

Las intensas lluvias volvieron a poner contra las cuerdas a la ciudad. Carreteras colapsadas, barrios inundados, escuelas afectadas y una ciudad paralizada resumen una Día de miedo que comenzó con truenos y terminó con tragedias.
LEER TAMBIÉN
Desde las 3:30 de la tarde el cielo se cerró sobre la capital del Magdalena. Lo que comenzó como una llovizna se convirtió en un diluvio que transformó las calles de la Centro Histórico en ríos reales. En sectores como la Avenida del Ferrocarril y la calle 22, el agua cubrió completamente los andenes, y la gente intentó cruzar entre corrientes que llevaban basura y motocicletas.
«Estuve atrapada en el taxi casi una hora. No pudimos ver nada, el agua llegó hasta nuestra puerta», dijo María del Carmen Hernández, comerciante de la mercado público.
En barrios como El Pando, María Eugenia, Pescaíto, San Fernando, Bastidas la situación era más compleja: El agua ingresó a las viviendas dañando muebles y electrodomésticos.
Emergencia en barrios y escuelas
Las lluvias no sólo inundaron viviendas, también afectaron duramente a las instituciones educativas. La Secretaría de Educación Distrital confirmó daños en al menos una docena de escuelas, incluida la IED Rodrigo de Bastidas, Madre Laura, Gabriela Mistral, Megacolegio Aluna y el Quinto Centenario.
«Los chicos tuvieron que subir al segundo piso, el agua entró a las aulas y los baños colapsaron. Fue terrible», dijo Luz Marina Palacio, maestra de la escuela El Carmen de Pescaíto.
Los informes preliminares hablan de tejados desprendidos, cortes de energía, desbordes de aguas residuales y pérdida de material didáctico. La jornada del lunes puso de manifiesto, una vez más, la fragilidad de la infraestructura educativa ante el invierno.
Alerta naranja por riesgo de ciclón
Ante la magnitud de las lluvias, la Alcaldía Distrital declaró alerta naranja y activó los comités de emergencia. Alcalde Carlos Pinedo Cuello anunció la instalación de la Sala de Crisis y pidió a la ciudadanía no acercarse a ríos o zonas de riesgo.
Aspecto general de la Calle 22, una de las principales arterias de Santa Marta. Foto:Redes sociales
“Pueblo mío, estamos actuando preventivamente. Nuestro compromiso es proteger la vida de los samaritanos y minimizar cualquier riesgo”, expresó en su cuenta X.
El Ideam, por su parte, confirmó que la emergencia está asociada a la onda tropical AL98, ubicada sobre el oriente del Mar Caribe, con un 50% de posibilidades de convertirse en ciclón en las próximas 48 horas y un 80% de posibilidades de convertirse en ciclón en los próximos siete días.
Actualmente, la ciudad mantiene tres niveles de vigilancia: alerta naranja por crecidas repentinas en los ríos que bajan dela Sierra Nevada; rojo por desprendimientos de tierra en la zona rural, y amarillo por condiciones meteomarinas adversas en la costa.
Una tragedia en la Piscina Olímpica
Pero el agua no sólo dejó inundaciones: también cobró vidas. En la Piscina Olímpica, recinto público del Distrito, falleció Esteban Guardiola, un joven de 17 años del barrio de Nacho Vives.
Según la Alcaldía, el niño ingresó de manera irregular junto a otros 29 jóvenes aprovechando la lluvia. “El grupo intimidó al guardia y se lanzó a las piscinas a pesar de que estaban cerradas por seguridad”, explicó.l Instituto Distrital de Recreación y Deportes (INRED).
Esteban, según las autoridades, intentó saltar desde una plataforma de buceo y al caer se golpeó la cabeza. Quedó inconsciente bajo el agua y no había personal paramédico en el lugar debido a que se suspendieron las actividades.
El testimonio del padre.
en el barrio Nacho Vivesla versión oficial se cruza con el dolor de un padre. Eliécer Guardiola, entre lágrimas, revive el último momento en que vio con vida a su hijo.
«Le advertí que no saliera, que se quedara en casa. Le dije: ‘Ve con tu abuela, pero no te metas en la calle’. Era un niño inquieto, rebelde… y no me escuchaba», cuenta con la voz entrecortada.
Los samaritanos volvieron a sufrir con el fuerte aguacero de este lunes 20 de octubre. Foto:Redes sociales
Poco después llegó un amigo con la noticia. «Me dijeron que se había metido en la piscina y se había ahogado. Cuando llegué no había nada que hacer. Así son los malos tiempos cuando vienen», lamenta el hombre, sentado frente a su casa inundada.
Rayo y una vida apagada
Otra tragedia ocurrió en el sector de Manzanares. Allí falleció Jorge Molina, reconocido controlador de tránsito. Había buscado refugio debajo de un árbol mientras esperaba que se aclarara, pero una descarga eléctrica lo sacudió.
«Se escuchó un trueno muy fuerte y luego un grito. Cuando salimos, ya estaba tirado al lado de la moto», dijo un vecino de la zona.
Molina era muy querido en la ciudad por su amabilidad y disposición para ayudar. Su muerte causó consternación en las redes sociales, donde decenas de mensajes lo desestimaban como “un hombre trabajador y servicial”.
Una ciudad al borde del colapso
Santa Marta vuelve a estar bajo el agua. Las imágenes de calles inundadas, casas inundadas y familias rescatando lo poco que les queda reflejan una realidad que se repite cada lluvia intensa.
Pese a los anuncios de planes preventivos, el invierno vuelve a mostrar las costuras de una ciudad vulnerable, donde cada aguacero es una amenaza y cada rayo un aviso.
LEER TAMBIÉN
Mientras las agencias de socorro mantienen la vigilancia y el IDEAM anuncia que las lluvias continuarán, los samaritanos siguen alarmados, temiendo una crisis aún peor.
Por Roger Urieles, para EL TIEMPO Santa Marta. En X @rogeruv