



Europa ha sido, sin ninguna duda, la región más restrictiva y ambiciosa con el salto al automóvil eléctrico. Las suyas son las políticas que apuntan a una prohibición en la venta de automóviles con motores de combustión (con matices) de 2035. Ahora, los mismos fabricantes que dijeron que querían abrazar el automóvil eléctrico están presionando para saltarlos.
«No es viable». Es el último mensaje publicado por los fabricantes. Esta vez ha tocado el turno de aceaque abarca a los fabricantes europeos bajo la misma asociación. No es, mucho menos, la primera vez que este grupo arroja mensajes a lo largo de la misma línea, sino la primera que formalmente pregunta a los reguladores a través de una carta.
La carta está firmada por Ola Källenius (Presidente de ACEA en este momento y CEO de Mercedes) y Matthias Zink (Presidente de la Asociación Europea de Proveedores Automotrices CPA). Indica que los objetivos no son realistas y enfatizan su frustración por la ausencia de un plan de política integral que facilita la transición.
¿Qué defienden? En la carta, los fabricantes dicen que han invertido 250,000 millones de euros en inversiones hasta 2030 con el objetivo de poner vehículos más limpios en el mercado. Sin embargo, se aseguran de que los tiempos hayan cambiado y que hay obstáculos importantes que tienen que resolver.
Pusieron como ejemplo la tarifa del 15% con la que Estados Unidos gravará las exportaciones de vehículos de Europa (que es un verdadero dardo para los fabricantes alemanes pero también para el mercado auxiliar). También señalan que los números no mienten y que la cuota de electricidad muestra que el abrazo a esta tecnología está costando más de lo esperado.
Soluciones? Lo habitual: menos impuestos, más subsidios y flexibilidad en los estándares que permite vender todo tipo de tecnologías, incluidos los automóviles con motores de combustión. Una vez más, los fabricantes están presionando para que los estándares sean flexibles.
¿Qué tiene la UE en la mano? Dos fases importantes que los fabricantes quieren saltar o, al menos, hacer que los estándares sean más flexibles. Hay tres fechas clave a lo largo de este asunto:
- 2027: Es el primer hito. Entre 2025 y 2027, las emisiones promedio de las diferentes flotas de automóviles no deben exceder los 93.6 gr/km de CO2. Si se excede, el fabricante debe pagar una multa de 95 euros por gramo de CO2 excedido y el automóvil vendido.
- 2030: El límite de emisión máximo se reduce a 49.5 gr/km de co. Eso implica que un automóvil con motor de gasolina no puede exceder un consumo de 2.1 litros/100 km de combustible y un diesel no puede exceder 1.8 litros/100 km
- 2035: prohibido vender autos con motores de combustión que no son de carbono neutral.
¿La Unión Europea ha logrado algo? Sí, obviamente, las regulaciones y la amenaza de las multas de Mill Millonario han sacudido la industria. No es accidente que el lanzamiento de vehículos de todo tipo de marcas se haya condensado en automóviles eléctricos o altamente electrificados, con híbridos enchufables que ya superan los 100 kilómetros de autonomía eléctrica.
Las presiones regulatorias siempre han llevado a mayores inversiones de fabricantes y nuevos desarrollos. En los últimos tiempos, hemos visto esfuerzos evidentes con inversiones en renovación de plantas para producir automóviles eléctricos y construcción de factores para la producción de baterías. Incluso anunciaron saltos al auto eléctrico exclusivamente que, sí, se han diluido a lo largo de los años.
¿Han logrado los fabricantes algo? Sí, aunque los resultados podrían definirse como «huyeron hacia adelante». El primer hito importante ha sido posponer las multas por emisiones hasta 2027. Este año, 2025 Europa debería haber comenzado a multar a aquellos que exceden el límite de 93.6 gr/km de CO2, pero se esperaban multas de Milmillionario.
Finalmente, los reguladores han producido que las multas se basarán en las emisiones promedio de CO2 vendidas entre 2025 y 2027. Es decir, si un fabricante excede 10 gramos en 2025, tiene dos años más por debajo del límite. Eso lo obligará a vender muchos más automóviles eléctricos e híbridos enchufables entre 2026 y 2027.
Sutil pero clave. Además, después de múltiples presiones lideradas por Alemania e Italia, se logró que la prohibición 2035 cambiaría sutil pero decisivamente. Primero se habló de motores de combustión «neutral de emisión», pero la nueva escritura ya hablaba sobre los motores de combustión «emisiones de carbono neutral».
Este pequeño cambio es esencial para garantizar la venta de motores de combustión que usan combustibles sintéticos o de hidrógeno. Estas opciones no son neutrales en las emisiones, ya que lanzan partículas finas muy dañinas para la salud. Es un problema producido por la quema del combustible y no tiene una solución viable.
Al introducir ese matiz de «emisiones neutrales en el carbono», los fabricantes pueden desarrollar propulsores de este tipo, ya que pueden emitir estas partículas, pero el desarrollo de combustibles sintéticos y el uso de hidrógeno hacen estos automóviles «neutrales» en este tipo de gases. Sin embargo, son autos que deberían ser la excepción absoluta si se cumplen los planes europeos.
¿Qué futuro nos espera? Es difícil asegurarlo. La industria europea es extremadamente poderosa y tiene mucha presión en países como Alemania, Italia, Francia o España, donde se producen muy altos volúmenes de vehículos. Consciente de esto, los fabricantes siempre han tratado de presionar su propio camino, ya sea para retrasar las regulaciones o recibir más subsidios.
Si los planes se cumplen, deberíamos ver un gran aumento en las ventas de automóviles eléctricos. Es la fórmula más rápida para reducir el consumo, ya que los híbridos de plug -in han comenzado a contar con las cuentas de resultados de emisiones con cifras más altas que las actuales, ya que el método para contar las emisiones y el consumo se ha cambiado.
Por lo tanto, nos enfrentamos a un nuevo movimiento de fabricantes para presionar a los reguladores e intentamos hacer que los estándares sean más flexibles. Que lo entienden o no, es algo que solo el tiempo dirá.
Foto | Punto rojo y Comisión Europea
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