
En política hay líneas que no deben ser cruzadas. Pero hay otros, aún más peligrosos, que se eliminan en medio de un doble discurso. El alcalde de Medelínia, Federico Gutiérrez, es uno de los críticos más sacerdotes del presidente Gustavo Petro por su política general de paz, especialmente en términos del proceso de diálogos urbanos con estructuras criminales. Señaló al gobierno nacional que diálogo con los delincuentes, legitimar las combinaciones y rendirse al crimen.
Sin embargo, esta semana, el testimonio de dos ex jefes criminales más poderosos del valle de Aburá alarmante: que estos jefes criminales ingresaron al alcalde en camiones oficiales.
Las declaraciones se presentaron al canal público, que Columbia y causó el shock nacional. No solo para lo que implica en términos de responsabilidad ética y política, sino para el contexto en el que ocurren: cuando se trata del alcalde que facilitaría la entrada de estos líderes criminales en el gobierno local, hoy es un gran enemigo del diálogo del grupo armado.
Y luego se ajusta a la pregunta: ¿qué legitimas combinaciones? ¿Quién negocia con estructuras criminales?
Porque fuera del escándalo de los medios, hay una cuestión de legalidad y legitimidad institucional. La ley es clara: la única autoridad con los poderes para implementar el proceso de paz o sumisión con estructuras armadas ilegales presidente de la república. Lo que el presidente Petro hizo al aumentar la política de paz general con un enfoque urbano, nos gusta, no nos gusta o no, en el marco legal y en el diálogo con las instituciones estatales.
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Lo que Federico Gutiérrez hizo, por otro lado, era sin la universidad, sin control, sin claridad, sin justicia ni garantía para las víctimas. Pacti debajo de la mesa, con actores ilegales, para mantener la supuesta «paz urbana» que solo se encuentran solo en el uso de fortalezas territoriales de bandas en la comuna.
Hoy, aquellos que apoyan al Presidente de Gustav Petro, también trabajan a partir de creencias éticas: los procesos de paz deben ocurrir en el marco institucional, con un enfoque restaurador y con el compromiso de romper las cadenas del crimen que históricamente han afectado nuestro territorio. No sé
Se ocupa de la impunidad o la claudicación, porque tiene la intención de ver la oposición, pero un compromiso valiente con la transformación de las causas estructurales de la violencia.
Pero esa apuesta interfiere con el cinismo. Dado que el actual alcalde Medellín no puede requerir lo que él mismo no estaba dispuesto a adherirse. No pueden ser amargos en diálogos de paz si tuvieran acuerdos informales, sin transparencia y el uso de recursos públicos del municipio.
Lo que Federico Gutiérrez tuvo que ser explorado, por lo que las autoridades judiciales determinan si surgirán los delitos durante las negociaciones con estructuras criminales sin la Constitución para eso. Hago una llamada de emergencia a la Oficina del General del Fiscal, en la oficina del General del Fiscal para actuar con diligencia y profundidad contra estos hechos.
La seguridad no está construida con pacti oscuro. Está construido con instituciones fuertes, con justicia social y voluntad política. Federico Gutiérrez no puede continuar construyendo su carrera presidencial en detrimento de ocultar su pasado. Medellín merece una discusión sincera, sin hipocresía.
Alejandro Toro