
Los pueblos indígenas awá en el departamento de Nariño expresaron su gran preocupación porque en la zona fronteriza entre Colombia y Ecuador, hay un notorio aumento en la presencia de grupos armados ilegales y se teme que la violencia empeore muy pronto.
Para la unidad indígena del pueblo awá, UNIPA, esto implica una grave afectación para sus comunidades y todo el territorio, cuyos guardias se encuentran cerca del país vecino de Ecuador.
Existe preocupación por el resurgimiento del conflicto armado en sus territorios. Foto:Unipa
En municipios como Ipiales, Carlosama, Cumbbal, Potosí, Tumaco, Barbacoas y Ricaurte coexisten el indígena awá hace muchas décadas.
La organización indígena informó que, como los pueblos del pueblo de la gente de Colombia y Ecuador habían advertido recientemente por la alerta temprana binacional No. 001 del año 2023, el pueblo de AWÁ está en una situación de riesgo considerable, debido a la expansión de diferentes actores armados que se benefician de actividades extractivas como la coca y los cultivos mineros ilegales, que van en contra de sus mandatos ancestrales.
Según la revelación de la UNPA: «No solo enfrentamos hechos victimizados como amenazas y desplazamientos, sino también efectos ambientales alarmantes vinculados a la minería ilegal y la deforestación para fines ilícitos».
Estas actividades ilegales están causando en sus guardias indígenas la degradación del suelo y la contaminación de fuentes de agua que son fundamentales para sus prácticas alimentarias y espirituales.
También hay preocupación por la situación fronteriza con Ecuador. Foto:Unipa
Denuncian hechos concretos
Como casos específicos, se recordaron los dos eventos más recientes que se revelaron de manera oportuna para las autoridades, pero hasta ahora no han encontrado respuestas favorables.
El primero de ellos ocurrió el 20 de febrero de 2025, cuando el ejército de Ecuador destruyó tres puentes ubicados en los sectores de La Palma, Mayasquer y Puff Haztry, para los cuales las comunidades fueron movilizadas y transportadas su comida. Esta situación se consideró una clara violación de los derechos de los pueblos indígenas en el territorio.
El segundo evento se registró el 20 de julio de 2025 cuando se evidenció la muerte masiva de los peces en el río San Juan, ubicado en los reliegues medios de Nulpe, Alto Río San Juan, municipios de Ricaurte y Barbacoas, que constituían una amenaza directa tanto para la biodiversidad como para la salud y la vida del indígena Awá.
Hay una falta de medidas
A pesar de haber presentado estos desafortunados episodios, la organización cree que la atención del gobierno nacional y las fuerzas militares en Colombia no fue la más apropiada.
«Debemos enfatizar que la respuesta institucional ha estado marcada por la inacción y la falta de medidas efectivas, no solo para mitigar los riesgos que corren nuestras comunidades, sino también los impactos ambientales que se presentan», dijo UNIPA.
Luego dijo que si bien es cierto que la alerta temprana emitida por los defensores del pueblo de Colombia y Ecuador sirvió para convocar a las instituciones nacionales e internacionales que tomaron algunas acciones, no han dado los resultados esperados hasta la fecha, lo que agrava aún más el problema en la región fronteriza.
«Somos uno de los pueblos en riesgo de exterminio físico y cultural, y nuestra Katsa Su (Big House) sangra antes de la visión indiferente de las entidades llamadas para asistir de manera integral e de inmediato a la delicada situación que vivimos», agregó.
Las comunidades solicitan establecer diálogos para descalar el conflicto que afecta a sus territorios. Foto:Santiago Saldarriaga / The Time
Dada esta situación, el pueblo de Awá en Nariño solicitó a todas las agencias de Colombia y Ecuador mencionadas dentro de la alerta temprana, que avanzaran en el cumplimiento de las recomendaciones emitidas en él, a través de un diálogo con su propio gobierno, para detener el aumento de la violencia y la afectación ambiental en el territorio binacional de AWÁ.
Además, para el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a todos los defensores de los Derechos Humanos de Organizaciones Nacionales e Internacionales, proporcionan el acompañamiento que permite el monitoreo y la visibilidad de la realidad seria que enfrenta a los pueblos indígenas.
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Aeropuerto de México, en tifter de lluvia. Foto: