
Si hasta hace unos días mirábamos al cielo con incertidumbre, los últimos días han disipado las dudas. Según comunicados oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), España afronta este fin de semana un episodio invernal de especial relevancia. La cuestión, como indican los meteorólogos, ya no es si vamos a ver nieve, sino la precisión de «dónde» y la intensidad de «cuánto».
¿Dónde va a nevar? La alerta de este fin de semana se ha centrado sobre todo en la tercio norte de la penínsuladonde la alerta naranja y amarilla son las protagonistas por las fuertes nevadas que se esperan. Algo que resulta especialmente preocupante por las implicaciones que puede tener en la movilidad por carretera, ya que como hemos podido comprobar en el pasado, España todavía no está del todo preparada para fuertes nevadas.
El aire polar provocará un desplome de la cota de nieve, que podría descender hasta los 300-400 metros en zonas del Cantábrico oriental y el alto Ebro con alerta naranja. Esto significa que la nieve no sólo se quedará en las cumbres, sino que podría afectar a ciudades y principales vías de comunicación.
Las zonas más afectadas. Hay algunas zonas que sin duda se ven más afectadas que otras. Destacan sobre todo los Picos de Europa y la Cordillera Cantábrica, con especial atención a las provincias de León, Palencia y Burgos. También se esperan precipitaciones importantes en el Pirineo y Sistemas Central e Ibérico que afectarán a Navarra, Aragón y La Rioja.
Con carácter general, las comunidades que mantienen alerta son Asturias, Cantabria, País Vasco, Castilla y León y Cataluña, junto con zonas del interior del este peninsular.
Cronología del frío. Este episodio destaca por su dureza térmica. En el interior se esperan caídas de hasta -5 ºC y heladas generalizadas, que serán moderadas en las zonas de montaña.
El pico de esta ola de frío se espera especialmente entre el jueves por la noche y el viernes por la mañana. A partir del sábado esto sucederá un poco ya que si bien el ambiente seguirá siendo invernal, se espera que el frío extremo y las nevadas comiencen a amainar, restringiéndose a las zonas montañosas a medida que el aire se estabilice.
Una mirada al futuro. La gran pregunta en este caso es bastante clara: ¿será así todo el invierno? Y esta ráfaga de frío polar en noviembre podría hacernos pensar que nos espera un invierno siberiano, pero las previsiones a largo plazo de la AEMET y modelos internacionales como ECMWF sugieren un escenario más complejo.
La tónica general es que pese a este inicio abrupto, el invierno será más cálido de lo habitual, especialmente en el este peninsular y en Baleares con una probabilidad del 70%. Si miramos atrás, venimos de un invierno que Fue el séptimo más cálido registrado.y continúa la tendencia subyacente hacia el descenso de las temperaturas. Además, la temperatura media en la España peninsular también estuvo 0,7ºC por encima de la media de este mes, lo que lo convierte en el octavo diciembre más cálido del siglo XXI.
Sin embargo, no debemos guardar abrigos gruesos en el fondo del armario. Y aunque el inicio del invierno apunta a ser templado y seco por la influencia anticiclónica, algunos expertos advierten de una posible segunda fase más fría. Factores como el fenómeno de La Niña o posibles alteraciones del vórtice polar estratosférico podrían generar inestabilidad hacia el final de la temporada.
Esto facilitaría nuevas evacuaciones de aire frío hacia latitudes medias, provocando episodios de nieve tardía similares al que estamos viviendo este fin de semana.
No es una ciencia exacta. Lógicamente se trata de modelos predictivos que se hacen a largo plazo y mirando las tendencias de los últimos años. Evidentemente vamos a pasar frío, pero no el frío que podía haber hace treinta años si se sigue la tendencia como tal. Aunque este abrupto comienzo sin duda nos ha dado una percepción muy diferente a lo que puede acabar sucediendo.
Imágenes | Chanan Greenblatt
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