Tecnología

La elección del primer papa americano no tiene nada casual

La elección del primer papa americano no tiene nada casual

La llegada de Robert Francis Prevost, quien ahora es conocido eternamente como Leo XIV, ha generado un torbellino de debates y especulaciones en torno a su visión ideológica así como su enfoque hacia las innovaciones previamente instauradas por Francisco I. Iniciativas como la iglesia sinodal, la bendición de matrimonios homosexuales, el acceso a sacramentos para personas divorciadas y el debate sobre el celibato han dominado los primeros días de su papado. Sin embargo, su desafío más inmediato es de una naturaleza mucho más cotidiana y financiera: debe abordar y resolver la profunda crisis financiera en la que se encuentra el Vaticano, una situación crítica donde la poderosa iglesia estadounidense podría tener un papel protagónico.

El reto se complica por las tensiones existentes con los sectores más conservadores de la Iglesia en América durante el papado de Francisco I. A su favor, Leo XIV cuenta con un conocimiento profundo de la cultura estadounidense y sus líderes religiosos, ya que nació en Bronzeville, un barrio de Chicago.

Cuestión de fe (y dinero). El Vaticano no solo se erige como el centro del cristianismo católico, sino que también enfrenta un complicado dilema financiero. Francisco I tuvo que lidiar con esta realidad durante su papado y lo mismo le corresponderá a Leo XIV. A pesar de que la Iglesia Católica Romana tiene un vasto patrimonio de bienes, arte e inversiones, y que el banco del Vaticano gestiona activos que valen miles de millones de dólares, los ingresos del Vaticano provienen principalmente de tres fuentes: donaciones, entradas a sus museos, y los retornos de su cartera de propiedades.

La situación financiera es complicada, pero los retos a los que se enfrenta Leo XIV son claros: necesita avanzar en la supervisión y transparencia financiera de la Santa Sede, una tarea iniciada por Francisco I, y atender el creciente déficit del Vaticano. En un reciente artículo titulado «El desastre financiero del Vaticano que Francisco no pudo resolver», el Wall Street Journal indicó que el déficit presupuestario del Vaticano ha aumentado desde la llegada de Bergoglio y que su fondo de pensiones hace frente a pasivos millonarios.

Números rojos en Roma. Este tema ha estado en la agenda de Roma durante las últimas semanas. En septiembre de este año, Francisco envió una carta a los cardenales solicitando un “mayor esfuerzo”, destacando que “el ‘déficit cero’ no es solo un objetivo teórico” y haciendo un llamado a la “reducción de costos”. En una carta posterior, Bergoglio abordó un tema crucial: la salud de la caja de pensiones del Vaticano. Todo esto ocurre en un contexto de noticias relacionadas con el salario de los prelados y reportes que han situado a la Santa Sede «al borde de la bancarrota».

El verano pasado, el periódico La repubblica reveló que en 2023 el Vaticano registró un déficit operativo de 83 millones de euros, que representa un incremento de cinco millones respecto al año anterior, con un futuro cercano que no parece prometedor dado el descenso en las donaciones. En relación al agujero presente en el sistema de pensiones, recientes informaciones apuntan a cifras alarmantes: El pilar calculó que hace una década, sus pasivos indefinidos ascendieron a cerca de 1,500 millones de euros, mientras que Reuters reportó un déficit de 631 millones en 2022.

En busca de donaciones. Además de buscar una mayor transparencia y supervisión sobre las finanzas, Francisco propuso incrementar las donaciones como uno de sus objetivos antes de su fallecimiento. Días antes de ser hospitalizado, ordenó la creación de una «Comisión de donación para la Santa Sede». Este movimiento responde a la realidad de que los ingresos de la Santa Sede de sus museos sufrieron un golpe significativo durante la pandemia, y en 2024, según Reuters, el Vaticano reportó una ganancia de 45.9 millones de euros por sus inversiones.

Otro pilar crucial en la arquitectura financiera del Vaticano son las donaciones, que durante la última década han promediado alrededor de 45 millones de euros anuales, aunque en algunos años esa cifra ha superado los 70 millones. Estas contribuciones son fundamentales para el funcionamiento del Vaticano. En 2023, según datos proporcionados por la Santa Sede, la parte correspondiente al San Pedro Obol alcanzó un ingreso de 52 millones de euros, de los cuales 48.4 millones correspondieron a ofrendas y los 3.6 restantes se generaron por ingresos financieros provenientes de sus bienes.

