

Durante muchos años, la discusión sobre el futuro de la electricidad en España ha estado marcada por un temor generalizado que se puede resumir en dos palabras: «China fotovoltaica». Este temor proviene del temor sobre la llegada de paneles solares que son tanto asequibles como razonablemente eficientes, lo que podría cambiar drásticamente la dinámica del mercado energético.
Sin embargo, el verdadero cambio no viene en contenedores desde Shanghai, sino que se presenta de manera más cercana y accesible, cada vez más en la camioneta de un instalador del vecindario: las baterías de litio. Estas innovadoras tecnologías permiten una considerable reducción de la dependencia de la red eléctrica convencional, lo que nos invita a pensar en una nueva era energética donde se acorta, o al menos se afloja, el cable que nos une a la red tradicional.
El más barato que cambia las reglas
Analizando el pasado, presente y futuro en relación con el costo del almacenamiento de energía, observamos lo siguiente:
- 2015: Almacenando un kilowatt-hora costaba más de 1,100 dólares/kWh.
- 2024: De acuerdo a Bloomberg, el costo promedio del paquete se sitúa en 115 dólares/kWh (aproximadamente 105 euros/kWh), registrando una caída del 20% en el último año.
- 2026-2027: Para este periodo, el mismo analista estima que el umbral psicológico de los 100 dólares/kWh será superado.
Con precios tan competitivos, se establece que el almacenamiento de energía doméstica tendrá costos inferiores al término valle de la tarifa PVPC, que actualmente oscila entre 0.11 y 0.13 euros/kWh.
Esto convierte a las baterías en el complemento natural para cualquier sistema de paneles solares en el tejado y en un competidor directo contra la demanda controlada por las compañías distribuidoras.
Para entender el impacto que tienen estos precios reducidos en las cuentas de las empresas del sector eléctrico, es esencial conocer cómo obtienen sus beneficios.
Iberdrola. Su EBITDA para 2024, según sus resultados anuales, alcanzó casi 17,000 millones de euros, distribuidos de la siguiente manera:
- Redes: 6,423 millones de euros, que representa el 38% del total.
- Generación y clientes: 10,425 millones de euros, lo que corresponde al 62% restante.
- Del total, el 52% de la inversión de Iberdrola se dirige a las redes, su segmento más estable y regulado.
Endesa, por su parte, reportó un EBITDA de 5,300 millones de euros para 2024, con una distribución que es similar a la de Iberdrola:
- Distribución eléctrica: 1,750 millones (aproximadamente 33%).
- El resto proviene principalmente de la generación y la comercialización de electricidad.
Natural. También se destaca con un EBITDA de 5,400 millones en 2024:
- Redes eléctricas y gas: representan cerca del 45% de su actividad.
- Esta compañía ha incrementado su inversión en este rubro en un 15% en comparación con el año anterior.
Para todas estas empresas, cada kilowatt-hora que no transita por sus redes repercute directamente en su rentabilidad. Aunque hoy esta amenaza sea hipotética, en el futuro podría convertirse en un problema numérico significativo.
Batería y panel: el combo que despega
Con base en datos de Auto, hay algunos cambios notables:
- En 2021, solo el 2% de las instalaciones residenciales incluía una batería.
- En 2024, esa cifra alcanzará el 71%.
Y lo relevante no son solo las viviendas unifamiliares, ya que se observa como los kits híbridos se extienden a comunidades de vecinos e incluso áreas periféricas.
Con subsidios y la tarifa 2.0td, la amortización se sitúa entre 6 y 8 años, y la auto-suficiencia energética logra niveles de hasta el 80% en condiciones óptimas.
La red eléctrica está experimentando una transformación, a medida que la tubería de electrones comienza a tambalearse. No solo debido a la disminución de la demanda regulada, sino porque el flujo de energía comienza a invertirse. Durante las horas de sol y baja demanda, muchos hogares comienzan a devolver energía a la red o simplemente no la requieren.
Esta situación presenta un desafío significativo para aquellas empresas que invierten millones en infraestructuras de transporte y distribución.
Sin embargo, el marco regulatorio empieza a moverse, aunque su dirección aún no es clara.
La CNMC tiene sobre la mesa la nueva metodología de peaje para el periodo 2026-2031. Entre las opciones en consulta, se propone transferir parte de los costos fijos de la red hacia el final del sistema de energía y recompensar los servicios de flexibilidad, como el almacenamiento o la descarga coordinada de baterías nacionales.
Estos son dos cambios que tendrán consecuencias opuestas:
- El primero penaliza el auto-consumo con batería, a pesar de que apenas consume energía de la red.
- El segundo lo recompensa si la batería contribuye a equilibrar la red en momentos críticos.
Todo dependerá de la manera en que se configure el diseño normativo, y quién tenga más peso en las decisiones. No obstante, el gobierno ya ha anunciado ayuda histórica para el almacenamiento de energía, con una inversión de 700 millones de euros provenientes de fondos de Feder.
Este fenómeno no es un caso aislado. Diferentes empresas eléctricas de Europa y los Estados Unidos han comprendido el mensaje proveniente de España y han comenzado a movilizarse.
- Nextera ya tiene 81 GW de energía solar contratados con almacenamiento para 2027, gran parte de la generación se realizará detrás del medidor, es decir, en los hogares.
- Enel x ha implementado proyectos piloto de plantas de energía virtual (VPP) en Italia y ha hecho acuerdos para desarrollar baterías reguladas.
- EDF está explorando mercados de flexibilidad tanto en el Reino Unido como en Francia.
En España, Endesa ha empezado a acercarse a esta nueva realidad con su proyecto Flexítico, desarrollado en Málaga.
La lógica detrás de este movimiento es clara: la red seguirá siendo necesaria, pero en lugar de ser solo un conducto unidireccional, se transformará en una plataforma inteligente para el intercambio y el equilibrio de energía.
Lo que resulta especialmente interesante no es simplemente el punto exacto en el que nos encontramos, sino la tendencia de la curva de avance. Según la Agencia Internacional de Energía, para cumplir con los objetivos establecidos en la COP28, la capacidad de almacenamiento mundial debe multiplicarse por seis antes de 2030, de los cuales 1,200 GW deben proceder de baterías.
España, gracias a sus abundantes excedentes solares durante el día y los picos de consumo en la noche, se posiciona como uno de los lugares más propicios de Europa para facilitar esta transición energética.
A pesar del temor generado durante años por la amenaza proveniente de los paneles solares chinos, la verdadera amenaza radica en lo que cada hogar puede generar a partir de las baterías de litio, fosfato y hierro. Esta tecnología les permite ser auto-suficientes en su producción de energía.
En este contexto, el negocio de la red se enfrenta a una transformación significativa: se convirtió en un proveedor de kilovatios que ofrece garantías de continuidad en el suministro eléctrico. Y en este nuevo reto, la clave será saber quién puede adaptarse al modelo que se avecina. No solo quienes se adaptan tendrán una mejor defensa, sino que también podrán ser líderes en el sector.
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