
Tan pronto como el calor se aprieta en verano, no hay más imagen emblemática en la comunidad valenciana que las terrazas llenas de vasos horchata altos y fríos: pocas bebidas representan mejor la identidad mediterránea. Pero después de esa tradición refrescante, un cultivo tan frágil como esencial está oculto: el Chufa.
Una mancha que se expande. Durante años, este pequeño tubérculo ha sido el motor económico de gran parte del Jardín Valenciano. Su cultivo, ubicado principalmente en L’Horta Nord, no solo da sabor al verano, sino también trabajo, identidad y paisaje. Sin embargo, Según lo denunciado por la Asociación Valenciana de Agricultores (Ava-Asaja)El cultivo de la chufa está pasando por una crisis sin precedentes: a pesar de la alta demanda y la estabilidad de los precios en origen, la rentabilidad colapsa.
En datos. La situación es clara: en solo una década, los costos de producción han aumentado el 40 %, mientras que la productividad ha disminuido en un 25 %, Como se explica en el comunicado de prensaComo consecuencia, este año se han cultivado mil hanegadas menos que el anterior, lo que representa una reducción del 15 % en la superficie dedicada a la chufa.
El Chufa de Valencia se cultiva en unos 16 municipios de L’Horta Nord, donde Producen aproximadamente 5.3 millones de kilos de chufa Seco un año, de los cuales el 90 % tienen una denominación de origen. En total, el cultivo ocupa alrededor de 600 hectáreas con una producción estimada de 7.300 toneladas. Aunque las cifras pueden parecer modestas en todo el país, el Chufa es una cultura característica del área y clave para cientos de familias valencianas.
Una plaga con quince años de historia. Uno de los principales factores que la producción de chufa está controlando es la enfermedad conocida como «mancha negra». Esta condición, que se manifiesta en la piel del tubérculo, reduce su valor comercial y multiplica las destrucción (producto que debe descartarse en los secadores para no cumplir con los estándares).
Detectado por primera vez durante quince años, coincidiendo con las primeras plantaciones de semillas de chufa africana en el suelo valenciano, Según Ava-ASAJA-, la enfermedad todavía está bien caracterizada. En declaraciones recopiladas por Europa PressLa organización agraria lamenta que el Ministerio de Agricultura no haya proporcionado al sector «información suficiente sobre el tipo de enfermedad, las causas de su introducción o los métodos efectivos para combatirla». Por lo tanto, le piden al Instituto Valenciano de Investigación Agrícola (IVIA) que intensifique sus estudios para mejorar el control de esta plaga, cuya incidencia está aumentando.
Una hierba que barre todo. A la amenaza de la mancha negra se agrega un problema más reciente pero igualmente preocupante: la aparición de una hierba invasiva en los campos de Chufa. Como Ava-Assaja ha denunciado-En información también recopilada por Levante-EMV-, esta especie podría haberse introducido a través de Chufas de terceros países procesados en lavanderías del Jardín Valenciano.
La dificultad de este problema es que la hierba tiene el mismo ciclo vegetativo que el chufa, lo que evita el uso de herbicidas sin dañar el cultivo. Además, su extracción manual es ineficaz, ya que los fragmentos sin movimientos pueden volver a crecer el año siguiente. «Al ser una planta más vigorosa que el cultivo, puedes infestar los campos enteros». La organización agraria a los medios de comunicación valencianos ha advertido. El resultado es devastador: menor rendimiento, más trabajo manual sin resultados y, en muchos casos, campos que deben dejar de cultivarse temporalmente por la imposibilidad de erradicar la peste.
El futuro del cultivo, en juego. Dado este escenario, Ava-Asaja ha pedido a las administraciones un plan de acción urgente y sostenido en el tiempo. La propuesta incluye medidas a corto plazo para contener daños inmediatos, así como una estrategia a largo plazo para garantizar la viabilidad del cultivo: nuevas soluciones fitosanitarias, investigación biológica, control de material importado y SIDA para compensar los excesiones de costos.
Antonio José Gimeno, responsable del sector de Chufa en Av-Asaja, El levante ha sido claro en el medio: «Si los ciudadanos quieren tener un jardín vivo, cultivos como el chufa deben tener una rentabilidad digna y duradera. Y eso necesariamente pasa por resolver problemas tan apremiantes como el punto negro y esta hierba invasiva que reduce la productividad a los mínimos históricos».
¿Pero es reversible esta crisis? Sí, pero se ejecuta el tiempo. El cultivo todavía tiene un futuro gracias a su valor económico y a la creciente demanda nacional e internacional. Horchata, alimentación saludable, cosméticos naturales … Todos estos sectores confían en la chufa valenciana. Pero sin producción, no habrá materia prima. Como dijo Gimeno: «Poco servirá que la demanda y el precio se mantengan si no logramos obtener una producción suficiente en los campos».
Una advertencia más allá del chufa. La crisis de Chufa no es un caso aislado. Es el signo de lo que puede suceder cuando el sector primario no tiene la inversión, la investigación y las políticas necesarias para protegerlo. Lo que sucede hoy con este tubérculo se puede repetir mañana con otros cultivos si no actúa a tiempo. Mantenerse con vida en el jardín no es solo una cuestión de rentabilidad: está preservando un paisaje, una forma de vida y un patrimonio cultural que ha definido la comunidad valenciana durante siglos.
Imagen | Dorieo
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