Economía

¿Espada bolivar o símbolo de petro?

¿Espada bolivar o símbolo de petro?

El simbolismo ha desempeñado un papel crucial en la reciente ejecución del presidente Gustavo Petro, especialmente en su último trabajo de 1. Maya. Este trabajo se centra en la Casa de Venezuela, que se opone al Imperio Español, un tema trascendental del siglo XIX. La relevancia del simbolismo no puede subestimarse, ya que proporciona un marco de referencia para comprender la historia y la memoria de los pueblos.

En este contexto, la lucha por el poder a menudo lleva a los gobernantes a ahondar en sus raíces históricas y culturales, intentando resistir el olvido. Estos elementos de la memoria cultural son invaluables, no solo para los gobernantes, sino también para los habitantes de la región. Los inmigrantes son una parte integral de este tejido cultural, y su experiencia es fundamental para comprender el mundo tal como es hoy. La historia de la Casa de Venezuela es solo un ejemplo de cómo el patrimonio cultural se convierte en un campo de batalla por la identidad y el reconocimiento.

En este sentido, el texto de Sebastián Vanegas (2023) sobre la «materialización del pasado» a través de monumentos conmemorativos en Colombia resuena con proyectos de movilización popular. Este tipo de políticas recordatorias se entrelazan con la problemática social que el candidato Petro abordó en 2021. La historia evidencia que las protestas pueden resultar en la materialización de estatuas y monumentos, pero también reflejan un descontento social hacia el gobierno de Iván Duque, evidenciado en las crecientes disparidades económicas y la falta de políticas educativas. Los movimientos indígenas han desafiado el colonialismo, el racismo y otros abusos, exigiendo más tierras y derechos.

El texto también menciona la demolición ordenada por el alcalde Jorge Elieker Gaitán contra la estatua de Ricaurt en 1936. Este evento se enmarca en una lógica de «Arriba» versus «Abajo», que refleja una tensión política profunda. La demolición de monumentos no es solo un acto simbólico; es una declaración política contra la monumentalidad que ha marcado la historia colombiana. Las manifestaciones sociales desde septiembre de 2021, impulsadas por el movimiento indígena, culminaron en un llamado de atención sobre el genocidio representado por la conquista española, evidenciado en la eliminación de estatuas y monumentos asociados a esta historia. Esta acción también se presenta como un acto de resistencia contra la reforma tributaria fallida del gobierno.

Frente a la pregunta de qué hacer con los restos de los monumentos demolidos, Vargas y Vanegas (2023) proponen que la solución no debe ser simplemente restaurar esas reliquias o eliminarlas. Sugerieren la necesidad de crear Dispositivos críticos de memoria que preserven las marcas del discurso que rodea a estas estatuas. Es fundamental que estos testimonios materiales del conflicto sean mantenidos, y las bases vacías puedan transformarse en espacios donde las comunidades definan nuevas narrativas a través de rituales o instalaciones temporales. Este enfoque busca ir más allá de la dicotomía de conservar o destruir, promoviendo en cambio una forma alternativa de gestionar el legado cultural.

Este nuevo paradigma sugiere que las ruinas y bases abandonadas actúen como Archivos abiertos, donde el pasado se reinterpreta de manera colectiva y el diálogo puede abrirse sobre cuestiones contemporáneas y demandas actuales de las comunidades. Así, un monumento roto, como el de Belalcázar, puede presentar una oportunidad para construir nuevas memorias y proyectos de vida que reflejen las aspiraciones de las generaciones jóvenes.

Nota recomendada: con un discurso lleno de contador al Congreso de la República, Gustavo Petro resolvió el popular proyecto de asesoramiento

En un mundo donde las tensiones simbólicas son palpables, la figura de Bolívar y otros emblemas de la independencia se convierten en herramientas para el gobierno actual, que recurre a estos íconos para legitimar su proyecto político. Sin embargo, los movimientos sociales «Abajo» están reclamando acciones concretas que trasciendan la retórica oficial. La resistencia a la nostalgia revolucionaria se manifiesta en un desacuerdo genuino, donde la espada y la bandera no son suficientes. Lo que se necesita es la rendición de cuentas y resultados tangibles que se materialicen en el tiempo, que representan una moneda con dos caras en este complejo entramado cultural.

Luis Fernando Ulloa

Redacción
About Author

Redacción