Solidaridad también viste sombrero y poncho. Así lo demostraron los asistentes la V Gran Cena Gourmet “Una Vaca para la Paz”, organizada por la Fundación Ganadería Colombia (Fundagán) con el apoyo de Fedegán-FNG, que este año logró una cifra récord: 1.500 vacas preñadas donado a familias campesinas de 27 departamentos del país.
El acto, celebrado en el Salón Grande del Club El Nogal, reunió ganaderos, empresarios, alcaldes, artistas y aliados institucionales en una noche que combinó gastronomía, subastas y compromiso social. La iniciativa, nacida en 2007, ha beneficiado a más de 5.000 familias rurales y busca reducir las brechas entre el campo y la ciudad.
“Mientras la brecha que separa el campo de la ciudad siga abierta, la paz será una promesa postergada. Una vaca por la paz no es una obra de caridad, es un acto de justicia”, dijo Carlos Luque, presidente del Consejo Directivo de Fundagán, durante su discurso.
Programa de cuidado de campo
La fundadora y primera presidenta de la entidad, María Fernanda Cabal, recordó que el compromiso con la dignidad del campesino ha sido el eje del proyecto. “La paz no se firma, se construye. Y se construye con acciones que devuelvan la esperanza al campo”, afirmó.
El padre Diego Jaramillo, presidente de la Corporación El Minuto de Dios, bendijo el encuentro. Foto:Fedegan
Conducida por el periodista Rafael Poveda y aderezada por el chef estrella Michelin Koldo Miranda, la cena tuvo momentos de emoción cuando el martillo Ricardo Barreneche, junto a Manuela Ganadera, encabezaron la dinámica de recaudación de fondos que mantuvo expectante al público asistente. vaca tras vaca.
Padre Diego Jaramillo, presidente de la Corporación El Minuto de Dios, celebró la alianza: “Muchas de nuestras familias hoy piensan en recibir una vaca gracias al apoyo de Fundagán. Este programa cambia vidas”, aseguró.
Al final de la noche, el “vacómetro”, símbolo del avance del día, marcó la cifra esperada: 1.500 vacas preñadas, meta que refleja solidaridad.
‘Una colección simbólica’: Lafaurie
El presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie, quien no pudo asistir al evento porque se encontraba en China “representando los intereses del gremio ganadero”, dijo, envió un mensaje en el que explicaba que el programa Una Vaca por la Paz tiene una esencia que va más allá de la donación material: “Cuando alguien dona una vaca preñada a un campesino en la pobrezaquien se compromete a donar el primer ternero a otro vecino en las mismas condiciones, se crean verdaderas cadenas de solidaridad”, anotó.
José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan. Foto:Archivo EL TIEMPO
Lafaurie señaló que el nombre del programa tiene varios significados. “Por un lado, representa una ‘vaca’ como las que hacemos para organizar una caminata o ayudar a un amigo, cuando cada uno se mete la mano en el bolsillo por una buena causa común”, explicó al referirse a la forma en que ganaderos, empresarios y aliados participan en la iniciativa.
También recordó el origen popular del término, ligado al propio mundo rural: “Dicen que ‘la vaca’ Tiene su origen en la recolección que realizaban los jornaleros de las haciendas coloniales mexicanas. para reponer los animales que fueron sacrificados para alimentación durante los allanamientos, marcando y recolectando ganado”, anotó.
Sin embargo, el dirigente gremial destacó que Una Vaca por la Paz es mucho más que una colecta simbólica. “Nuestra ‘vaca’ no es sólo una colección de vacas preñadas, sino una auténtica subasta de ganado en la que, a golpe de martillo, se subasta la generosidad de los asistentes, que en esta ocasión superó las 1.500 vacas, las cuales multiplicaremos por dos cuando los primeros beneficiarios cumplan con su compromiso solidario”, señaló.
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