
Tratando de no perder la esperanza y no dejar que la incertidumbre se apodere de su comunidad, más de 400 familias que estaban en el Coliseo Alphaguara, en Jamundí, tomaron la decisión de comenzar a regresar a sus hogares. Todavía regresaron con miedo, después de la madrugada del horror el miércoles 23 de julio, en el que tuvieron que irse con terror con lo que alcanzaron para tomar sus manos, e incluso en camiones volcados, de poblaciones como Ampudia y La Pradera, donde el ejército y los disidentes de los frontales ‘Jaime Martínz’ llevaron luchas.
El corredor a Cauca, una de las áreas de seguridad más complejas. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / El TIempo
Aunque los militares aseguraron que la situación ya está controlada, entre los habitantes de esta área montañosa de la Tierra Xamundí, se respira la desconfianza. «Hoy la comunidad ha decidido su propia voluntad de regresar a sus hogares, continuaremos acompañando este proceso por el respeto y el cuidado que cada familia merece», dijo Paola Castillo, alcalde de Jamundí.
El presidente explicó que este regreso de las familias a sus tierras se realizó de manera coordinada entre la oficina del alcalde, la oficina del defensor del pueblo, la persona y el ejército, además de otras instituciones sociales que decidieron unirse a la ayuda.
En total había 455 personas, incluidas las que también se habían mudado del distrito de Villa Colombia. Pero, a pesar del acompañamiento institucional, todavía hay más de 800 personas que permanecen confinadas.
El funcionario dijo que cada familia recibió un kit de ayuda humanitaria para satisfacer las necesidades básicas durante los primeros días de regreso a sus tierras.
«Nuestro compromiso sigue siendo firme: proteger, cuidar y servir a nuestra gente. Agradecemos profundamente a los que se unieron y simpatizamos con sus donaciones, y recordamos que unidos con Dios somos más fuertes», dijo el presidente del municipio del Valle del Sur de Cauca.
Las unidades militares tienen combates continuos con estructuras disidentes. Foto:Efe.
Por ahora, las tropas del Ejército Nacional patrullan los diferentes lugares donde se han presentado combates. Además, permanecerán en el área mientras el gobierno local termina el proceso de ubicación de cada familia en su propiedad.
Meses de incertidumbre
La guerra que se libra en el suroeste del país avanza sin tregua y ha alcanzado una intensidad preocupante. Lo que comenzó como un nuevo brote de violencia en el área montañosa del municipio hace unos meses completó dos semanas de hostilidades, con extensiones al norte de Cauca, particularmente Suárez. Los liderazgo entre el ejército nacional y los hombres de la estructura ‘Jaime Martínez’ de las disidencias de la FARC han convertido a Villa Colombia, Ampudia y Pradera en territorios de alto riesgo.
La tercera división del Ejército confirmó a El Tiómpo que en Villa Colombia los disidentes han instalado explosivos en puntos estratégicos del área urbana, esperando la entrada de las tropas.
«Están preparados para activar cargos a medida que entran nuestras tropas», dijo el general Federico Mejía, comandante de la división.
Este escenario se ha visto obligado a desplegar a más de 600 hombres bajo la operación North Shield, que opera con extrema precaución para evitar tragedias importantes.
El control de los cultivos ilícitos, uno de los ejes de violencia desatados por delincuentes. Foto:AFP
Es un territorio estratégico
El desplazamiento de cientos de familias de Corregientos como Ampudia y Villa Colombia se debe al hecho de que representan un corredor estratégico para los disidentes, por lo que luchan con sangre y fuego contra las fuerzas públicas.
Vivir en los caminos y los corregientes de Jamundí termina convirtiéndose en un desafío: sus habitantes están en medio de un sándwich de guerra entre aquellos que desean confiscar sus territorios y aquellos que deben recuperarse y mantenerlos.
Esta situación se evidenció en las primeras horas del miércoles para un habitante de Ampudia, que pidió omitir su nombre, advirtiendo el fuerte intercambio de tiros, que luego fueron acompañados de detonaciones explosivas. «El ejército solo nos dio una hora para recoger nuestras cosas y salir, debido a la intensidad de los combates», dijo.
