


La empresa energética Afinia, proveedora de servicios en cinco departamentos de la región Caribe (Sucre, Córdoba, Bolívar, Cesar y parte del Magdalena), ha puesto una cifra impactante en el centro del debate público: Más de $300 mil millones de pesos se pierden anualmente por la compleja situación de los barrios eléctricamente subnormales de la Costa.
Estas pérdidas financieras millonarias, junto con un problema de Seguridad pública y una deuda social histórica.requiere una intervención urgente y coordinada.
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Superar la subnormalidad eléctrica no es sólo un desafío técnico, sino una urgencia social. Cada familia que logra acceder a un servicio formal y medido representa un paso hacia un Caribe más seguro y sostenible.
Ricardo José Arango Restrepo, gerente general de Afinia.
Recogida mínima y alto consumo.
Los robos habrían sido en camionetas tipo servicio. Foto:Cortesía
Según el reciente informe de gestión de Afinia (recortado a agosto de 2025), la situación en estas zonas es insostenible:
Colección crítica: De una facturación mensual estimada de 26.483 millones de dólares, la compañía sólo logra una recaudación efectiva de 1.375 millones de dólares. Esto da una tasa de recaudación de sólo el 5,19%.
Alto consumo: A pesar de las condiciones por debajo de lo normal, cada familia en estos asentamientos registra un consumo promedio de más de 330 kWh por mes, muy por encima de los patrones normales de consumo residencial.
Afinia atiende a 887 barrios clasificados como eléctricamente subnormalesque agrupan a más de 165.070 familias. En total, estas zonas consumen aproximadamente 49 millones de kWh al mes.
Estos asentamientos, legalmente definidos por la Ley 812 de 2003 como Áreas especiales con condiciones técnicas y de pago inferiores a las reglamentadas.nacieron en gran medida como consecuencia de la Desplazamiento, pobreza y expansión urbanay representan uno de los mayores desafíos financieros y operativos para la empresa.
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El riesgo de la informalidad
Afnia denuncia conexiones ilegales Foto:Afinia
El desequilibrio financiero es sólo una cara de la moneda. La subnormalidad eléctrica es, ante todo, un problema de seguridad y dignidad.
«La subnormalidad eléctrica no sólo representa un desequilibrio financiero, sino también una deuda social con las familias que viven en condiciones precarias y riesgosas», señala el informe.
En estos barrios es habitual ver conexiones improvisadas, con cables inseguros, postes de madera y materiales reciclados. utilizados como conductores, sin condiciones de seguridad ni soporte técnico.
“Superar la subnormalidad eléctrica no es sólo un desafío técnico, sino una urgencia social. Cada familia que logra acceder a un servicio formal y medido representa un paso hacia un Caribe más seguro y sustentable”, afirmó Ricardo José Arango Restrepo, gerente general de Afinia.
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Nuestro propósito es transformar la realidad energética del Caribe, pero para lograrlo se requiere del esfuerzo conjunto de todos los actores: empresa, autoridades y comunidad. La corresponsabilidad ciudadana es necesaria para la estabilidad del sistema eléctrico regional
Ricardo José Arango Restrepo, gerente general de Afinia.
El desafío de la certificación y la corresponsabilidad
La energía fue reconectada sin autorización de Afinia. Foto:Afinia
Un factor que complica la gestión es la falta de formalidad en muchos sectores. Del total de barrios subnormales atendidos, sólo 377 (42,5%) cuentan con la certificación técnica emitida por las entidades territoriales. Esta certificación, que deben renovar anualmente los alcaldes, es el reconocimiento oficial de que el barrio carece de infraestructura eléctrica formal.
Mientras se ultiman los recursos para la normalización, Afinia mantiene el suministro a través de 2.169 contadores totalizadores o comunitarios. Estos dispositivos registran el consumo global del sector, lo que permite garantizar el servicio, pero imposibilita la facturación individual y el control efectivo del consumo por hogar.
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Salidas estructurales
Ante la magnitud de las pérdidas y del riesgo social, Afinia ha desplegado una estrategia en varios frentes para avanzar hacia la legalización y la corresponsabilidad:
Censo y facturación justa: La empresa ha iniciado un censo de los suministros no residenciales (comercios, pequeños comercios) ubicados en estas zonas. El objetivo es establecer esquemas de facturación más equitativos que ayuden a mejorar la recaudación y la sostenibilidad operativa.
Tablas técnicas de normalización: Se avanza en mesas de trabajo con alcaldes, gobernadores y la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD) para identificar barrios prioritarios y movilizar proyectos de modernización.
Proyectos integrales: Las iniciativas incluyen la renovación de redes, la instalación de medidores individuales y el reemplazo de transformadores comunitarios, complementadas con campañas educativas sobre cultura de pago y uso seguro de la energía.
Continuidad concertada: Como medida de mitigación apoyada en la regulación, la compañía contempla la aplicación de periodos de continuidad acordados. A través de convenios comunitarios se establecen ausencias programadas del servicio que se van reduciendo progresivamente a medida que mejora la recaudación y el cumplimiento de los compromisos comunitarios.
Afinia insiste en que la solución al «reto subnormal» requiere el compromiso de todos.
“Nuestro propósito es transformar la realidad energética del Caribe, pero para lograrlo se requiere del esfuerzo conjunto de todos los actores: empresa, autoridades y comunidad. La corresponsabilidad ciudadana es necesaria para la estabilidad del sistema eléctrico regional”, concluyó el gerente Arango Restrepo.
Con $300 mil millones de pesos en pérdidas anualesla estandarización eléctrica no es sólo un objetivo comercial; Es una condición indispensable para la viabilidad financiera de la energía en el Caribe y un acto de justicia y seguridad para miles de familias.
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Documental de la periodista Jineth Bedoya. Foto:
cartagena