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Luis Fernando Jaramillo, la última línea de un soñador

Luis Fernando Jaramillo, la última línea de un soñador

Por: escribe el eje 21

Bogotá, 4 de mayo de 2025. El 26 de abril, la comunidad artística y cultural de Colombia sufrió una gran pérdida con la muerte del pintor Manizaleño, Luis Fernando Jaramillo (1944–2025). Un artista cuyo trabajo no solo abarcó el uso de colores vibrantes en sus lienzos, sino que también encapsuló la esencia emocional de un país rico en historia y matices. Su legado es una prueba tangible de la profunda conexión humana que se establece a través del arte colombiano, una conexión que no solo se ve, sino que también se siente profundamente.

Luis Fernando Jaramillo no seguía las normas estrictas impuestas por las instituciones educativas; para él, la vida misma era su mejor maestro. Su formación se basaba en la intuición y la percepción aguda del mundo que lo rodeaba. Desde muy joven, identificó la pintura como su medio más íntimo de expresión. A la edad de 27 años, decidió abrazar el arte de manera definitiva, una elección que nunca abandonó. Se sumergió en la experimentación sin fin, explorando técnicas innovadoras, formas diversas y una paleta de colores que capturaba la complejidad de las emociones humanas. Se introdujo en el arte ingenuo y primitivista con una sensibilidad única, destacándose por su valentía y la pureza de su visión.

No obstante, su creatividad no se limitó a categorías predefinidas. A los 50 años, Luis Fernando dio un paso audaz al incorporar el reciclaje en su trabajo artístico, transformando materiales desechados en piezas que llevaban consigo un alma, una belleza inherente y un mensaje potente. En este período, su arte alcanzó nuevas dimensiones, volviéndose más contemporáneo y urgente. Era un maestro en convertir lo olvidado en poesía visual, pintando no simplemente para adornar, sino para provocar, para dar voz a aquellos silencios apremiantes y a la lucha por lo que realmente importa.

Su obra, rica en simbolismo y significado, ha sido expuesta en una variedad de espacios tanto públicos como privados, siempre cosechando reconocimientos y elogios bien merecidos. Cada una de sus creaciones representa una ventana a una Colombia resiliente, una que continúa floreciendo a través de los detalles cotidianos y la dignidad de los pequeños gestos.

Hoy, el arte colombiano siente la ausencia de una voz que, sin alzar el tono, tenía el poder de expresar lo inefable. Desde el eje 21 expresamos nuestras más sinceras condolencias ante su partida y extendemos nuestro cariño a su familia, amigos y discípulos, quienes siempre llevarán su legado en sus corazones.

Descansa en paz, maestro Luis Fernando Jaramillo. Que su luz continúe brillando en cada trazo, en todos los colores y en cada mirada que se detiene ante su obra, recordándonos que el arte tiene el poder de ser un refugio de suavidad, memoria y esperanza.

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