
Bogotá, 2 de mayo (Efe).- La Feria Internacional de Libros de Bogotá (Filbo) llevó a cabo un emotivo homenaje a la figura de Jorge Sempún, un destacado escritor y guionista español, político y testigo de los eventos cruciales de Europa durante el siglo XX, el pasado jueves. Este tributo se realizó en un marco de conversación animada que reunió a editores y ensayistas, quienes reflexionaron sobre la vida y obra de Sempún.
La vida de Jorge Sempún estuvo marcada por el exilio, la resistencia frente a regímenes opresores, la experiencia en campos de concentración y una profunda desilusión ideológica. En estos tiempos de tumulto y agitación, su existencia se erigió como un ejemplo poderoso de claridad crítica y memoria activa. Su viaje a través de las adversidades refleja no solo su carácter resiliente, sino también su compromiso con la verdad y la justicia social.
«No sé qué tanto conocen sobre la figura de Jorge Semprún en Colombia, pero tengo la certeza de que su trabajo no es lo suficientemente reconocido en su propio país, España», afirmó Eva Orue, la directora de la feria de libros de Madrid, al iniciar el coloquio. Esta observación subraya la complejidad de la recepción de su obra, que, a pesar de su valor intrínseco, ha pasado desapercibida en distintos espacios.
El diálogo formó parte de la serie ‘In Memoriam’ del Pabellón de España —un país invitado para la ocasión— y tuvo como panelistas al ensayista Jordi Gracia, el periodista y escritor Jordi Amat, y Juan Cerezo, quien además tuvo la oportunidad de ser editor de Sempún. A través de sus intervenciones, los panelistas destacaron la relevancia de su legado, su complejidad y su impacto en la literatura y más allá.
Semprún, quien nació en 1923 y falleció en 2011, inició su camino en la resistencia después de exiliarse con su familia durante la Guerra Civil española. Aportó su voz a la lucha contra el nazismo, fue encarcelado y pasó dos años en el campo de concentración de Buchenwald, una experiencia que marcaría su obra. ‘El prisionero 44.904’, como lo identificó el régimen nazi, transformó su vivencia en literatura con su primera novela, ‘The Long Trip’, publicada en francés en 1963 y reconocida en Europa, a pesar de que la dictadura franquista la censuró en España.
«Semprún no se limitaba a ser un escritor. Era un hombre de inteligencia abrumadora, reconocido en el mundo francófono, que sabía perfectamente cómo articular una imagen moderna y europea en un contexto español que todavía se encontraba atrapado en sus propias limitaciones», compartió Juan Cerezo, resaltando su singularidad. Por su parte, Jordi Amat destacó que Semprún «se ha consolidado como una de las figuras más representativas de la cultura europea del siglo XX».
Aunque su escritura se desarrolló principalmente en francés, su influencia tuvo un impacto profundo en la literatura española. Jordi Gracia enfatizó que su legado trasciende cualquier formato o tradición definida, considerando su obra como una desviación crucial en la historia cultural de España.
Comunismo de escondite
Más allá de su labor literaria y sus guiones cinematográficos, Semprún también se destacó como una figura central en la política española. Militante del Partido Comunista Español (PCE), su activismo durante los años más difíciles del franquismo mostró un coraje admirable. «Es fundamental reconocer el nivel de audacia que implica la clandestinidad, particularmente con grandes riesgos involucrados», señaló Gracia, haciendo hincapié en la valentía de Semprún.
Su ruptura con el PCE en 1965 marcó el comienzo de un giro ideológico que lo llevaría décadas más tarde a ocupar el cargo de ministro de cultura en el gobierno socialista de Felipe González. «Era un disidente ejemplar», aseguró Cerezo. «Su capacidad para disentir, incluso frente a su propio gobierno, lo convirtió en una figura incómoda pero esencial para el país.» Su célebre discurso ‘una tumba en las nubes’, pronunciado en la Feria del Libro de Frankfurt, evoca los horrores de los hornos crematorios como un símbolo de las víctimas del totalitarismo y de las lecciones que aún no hemos aprendido. «Los dos infiernos juntos: el nazi y los estalinistas conviven», concluyó Cerezo, dejando una profunda reflexión en los asistentes.