La instrumentalización
La presión de los grupos armados en el área es continua: muchas familias los amenazan, incluso los obligan a atacar a la fuerza pública. El general Juan Oduber Rendón, comandante de la Brigada del Tercer Ejército, dijo que este grupo armado «en su intento de instrumentalizar la población ciudadana obliga a las comunidades del sector a llevar a cabo las unidades del Ejército, y aquellos que se niegan a participar en estas acciones se ven obligados a abandonar sus hogares».
Estaciones de policía y presuntos lugares, los más afectados por los ataques disidentes. Foto:Juan Pablo Rueda/ El TIempo
Señaló que algunos residentes de la parte superior de Jamundí han llegado a recibir amenazas para incinerar sus hogares «, que constituye una violación flagrante de los derechos humanitarios internacionales, afectando seriamente las vidas tranquilas de las familias campesinas de la región».
Miedo en el centro de la ciudad
Aunque la lucha se concentra en el área rural, el miedo también se ha instalado en el área urbana. Stuart León, líder social y experto en seguridad en Jamundí, piensa que el comercio, a pesar de los duros golpes económicos que sufre por el miedo a muchos habitantes, logra salir adelante, pero regresa y cae con cada ataque o noticias de un ataque terrorista.
«Por ejemplo, los Choladeros tradicionales, que ya tienen un nuevo Parque Del Cholado, se vieron afectados por los últimos ataques. Pero el fin de semana que pasó, las ventas aumentaron, porque el Festival Choladado se celebró», dijo.
Patrullas de la fuerza pública en las calles de la zona urbana de Jamundí. Foto:Santiago Saldarriaga Quintero
Sobre la percepción de la inseguridad en el municipio, considera que ha aumentado considerablemente, no solo ahora, sino en los últimos tres años, por lo que califica como permisividad del gobierno nacional.
«Tuvimos el primer ministro (Policía Militar) antes y un batallón de alta montaña que protege el puente Valencia, que es el límite entre Valle y Cauca. Sin embargo, tomaron el primer ministro y el Batallón, y trajeron el Batallón de Infantería No. 8 y el Batallón de Pichincha y está en el Jefe Municipal, pero está más enfocado en el área rural, lo que generó que ha generado que ha generado que Le late.
Lamentó que haya poca policía en una ciudad de más de 250,000 habitantes, lo que ha llevado a varios Jamundños a evitar tanto como sea posible por entidades municipales como el consejo, la oficina del alcalde y la estación de policía.
«Ahora apenas puedes ir a Potrerito u otras poblaciones como San Vicente, San Antonio, Ampudia, toda esta zona alta, porque estos grupos han crecido y son 18,000 hectáreas de coca entre el Canyon Micay y Naya, que es un potencial corredor, aparte de la minería ilegal», dijo Leó.
Preocupación por la situación económica del emprendimiento, debido a la violencia. Foto:Istock
Se aseguró de que los grupos armados que viajan a través de esos corregidos en el sur de Jamundí están bien estructurados, además no ha habido una fuerte presencia del ejército.
«Los guerrilleros buscaron que los colonos se asongaran al ejército, pero no se prestaron, por lo que tuvieron que venir aquí porque se quedaron en medio del fuego cruzado», agregó.
¿Todo es lo mismo?
Mientras que algunas personas viven con el miedo y la tensión de la caída de las víctimas de la violencia generadas por los disidentes, otros habitantes del municipio, como Cristina Placeres, consideran que la seguridad no ha tenido mayores variaciones.
«Sigo mirando todo lo mismo, hay muchas normales, la gente sale a hacer sus actividades diarias y sin ningún problema», dijo.
La ciclista comentó que ella ha percibido mucho miedo en los atletas y las personas que anteriormente rodaron áreas como Miravalle u otros paisajes del municipio.
«Hay ciclomontañañistas que han cambiado sus rutas por miedo, y es precisamente lo que queremos cambiar: estamos buscando impulsar no solo los deportes, también el turismo a través de campeonatos y diferentes eventos que permiten reactivar la economía de esas áreas», dijo los placeres.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad y la institucionalidad, la oficina del defensor del pueblo ha emitido múltiples alertas tempranas sobre la situación. La agencia advierte que, si no tomando acciones estructurales, Jamundí podría enfrentar una escalada aún más grave del conflicto armado.
José Antonio Minota Hurtado
Laura Cristina García Vélez
Hora de la casa editorial
COLOMBIA
Otra información que puede interesarle
Señala que el estado necesita llegar a la región. Foto: