
En una entrevista concedida a la estación de radio Caracol, Benedetti también comentó que es preciso considerar las repercusiones que esto podría tener, independientemente de si Martinelli enfrenta o no problemas judiciales. El asilo, según indicó, debe ser evaluado en virtud de su naturaleza. «Además de las consecuencias que tiene (…) si el Señor tiene un problema judicial o no, el asilo debe revisarse en función de lo que es», aseguró el funcionario. Esto pone de relieve la necesidad de un análisis cuidadoso en situaciones donde se entrelazan la política y el derecho.
A su vez, Benedetti añadió: «No he leído de qué es el asilo (…) pero los talones están dados por persecución política o persecución de los estados (…) Sería necesario ver qué es, porque pocos tienen que ver con los casos judiciales. Tendríamos que revisar el asilo en función de lo que es y es el poder o gestión del Ministerio de Asuntos Exteriores». Esto trae a colación la complejidad del asilo político y cómo puede depender de diversas circunstancias, incluyendo la historia política de los involucrados y las dinámicas bilaterales entre naciones.
Martinelli, de 73 años, llegó a Bogotá tras dejar la embajada de Nicaragua en Panamá, donde había estado refugiado desde febrero de 2024. Este refugio se había solicitado tras ser condenado por corrupción. La llegada del ex presidente a Colombia culmina un episodio diplomático que ha sido especialmente prolongado entre Panamá y Nicaragua. Este episodio se inició formalmente en febrero de 2024, tras la confirmación de su condena a más de 10 años de prisión y la imposición de multas millonarias por lo que se ha denominado «nuevos asuntos comerciales», que están relacionados con la compra de medios de comunicación en Panamá.
En este contexto, el Gobierno de Laurentino Cortizo (2019-2024) negó en reiteradas ocasiones la aplicación de la ruta de seguridad que había sido solicitada y, a la vez, llamó la atención de la administración de Daniel Ortega debido a las tentativas de Martinelli de influir en la política de la embajada nicaragüense. Solo en marzo del año pasado, el gobierno de José Raúl Mulino aprobó una primera protección que permitiría al ex presidente viajar hacia Nicaragua. Sin embargo, la ruta de salida a través de Centroamérica nunca fue seleccionada. Esto muestra elaborados niveles de interacción diplomática en situaciones que involucran figuras políticas controversiales.
Adicionalmente, Martinelli enfrenta varias acusaciones en Panamá que están ligadas al escándalo de Odebrecht y otras imputaciones relacionadas con presuntas irregularidades y escuchas telefónicas en Mallorca. Estos asuntos resaltan la complejidad legal que rodea al ex presidente y la atención que su caso ha acaparado a nivel internacional, especialmente en un periodismo que sigue de cerca la rendición de cuentas de líderes políticos en América Latina.