
Por: Jorge Gil Ángel
Bogotá, 9 de mayo (Efe). La renombrada escritora española Julia Navarro ha compartido su perspectiva en una reciente entrevista con Ephesia, donde aborda el importante papel que han jugado las mujeres a lo largo de la historia. Aunque a menudo su contribución ha sido ignorada, Navarro busca resaltar su relevancia en su última novela titulada ‘El niño que perdió la guerra’. Esta obra presenta a dos protagonistas marcadas por las drásticas realidades de vivir bajo dictaduras opresivas: una en el contexto de la dictadura soviética y otra en la del régimen franquista en España.
«La idea central de esta historia era (…) discutir el impacto de los regímenes totalitarios, independientemente de su ideología, porque la importancia de estas dos mujeres, Cleotilde y Anya, resulta fundamental en el relato», comenta Navarro, enfatizando su deseo de contarlo de manera auténtica y significativa.
La autora subraya entonces: «Las mujeres han sido parte integral de la historia, siempre han estado presentes, aunque muchas veces no se haya reconocido su presencia. Sin embargo, es importante señalar que sin su participación, la historia tal como la conocemos no existiría».
El papel de la creatividad en la adversidad
Una de las figuras que ha inspirado a Navarro en su último trabajo es la célebre poetisa rusa Anna Ajmatova, conocida no solo por su excepcional poesía acateísta, sino también por su impetuoso rechazo al régimen de Iósif Stalin durante la primera mitad del siglo XX. «Descubrí a Anna Ajmatova hace 40 años y su vida me llevó a reflexionar sobre la pérdida de libertad que enfrentan los creadores, ya sean escritores, pintores o cualquier persona que se exprese artísticamente», señala la escritora.
Los personajes centrales, Cleotilde y Anya, ejemplifican a través de su talento y su lucha el desencanto que sienten al enfrentar la desesperanza de vivir en medio de dictaduras y contextos violentos. Para Cleotilde, este sufrimiento se amplifica al perder incluso a su hijo, Paul, lo cual resuena profundamente en toda la narrativa.
Desarraigación
Otro tema crucial que se explora en el libro, como en gran parte de la obra de Navarro, es el de la desarraigación. La escritora, que tiene 71 años y es considerada una voz activa en el debate sobre la inmigración, sostiene que «el fenómeno de la inmigración trasciende la política y la economía; es un asunto humanitario» y su intención es ser la voz de aquellos que no tienen representación.
«Miles de personas están huyendo alrededor del planeta, abandonando sus países, sus hogares, familias y vidas debido a la violencia, la guerra y la miseria. Es crucial que entendamos la magnitud de las circunstancias que les obligan a hacerlo», enfatiza Navarro.
La autora subraya la importancia de cómo se reciben a quienes llegan a las fronteras de Europa, instando a que coloquemos nuestra empatía en los zapatos de aquellos que se ven obligados a dejarlo todo atrás. «Imaginemos cómo sería dejar atrás todo lo que conocían y aprender a adaptarse a nuevas costumbres, idiomas y culturas», expresa. Este entendimiento debería evocar en nosotros una profunda sensibilidad, sugiriendo que es esencial tratar el tema con humanidad y respeto.
Guerras olvidadas
Navarro también hace hincapié en que las guerras no solo ocurren en Ucrania y Gaza, sino que existen más de 20 conflictos activos en los que innumerables niños son víctimas de la violencia. La autora dice: «A menudo olvidamos la mirada de esos niños en múltiples rincones del mundo que están pasando por situaciones de guerra. Es, por tanto, injusto que solo pongamos atención en unos pocos conflictos, aquellos que tienen una mayor visibilidad en los medios».
«Es fundamental reconocer que los niños de Sudán son tan importantes como los de Ucrania o Gaza, y sin embargo la narrazione cambia. Debemos atender todos los conflictos sin jerarquizar; no hay guerras que sean más relevantes que otras», añade, en un claro llamado a la conciencia global.
Esta postura también se refleja en su crítica hacia los regímenes totalitarios y autocráticos, como los que retrata en ‘El niño que perdió la guerra’. «Los regímenes totalitarios y autocráticos han existido en el siglo pasado y siguen presentes hoy. Nos enfrentamos a ellos con miedo ahora que llaman a nuestra puerta, pero si revisamos el mapa de las democracias en el mundo, nos daremos cuenta de que son muy escasas», concluye Navarro, con un mensaje claro de reflexión sobre el estado actual del mundo. Efe.