
Finalmente, lo que muchos habitantes del vecindario de La Base temían durante décadas sucedieron, pero no imaginaron que realmente pudiera convertirse en una realidad dolorosa: un ataque terrorista en las barbas de la Base Aérea Marco Fidel Suárez, una guarnición militar donde La escuela de aviación también funciona, y que durante años había sufrido un ataque terrorista nuevamente.
Desde hogares residenciales hasta instituciones de salud y salud que son vecinos este establecimiento de la fuerza pública, siempre se les había visto como edificios arriesgados. Sin embargo, los protocolos y la dinámica de seguridad alrededor de la base aérea habían logrado una coexistencia armoniosa con su entorno.
La Fuerza Aérea dijo que el ataque en Cali ocurrió a las 2:50 de la tarde. Foto:Juan Pablo Rueda. Tiempo
Un representante de derechos humanos, que prefería omitir su nombre, explicó que una de sus luchas constantes ha sido fortalecer la seguridad en esta área, debido a la vulnerabilidad a la que están expuestos, teniendo en cuenta que el crecimiento del sector.
«Aquellos de nosotros que vivimos aquí estamos prácticamente cerca del centro de la ciudad. Creo que la base aérea debe estar en un lugar más lejos del área urbana, porque en este momento no nos sentimos protegidos por una fuerza militar, de hecho, somos un objetivo militar de las fuerzas oscuras», dijo el líder de la comunidad.
Dijo que desde el momento en que el conflicto armado se intensificó, no duermen, debido al ruido constante de los helicópteros que, por lo general, casi vuelan 24/7.
«Ahora con esto no vamos a dormir, nuestras vidas están en peligro», agregó.
Asegura que durante décadas haya escuchado solicitudes para garantizar que esta base aérea se transfiera, sin embargo, no está a favor de esa iniciativa, porque considera que la seguridad debe reforzarse.
Un taxista, entre las víctimas fatales del ataque terrorista. Foto:@juanfotosadn
«Tienes que poner más luminarias y acompañamientos policiales en el área de la guarnición militar, porque a veces solo uno ve uniformado con mucho espacio para cuidar, exponerse por cualquier ataque», agregó.
El debate se reabre
Con la explosión el jueves pasado, 21 de agosto, se evidenció la necesidad de habitantes del área, lo que grita que este establecimiento abandona el área, mientras que otros solo buscan fortalecer la seguridad en esta área, que había disfrutado de la buena calma, como se muestra su proximidad de grandes sitios recreativos, como la acuaparca del caña, uno de los grandes en la región. En esa área también ha habido secciones de la ruta de bicicleta de otros alcaldes.
Para el analista militar, el general (R) Pablo Federico Przychodny Jaramillo, la idea de transferir la base aérea, responde a posibles intereses políticos «que aprovechan la tragedia que ocurrió en la ciudad de Cali».
Ataque contra la base aérea de Cali. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
«Todos sabemos que hay intereses económicos bastante grandes en estas propiedades, quieren urbanizarlas, y luego buscan cualquier pretexto para argumentar la necesidad de eliminar la base aérea de Cali», dijo el analista.
Además, considera que este ataque, el segundo que de acuerdo con sus cuentas ocurre en estas instalaciones, no es «un argumento válido para exigir la transferencia de esa escuela, que es la universidad y el patrimonio de los Calados, por lo que no estoy de acuerdo con esa posición de medios y oportunistas, e incluso perversa de algunos personajes en la ciudad de Cali para hacer otro ataque económico y material y patrimonial contra la ciudad de Cali».
Mientras tanto, para Víctor Javier Lozano, quien habitó el vecindario durante años, dice que tomó la decisión de irse después del miedo producido por un ataque el 19 de septiembre de 1999.
Él dice que en esa ocasión dos pipetas de gas estallaron a pocos metros de la base aérea, lo que causó grandes daños materiales a las casas y tiendas en el sector.
«Antes de que también hubiera habido un ataque que no dejó muerto inicialmente, pero un vecino tuvo que amputar una pierna y despertarse y ver sin él, le dio un ataque cardíaco y murió», dijo.
Según lo registrado por el periódico El Tipo, el 19 de septiembre de 1999, la primera pipeta, que estaba en un camión Ford, que explotó en la calle 51 entre las carreras 9 y 10, un bloque y medio de la base.
El otro explotó en la carrera 8 con la calle 50, a la cabeza de la base aérea, pero sin causar daños a sus instalaciones. En cambio, una escoba y una fábrica montada ubicada en una esquina fueron totalmente destruidas.
En ese momento, el ataque, que había dejado a cuatro personas heridas, se atribuyó a las milicias urbanas de las guerrillas.
Hubo momentos de caos y confusión entre los habitantes del sector. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
Un sector muy ocupado
El área había disfrutado de la tranquilidad, tanto que es una de las más ocupadas, por las personas que van al Centro para la Octava carrera o hacia el Municipio de Candelaria para la dirección opuesta de la carretera.
Debido a esto, el área está bastante ocupada, por lo que se presentaron víctimas fatales y personas heridas, en su mayoría transeúntes y aquellos que estaban en las tiendas.
Con este nuevo ataque, el dilema de los habitantes del sector se volvió a abrir nuevamente: es hora de una transferencia de este espacio militar o debe ser reforzado con más fuerza pública.
José Antonio Minota Hurtado
Hora de la casa editorial
COLOMBIA
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