también logró llamar la atención de la Misión Cafam tras los huracanes ETA y LOTA ocurridos en 2020 cuando guió acciones de limpieza y trabajo comunitario, labor que benefició al menos 3000 personasprincipalmente de Pueblo Raizal.
Su ausencia deja un vacío insondable, ausencia que sin duda magnifica su presencia espiritual. Sigue siendo una contradicción que esta hija de La región del Caribe ha perecido en aguas que toda la vida compartía como parte de su hábitat esencial. Tu compañera de tantas horas de radio, Annie Chapman y una larga lista de familiares y amigos se preparan para despedirse de ella.
Luz Marina Livingston Bernard falleció en Providencia. Foto:suministrado
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Los pescadores y mujeres artesanales de Old Providence y Ketlina, los agricultores, los jóvenes profesionales, atletas y músicos; los capitanes de altura, los ancianos sabios, los cocineros, los pastores y los sacerdotes; Todos dirán adiós a este visionario que dedicó más de medio siglo al servicio de una idea: la de caminar siempre por el lado abierto de la vida.
Luz Marina Livingston Bernard falleció en Providencia. Foto:suministrado
Sería una paradoja contradecir el dicho popular de que «no hay mala muerte»; Sin embargo, en el caso del activista ambiental y el derechos humanos de Providencia y Santa Catalina, Luz Marina Livingston Bernardes una verdadera realidad. La fama y el cariño que siempre despertó entre propios y extraños fueron categóricos e incuestionables.