Dos cifras: 52 y 109.4. En la declaración compartida por Vatican News, se destaca que, en comparación con las donaciones de 2022, estas aumentaron en casi cinco millones de euros. No obstante, el balance continua siendo agridulce, ya que la agencia misma reconoce que los gastos totales superaron considerablemente esta cifra, alcanzando los 109.4 millones de euros.

Estos datos son significativos por diversas razones. La primera es que el fondo está dedicado a satisfacer las necesidades de la iglesia y sostener iniciativas. La segunda es que este déficit no es nuevo, y se suma a los ya registrados en años anteriores. A pesar del incremento en las donaciones entre 2022 y 2023, el obolo sigue por debajo de los ingresos de hace solo una década.

Un país crucial: Estados Unidos. Según informes del Vaticano, la mayoría de las donaciones provienen de las diócesis, alcanzando un total de 31.2 millones de euros, mucho más que el dinero de donantes privados (2.1 millones), fundaciones (13.9) o órdenes religiosas (1.2). ¿De qué países provienen estas contribuciones? En gran parte de los Estados Unidos, que es, por mucho, el mayor benefactor, con una contribución de 13.6 millones de euros en 2023, que representa el 28.1% del ingreso total. Italia ocupa el segundo lugar con 3.1 millones, seguida de Brasil con 1.9 millones.

¿Por qué este peso? Esto se debe en parte a que Estados Unidos cuenta con una gran población católica y su iglesia posee un notable poder financiero, lo que le ha conferido un papel predominante en el ámbito eclesiástico mundial. En septiembre de 2015, solo dos años después de que Francisco asumiera el papado, la BBC reportó que las parroquias estadounidenses recaudaban aproximadamente 8.5 mil millones de euros anuales. Aunque gran parte de estos fondos se queda en las comunidades locales, el profesor Jack Ruhl de la Western Michigan University menciona el “papel importante” que juega la iglesia de Estados Unidos a nivel global.

Un análisis escrito en 2012 por The Economist sustentó aún más la noción del peso de Estados Unidos, indicando que la iglesia americana podría representar hasta el 60% de la riqueza mundial de la institución. Así, no es sorprendente que sea el principal contribuyente a la sede central, superando a Alemania, Italia y Francia. Todo, desde las renovaciones de la Basílica de San Pedro en Roma hasta la Pontificia Universidad Gregoriana, se financia en gran medida gracias a los recursos provenientes de este país.

El (otro) gran desafío de Prevost. Con esta perspectiva en mente, Robert Prevost, nativo de Chicago, enfrenta el desafío de revitalizar las finanzas del Vaticano mientras se mantiene alerta a las necesidades de la influyente iglesia de su país natal. El primer componente de su misión no será sencillo, y para lograr la segunda parte, Leo XIV deberá navegar las complejas relaciones entre el Vaticano y los prelados más conservadores que han estado en desacuerdo con Francisco en los últimos años. A esto se suma la problemática de la caída en las donaciones caritativas en el país y un clima de conservadurismo exacerbado por figuras como Trump y Vance.

Curiosamente, la preparación del cónclave coincidió con la «Semana Americana», un evento de recaudación de fondos para la Iglesia Católica dentro de los Estados Unidos, el cual se lleva a cabo anualmente después de la celebración de la Pascua. “Esta sala podría recaudar mil millones para ayudar a la iglesia. Mientras tengamos el Papa adecuado”, susurró un «invitado VIP» en una reunión en un hotel en Roma, citada por The Times. El tiempo dirá si Leo XIV logrará reconectar con los donantes estadounidenses y ayudar a las frágiles finanzas del Vaticano. Por ahora, su origen y vínculos con la cultura estadounidense representan una ventaja emocional significativa.

Imágenes | Departamento de imagen de escamas (Flickr) 1 y 2

En | Un misterio llamado Leo XIV: Todos tienen razones para estar medio felices y medio preocupados por el nuevo Papa

Redacción
About Author

Redacción