
El humo del cuarto humo, que marca conclusiones cruciales para la selección del nuevo Papa, dejó el balcón a las 6:08. Este evento marcó un momento significativo en la historia católica, ya que 267 iglesias católicas están bajo la guía de los diversos pontífices que han liderado a la Iglesia a lo largo de los años.
El nombre del nuevo Papa, Pedro Pedro, será conocido después de aproximadamente 40 minutos. Durante este tiempo de espera cargado de expectación, el cardenal Protodicono, Dominique Momberti, se prepara para un anuncio que ha sido ansiado por millones de católicos alrededor del mundo. Finalmente, no se selecciona más y se escucha el esperado ‘Habemus Papam’. En ese instante, el nombre Pontifa es pronunciado, y el nuevo líder de la Iglesia Católica sale al balcón para encontrarse con la multitud que ha estado esperando con gran expectativa.
Cuando se anunció su nombre, miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro estallaron en júbilo. El humo blanco que había visto la chimenea del Vaticano simbolizaba no solo una nueva era, sino también la esperanza de muchos creyentes. La euforia que invadió a la multitud fue palpable; aplausos resonaron en todo el lugar, y no fueron pocas las personas que se emocionaron hasta las lágrimas. Muchos, además, agitaron las banderas de sus respectivos países en un acto de celebración y unidad. Las campanas comenzaron a sonar, añadiendo un tono festivo y solemne al anuncio de «Habemus Papam», resonando en todo el Vaticano y más allá.
Durante esos 40 minutos que median entre el instante en que apareció el humo blanco y el momento en que se pronunció «Habemus Papam», el nuevo Papa ya se encontraba en la «sala de sisue». En este ámbito, tuvo lugar una pequeña ceremonia que incluyó oración y la lectura de un pasaje del evangelio, momentos cargados de significado para el nuevo pontífice y sus cardenales. En este tiempo, todos los cardenales mostraron su obediencia ante el nuevo Papa, quien también fue objeto del canto del ‘Te Deum’, un himno de agradecimiento y alabanza. Este es un rito que simboliza la gratitud a Dios por la elección del nuevo líder de la Iglesia.
Además de estos rituales, es importante destacar que este momento de alegría y solemnidad no termina aquí. La primera acción del nuevo pontífice tras el anuncio es dirigirse a la Capilla Paulina para dedicar unos minutos a la oración. Este acto es profundamente significativo, ya que representa una solicitud de guía divina para su inminente papado. La elección de un nuevo Papa no solo es un evento de carácter administrativo, sino que también es un rito espiritual que tiene profundas implicaciones para los millones de católicos en todo el mundo.