
Tres días después de que el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, se reuniera con líderes comunitarios en el vecindario de Crespo para discutir los impactos del Proyecto de Expansión del Aeropuerto Rafael Núñez, el distrito impuso un sello de suspensión a uno de los trabajos, argumentando que avanzaron sin los permisos legales requeridos. La situación se ha vuelto un punto focal de tensión, ya que los residentes expresan preocupación por los efectos colaterales que este proyecto podría tener en su entorno.
La suspensión se ejecutó en un trabajo de recinto en el sitio con referencia catastral No. 0102055540006000, ubicada en el corazón del vecindario de Crespo. Esta acción ha generado un sentido de alivio entre los vecinos, quienes han estado alarmados por la falta de transparencias en las acciones del operador, Oinac.
Operativo después de reunirse con la comunidad
Según el Ayuntamiento, la intervención se llevó a cabo sin la autorización legal correspondiente, lo que motivó una acción conjunta dirigida por la Dirección de Control Urbano, la Secretaría del Interior, la Gestión del Espacio Público y la Inspección de la Policía. La falta de permisos ha sido un tema recurrente en las discusiones entre las autoridades y la comunidad, con el fin de asegurar que se respeten las regulaciones vigentes.
El distrito explicó que el operador del aeropuerto Oinac, a cargo de las obras de extensión, no presentó los documentos que demuestran la legalidad de las obras o las autorizaciones emitidas por las autoridades competentes, como la aeronáutica civil. Esto denota una falta de diligencia de parte del operador, que ha llevado a esta intervención decisiva por parte del gobierno local.
Esta omisión obligó a las autoridades a actuar, de acuerdo con lo que se prometió durante la reunión celebrada el sábado anterior con la comunidad, donde se acordaron medidas legales, administrativas y policiales para garantizar el respeto por los derechos de los habitantes de Crespo. Esta acción es un claro mensaje de que las voces de la comunidad tienen peso en la toma de decisiones.
Este es un primer paso para ordenar y garantizar que ninguna intervención continúe afectando a la comunidad sin cumplir con las regulaciones actuales.
Emilio MolinaControl urbano directo
El inspector de policía a cargo del caso concedió un período de 60 días al operador para presentar la documentación que respalda la legalidad del trabajo suspendido. En particular, debe probar que la propiedad donde se ejecutó la intervención forma parte del polígono del aeropuerto, asegurando que existe una garantía explícita de la aeronáutica civil, como lo exige la legislación nacional. Esta exigencia subraya la importancia de actuar dentro del marco legal.
El argumento del operador: una excepción que no convence
Aeropuerto internacional Rafael Núñez en Cartagena. Foto:Carlos Capella. Tiempo de archivo
Por su parte, el concesionario de Oinac argumentó que, según el Decreto 1077 de 2015, los trabajos en los aeropuertos están excluidos del régimen de licencias urbanas, por lo que no se requerirían procedimientos ante el distrito. No obstante, la Oficina del Alcalde indicó que esta excepción no se puede aplicar automáticamente y que el operador no ha podido demostrar que la tierra intermedia está, de hecho, bajo los términos de la exención de licencias.
«La supuesta exclusión del régimen de licencia debe estar respaldada por pruebas técnicas y legales que no estaban disponibles. Por lo tanto, mientras no se verifique la legalidad del proyecto, las obras permanecerán suspendidas«, declaró el inspector de policía en su resolución, enfatizando la necesidad de mantener la legalidad en estos proyectos de impacto comunitario.
El la comunidad de Crespo ha estado denunciando durante meses que las obras del aeropuerto están generando impactos significativos en el entorno urbano, ambiental y social del vecindario, incluyendo afectaciones al espacio público, alteraciones en el paisaje, ruido excesivo y posibles riesgos estructurales para los hogares circundantes. Además, expresan preocupación por la falta de consulta por parte del concesionario y las autoridades nacionales, lo que ha minado la confianza en el proceso de expansión.
Monitoreo estricto y compromiso institucional
Aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena. Foto:Cortesía de Sacsa
En respuesta, el Ayuntamiento prometió mantener una supervisión rigurosa en las intervenciones relacionadas con el proyecto de extensión y establecer un canal de diálogo permanente con la comunidad. Esta promesa es crucial para generar confianza entre los residentes y las autoridades locales.
«Continuaremos visitando el terreno, revisando los permisos y escuchando a los vecinos. No permitiremos que el desarrollo de infraestructura se realice a expensas de los derechos ciudadanos», afirmó un portavoz de la Secretaría del Interior, subrayando su compromiso con la legalidad.
En paralelo, los líderes del vecindario y los grupos de vecinos han anunciado que continuarán ejerciendo presión social y legal para que cualquier intervención en el territorio respete las normas urbanas y se lleve a cabo con la debida consideración de las voces afectadas. Este enfoque más proactivo refleja la conciencia y organización creciente de la comunidad frente a los desafíos que presenta la expansión.
Por lo tanto, este caso se convierte en un precedente importante en el marco del megaproyecto del aeropuerto, que sigue adelante, pero ahora bajo un escrutinio más exigente de la administración del distrito y una comunidad cada vez más unida y organizada.