La aerolínea irlandesa ha pasado un 2025 plagada de disputas con el Gobierno y las asociaciones de consumidores. Sin embargo, a pesar de todas estas desavenencias, el audaz Michael O’Leary ha conseguido que Ryanair y su modelo bajo costo seguir siendo rentable.
Con la combinación de un aumento en el precio de sus billetes y el número de pasajeros, la aerolínea ha finalizado el primer semestre fiscal de 2025 pintando de verde su cuenta de resultados en un entorno económico convulso.
Viento de cola entre tanta turbulencia. De acuerdo a una declaración Publicado por la compañía irlandesa, entre abril y septiembre de 2025, Ryanair obtuvo un beneficio neto de 2.540 millones de euros, lo que supone un incremento del 42% respecto a los 1.790 millones obtenidos en el mismo periodo del año anterior. Los ingresos totales de la aerolínea crecieron un 13%, hasta alcanzar los 9.820 millones de euros, gracias al aumento de los precios y al mayor tráfico de pasajeros.
Pese a los recortes de plazas ofertadas en los aeropuertos provinciales por sus conflictos con Aena, la compañía irlandesa vendió un 16% más de billetes, manteniendo su capacidad de atraer más viajeros en aquellos aeropuertos en los que todavía opera. En total, el tráfico de pasajeros aumentó un 3%, hasta alcanzar los 119 millones de plazas, cifra récord para la compañía en este periodo.
Tarifas por las nubes. El incremento del 13% en las tarifas se atribuye, entre otros factores, a una Pascua favorable que coincidió con el inicio del ejercicio fiscal para Ryanair, ayudando a recuperar la caída de precios del 7% registrada en el segundo trimestre del año pasado. De hecho, los ingresos por pasajero crecieron un 9% en el primer semestre.
El incremento de pasajeros unido al aumento de tarifas ha provocado que la cuenta de ingresos aumente durante los primeros seis meses del año, factor determinante en el saldo final.
El secreto: reducción de costes. El aumento de los impuestos y del precio del combustible tuvo un impacto moderado en los costes operativos, que subieron un 4% en total hasta 6.960 millones, lo que representa apenas un 1% por pasajero, reflejando un «fuerte control» de los gastos por parte de la compañía. O’Leary atribuyó buena parte de este aumento de los costes operativos al incremento de las tasas de control del tráfico aéreo, que se estiman en un 14%.
Gran parte de este ajuste de costes deriva del suministro de combustible, para el que la compañía ya ha asegurado el 85% de su consumo estimado a un precio de 76 dólares por barril, mientras que ya ha adelantado un suministro del 80% de su demanda para el próximo año a un precio de 67 dólares por barril, aprovechando así el bajo precio actual del crudo.
Por otro lado, los ingresos auxiliares, que son los más controvertidos entre los pasajeros de Ryanair y que incluyen servicios como el embarque prioritario y el consumo a bordo, aumentaron un 6%, totalizando 2.910 millones de euros. Estos servicios suponen casi el 25% de la facturación total.
Vuele únicamente a aeropuertos rentables. Ryanair también ha puesto sus cartas sobre la mesa para la segunda mitad del ejercicio fiscal, y tiene claro que se centrará en «regiones y aeropuertos que reduzcan los impuestos a la aviación», en clara referencia a su retirada de los aeropuertos provinciales en España.
Al otro lado del tablero, países como Eslovaquia, Italia, Suecia, Albania o Marruecos acapararán los escaños que se retiren a países como Alemania, Austria o España, que han aumentado sus tasas aeroportuarias en 2025 y lanzan un mensaje claro en clave política: «Nos preocupa que Ursula von der Leyen (y su nueva Comisión) no hayan hecho nada en los últimos 14 meses para mejorar la competitividad europea».
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