

En las playas más aisladas del Caribe colombiano, donde la presencia humana es casi nula y el paisaje parece no cambios, un grupo de investigadores encontró un signo inesperado de contaminación global: Los plásticos atrapados entre troncos, ramas y raíces que llegan arrastradas por ríos o mareas.
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Este fenómeno, primero documentado en todo el mundo, estaba sujeto a una investigación pionera dirigida por Profesor Nelson Rangel-Buitrago, de la Universidad del Atlántico, con el apoyo de científicos de Marruecos, Francia y Estados Unidos.
El equipo demostró que la madera de deriva no es solo parte del ecosistema costero, sino que también actúa como una trampa física para los desechos flotantes, especialmente los plásticos.
La investigación se desarrolló en siete playas remotas de la costa del Caribe colombiano, donde se aplicaron protocolos de muestreo estandarizados para cuantificar tanto la presencia de madera como basura.
Nuevas claves para comprender el problema
Los resultados revelaron una correlación significativa: las playas con la mayor cobertura de madera también tenían más desechos, especialmente fragmentos de espuma de poliestireno, botellas, tapas, envoltorios y sandalias.
Aspecto general del naufragio de madera en playas del Caribe. Foto:Cortesía de Nelson Rangel
Como explica Rangel-Buitrago, «la estructura irregular de la madera crea pequeñas barreras donde la basura está atrapada por la acción de las corrientes y olas. Este comportamiento se había subestimado hasta ahora y ofrece nuevas claves para comprender cómo el desperdicio se acumula en las áreas tropicales».
Además del hallazgo ecológico, el estudio propone herramientas de concreto para el monitoreo ambiental: el índice de abundancia de madera (IAM) y el índice de cobertura de madera (ICM), que permiten estimar la capacidad de retención de residuos de una playa sin la necesidad de una infraestructura tecnológica compleja. Estos indicadores podrían ser especialmente útiles en regiones con recursos limitados, donde el monitoreo tradicional es difícil de implementar.
Utilidad de madera
Otra contribución del estudio es el cambio de enfoque que plantea en la madera de deriva, tradicionalmente considerada como otro desperdicio. Los investigadores ahora lo proponen como un «poder ecológico», es decir, como un elemento útil para predecir y comprender los patrones de contaminación marina. Esta perspectiva abre la puerta a las estrategias de gestión costera basadas en soluciones naturales, más sostenibles y adaptadas a contextos tropicales.
La investigación muestra que los troncos de playa retienen plástico flotante. Foto:Cortesía de Nelson Rangel
La investigación no solo se destaca para sus hallazgos, sino también para el modelo de cooperación científica en el que se desarrolló. Investigadores de la Universidad Ibn Zohr (Marruecos), el Instituto Francés de Investigación para Sea (Ifremer) y la Universidad Estatal de Grand Valley (Estados Unidos) participaron, en una colaboración que cruzó tres continentes. «Este es un ejemplo de ciencia hecha del Caribe colombiano, con impacto global», dice Rangel-Buitrago.
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Los resultados tienen aplicaciones potenciales en otras regiones tropicales, como islas, manglares y deltas, donde también está presente madera de deriva. Si estos patrones se replican, podría convertirse en una herramienta clave para comprender y mitigar los efectos de la contaminación plástica en los ecosistemas costeros.
Mientras tanto, en esas playas remotas del Caribe, la naturaleza continúa haciendo su parte. Los troncos y ramas, arrastrados desde la profundidad de los ríos, se convierten en barreras silenciosas que atrapan lo que regresa el mar. Una lección de equilibrio que la ciencia recién comienza a interpretar.
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