
En Barranquilla, donde el Caribe se convierte en música y la música se convierte en cuerpo en movimiento, Hay un hombre que desafía el tiempo al ritmo del acordeón.
Anísbal ‘Sensación’ Velásquez, el ‘mago del acordeón’, que celebró los 89 años esta semana Con energía intacta, como si los años no lo pasaran por él sino por sus canciones, que rejuvenecen cada vez que suenan.
A punto de enruta a los 90 años, este jugador moderno no solo canta, compone y toca el acordeón. Anísbal ha sido un arquitecto de alegría popular desde los años 50. Su legado está tejido con las fibras más vivas de la música tropical: Guaracha con acordeón, ritmo rápido, guacharaca afilada y sabrosa sin pausa.
«Le debo todo a Dios, que me ha bendecido con la salud, la larga vida y un alma festiva sin límites», confesó al escritor Fausto Pérez, autor de la biografía ‘An; Velásquez, el mago del acordeón’. «Me ayudé con un consumo saludable y vice. No como carne. La carne envejece», dice.
Anísbal Velásquez y su hermano José ‘Cheito’ han hecho historia en la música tropical. Foto:Redes sociales
Nació el 3 de junio de 1936 en Barranquilla. Sus primeros pasos los llevaron con el grupo Los Vallenatos del Magdalena al lado de los hermanos Román y su propio hermano José ‘Cheíto’ Velásquez, a quien considera a su verdadero maestro.
Es autor de aproximadamente 1,559 canciones, la mayoría de las suyas o compuesta con su hermano, grabado en aproximadamente 100 sellos discográficos. Tus canciones más conocidas incluyen ‘Alicia la Flaca ‘,’ la brujita ‘,’ guaracha en España ‘y’ cinco pa ‘las doce’.
La guaracha vs. la salsa
En los años setenta, cuando Los picós de los barrios de Barranquilla rugieron con la trompeta de SalsraSolo una música podría romper ese dominio sin que el bailarín protestara: el Guaracha de Anísbal Velásquez. Es bien recordado por el periodista y Melómano Roberto Llanos rodó. «En una atmósfera de salsa cerrada, la única música que dio un pase gratis fue a Anísbal. Sus guarachas retumbaron y le dieron otro sabor a la verbera rumba».
«En una atmósfera de salsa cerrada, la única música que dio un pase gratis fue a Anísbal. Sus guarachas retumbaron y le dieron otro sabor a la verbera rumba».
Roberto LlanosPeriodista y Melómano
En la punta de ‘Lugundú’, Mientras él mismo bautizaba ese inconfundible golpe en todo, Anísbal ganó el respeto de los bailarines y los picos, incluso en los momentos en que el acordeón no tenía pasas en las pistas urbanas.
El periodista y escritor Fausto Pérez escribió la biografía «Anísbal Velásquez el mago del acordeón». Foto:Cortesía Fausto Pérez
«Hay un tiempo de anísbal. Con mis canciones a los paralizados se levantan para bailar«, Dice en el libro de Pérez Villarreal. Y no es una metáfora.
Arnold Tejada, escritor y estudiante de su trabajoDeja en claro: «Los cubanos están sorprendidos con él. No tienen a alguien que toque su música con instrumentos tan diferentes y con esa alegría natural».
Un hombre lleno de historias
Velásquez no es solo un músico. Es un cocinero, sabe cómo preparar pasteles, sancochos, asados, peluquero de su esposa. Julieta Peinadosoldador, electricista, escultor e incluso pintor.
En una presentación sobre Ponedera (Atlantic), donde ya le habían pagado la mitad del contrato, llegó al baile, descubrió que no había luz, el daño al poste estaba oscuro en el poste. Pidió una escalera y subió y los pocos minutos ya estaban en el escenario y la ciudad bailaba con su música.
Anísbal Velásquez ha sido un arquitecto de alegría popular. Foto:Redes sociales
«Es un tipo genial e insuperable. Toques todos los instrumentos del todo. No se quedó en lo tradicional, continúa inventando vainas», dice Tejada.
Y también es un maestro. Formó un Martín Galindo, un joven de Piñón, Magdalena, quien lo ayuda en las plataformas cuando el cuerpo pide alivio. «Es un maestro tremendo. Él sabe cómo transmitir lo que sabe, y eso no es fácil», agrega Tejada.
Anísbal Velásquez está en las paletas desde los años 50. Foto:Redes sociales
Su voz, aunque no con la fuerza de la juventud, conserva el tono. Y su figura se escucha no solo en Colombia, sino en México, Francia, Alemania, Inglaterra, Grecia, Holanda. Es, como dijo una vez El sociólogo Orlando Fals Borda en el Caribe, una cultura en movimiento. Y Anísbal es su motor.
«Él compone para que la gente baile. Cuando tenía una canción en mente, puso a sus sobrinas a bailar y, según cómo se movieron, puso ritmo al sujeto», recuerda Tejada.
Anísbal es parte del ADN musical del Caribe Colombiano. Un escenario, cocina, calle, músico de corazón.
Para sus 89, no le teme al tiempo. Continúa con el acordeón entre las manos, su risa suelta y la sabrosa a la piel del cuero. Porque mientras haya un bailarín que quiera moverse, El ‘mago del acordeón’ tendrá guaracha para que vibre.
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Periodista de Leonardo Herrera Delgans [email protected] y en x:@leoher70