
Después: Político Draft Ace 21
Rodrigo Paz y Jorge Quiroga jugarán la oficina presidencial
La Paz, 18 de agosto de 2025. La política de Bolivia experimentó un giro histórico el domingo: por primera vez en casi veinte años, el movimiento hacia el socialismo (más) Evo Morales estaba huyendo de la competencia presidencial. En los otros problemas electorales previamente desconocidos, se enfrentarán dos figuras conservadoras: Rodrigo Paz Pereira, el Senado Democrático y el Presidente Jorge «Tuto». El resultado no solo apunta al desgaste, sino también a un país que busca redefinir cursos políticos y económicos.
Rodrigo Paz, hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora, sorprendió a los analistas y encuestas al convertirse en el líder de la primera ronda con el 32.14% de los votos, según el Sistema Electoral Preliminar (Sirepre), mientras que Quiroga recibió 26.81%. El voto de casi ocho millones de bolivianos se divorció de candidatos desde el momento en que las encuestas hicieron de su favorito, como Samuel Doria Medina, pero el apoyo inicial se distribuyó a la paz.
El éxito de la paz no solo responde al capital político hereditario, sino también a su capacidad para formular la retórica sobre la armonía y la estructura económica. «Queremos continuar con el poder productivo, estabilizar la economía y entregar a los ciudadanos prominentes contra el estado», dijo, enfatizando el eje central que explotó: la percepción de que MAS y sus aliados habían centrado, descuidado la productividad y la gestión.
El resultado de MAS es un shock difícil: su candidato oficial, Eduardo del Castillo, apenas alcanzó el 3.16% de los votos, mientras que el Senado Andrónon Rodríguez, que tenía la intención de ser un alivio de la generación, fue cuarto con el 8,22%. La desmovilización sobre la base de MAS, especialmente en el Tropical en Cochabamba, refleja la tensión interna entre el presidente Luis Arce y Evo Morales, quienes presentaron la votación cero para protestar por una política que llevó a su partido. En total, cero votos alcanzaron el 17.5%, una lista que subraya la insatisfacción popular.
Este escenario muestra alguna lectura política. Primero, el final del ciclo hegemónico de la izquierda, que gobernó Bolivia desde 2006, que se caracterizó por el poder centralizado, el grupo social y el interrogatorio internacional en su reelección. En segundo lugar, el castigo de los ciudadanos que combinan el rechazo económico, caracterizado por la inflación, la falta de combustible y el bajo crecimiento, y la desconfianza de la planificación del partido de MAS. Tercero, la aparición de un nuevo liderazgo conservador, a pesar de estar vinculado a las políticas tradicionales, logró usar votos socialmente construidos e indefinidos.
La segunda ronda del 19 de octubre se enfrenta a la paz y la quiroga, dos perfiles de raíz en Bolivia a la derecha, pero con diferentes métodos y bases. Paz es un representante de la democracia, con un método moderno y de reconciliación, mientras que Quiroga representa el MAS tradicional y crítico. Este opuesto no solo podría determinar la oficina presidencial, sino la composición futura del parlamento y la estabilidad política del país.
El impacto de esta elección va más allá del cargo presidencial. Los representantes (ALP) también mostraron un progreso significativo en la derecha: se predice la paz de PDC con 15 de 36 parlamentarios del Senado y 45 suplentes, pero libre de Quiroga garantiza 12 parlamentarios del Senado y 37 alternativas. Por otro lado, la izquierda apenas es un ser marginal: andronic con cinco suplentes y la mayor cantidad con uno. Este nuevo equilibrio de poder aumenta la administración de un escenario que requerirá negociaciones y solidaridad, en un país acostumbrado a la secretaria hegemónica durante dos décadas.
Los expertos están de acuerdo en que la votación de Bolivia no puede limitarse a un simple «castigo» por más «. Ricardo Alonzo Fernández, sociólogo y especialista en estadísticas electorales, señala que «los votos ocultos e indefinidos se han convertido inesperadamente en la paz y reflejó fenómenos que las encuestas no alcanzaron: la búsqueda de nuevas opciones contra el estancamiento político y económico». Oscar Gracia Landaeta, un politólogo, agrega que «esta conclusión apunta a una tierra polar que busca la renovación, pero también tiene el miedo a girar: correcto, en este contexto, se fusiona como un garante para la estabilidad frente al desgaste».
La elección en Bolivia, sin duda, antes y después en la historia reciente del país. El ciclo de aliento izquierdo del gobierno izquierdo no solo está perturbado, sino que también abre la posibilidad de transiciones políticas con platos prominentes que deben ser demostrados por la capacidad del gobierno y el poder legislativo. Además de votar, la clave de cómo este nuevo liderazgo tendrá éxito en estabilizar la economía, reconstruir la cohesión social y establecer un proyecto nacional que logra mantener con el tiempo y evitar los errores que llevaron a MAS a usar.
En resumen, Bolivia entra en el nivel de incertidumbre y oportunidades: un país que, después de casi 20 años de superioridad de izquierda, se esfuerza por volver a reunirse con políticas y división realistas, en el marco de desafíos económicos, sociales y de gestión que definirán su futuro cercano.