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desarrollar su propio submarino nuclear – En un click

desarrollar su propio submarino nuclear

 – En un click

Brasil toma casi medio siglo persiguiendo una ambición que ningún otro país latinoamericano ha logrado perseguir: desarrollar su propio submarino de propulsión nuclear. Este objetivo se concreta en torno al “Álvaro Alberto”, un proyecto que combina infraestructura especializada, transferencia de tecnología y un programa nuclear naval que lanzó finales de la década de 1970. No es un submarino operativo ni un avance inmediato, pero sí un plan con piezas concretas que explican por qué el país se ha situado en un terreno reservado a muy pocos países en el mundo. La documentación oficial Situa su lanzamiento en 2023. Es una previsión de trabajo dentro del calendario del programa, no una garantía cerrada.

La iniciativa apunta a un submarino significativamente más complejo que los de propulsión diésel-eléctrica utilizados en la región. Es una plataforma que combinará su propio reactor nuclear con sistemas de combate y sensores derivados de los utilizados en los submarinos convencionales del tipo clase riachuelodesarrollado a partir de la familia Scorpène, pero adaptado a un casco de mayor eslora y desplazamiento. Se trata de un submarino de ataque armado convencionalmente, con propulsión nuclear pero sin armas nucleares, en línea con compromisos de no proliferación asumido por Brasil. La propulsión nuclear permitiría operar sin necesidad de subir a la superficie para recargar baterías, ampliando el alcance y discreción en misiones prolongadas. y según datos difundidos por NuclepSegún la empresa estatal que fabrica parte del casco, el diseño rondará los 100 metros de eslora y 6.000 toneladas de desplazamiento.

Medio siglo para llegar a un submarino nuclear brasileño

El proyecto brasileño de submarinos nucleares se comprende mejor si nos remontamos a los años setenta, cuando la Marina inició su propio programa dominar el ciclo del combustible y desarrollar la tecnología nuclear aplicada a la propulsión. Ese esfuerzo nació con la idea de reducir las dependencias externas y garantizar que Brasil pueda avanzar en áreas sensibles sin verse condicionado por proveedores extranjeros. Con el tiempo se consolidó el Programa Nuclear Marinha, que sentó las bases para diseñar un reactor naval de forma autónoma. Esa línea de trabajo es la que, décadas después, conduce al intento actual construir un submarino de propulsión nuclear.

La estructura actual del proyecto no se entiende sin la PROSUBel programa firmado con Francia en 2008 que condujo la construcción de astilleros, muelles y talleres especializados en Itaguaí. Gracias a ese acuerdo, Brasil incorporó tecnologías de la familia Scorpène y formó equipos capaces de producir submarinos convencionales avanzados. Las unidades de la clase Riachuelo sirvieron como escenario de aprendizaje industrial y operativo, demostrando que el país podía emprender un proceso constructivo complejo. Este viaje es el que permite considerar la transición hacia un submarino de propulsión nuclear desarrollado en territorio brasileño.

Un submarino clase Riachuelo

el concepto de amazona azul Resume la importancia que Brasil otorga a su espacio marítimo, un área de millones de kilómetros cuadrados donde se concentran recursos estratégicos y rutas clave. La vigilancia de este entorno requiere medios capaces de operar durante largos períodos sin depender de escalas ni recargas frecuentes. La infraestructura desarrollada en Itaguaí, junto con la red de apoyo desplegada en la costa, proporciona la base logística para ese tipo de operaciones. En este marco, la Armada considera que un submarino de propulsión nuclear proporcionaría la autonomía necesaria para reforzar su presencia en el Atlántico Sur.

Antes de que haya un submarino operativo, Brasil debe demostrar que puede integrar con seguridad un reactor naval, y ese trabajo se hace en LABGENEun módulo terrestre que reproduce los sistemas clave del futuro “Álvaro Alberto”. El prototipo incorpora un reactor de agua a presión de diseño nacional y utiliza combustible producido por el propio programa nuclear bajo supervisión internacional. Probar la planta en tierra permite identificar fallos y optimizar el rendimiento sin los riesgos que implicaría hacerlo dentro del casco. Esta fase constituye el elemento técnico más exigente del proyecto.

La situación actual del “Álvaro Alberto” refleja un equilibrio entre lo ya construido y lo que aún está por terminar. Por un lado, Brasil tiene un diseño definido en sus líneas maestras, una cadena industrial dopacífico para producir secciones del submarino y el desarrollo nuclear que avance dentro de las instalaciones previstas para ello. Por otro lado, la integración final del reactor, los sistemas de propulsión y el casco requerirá tiempo, pruebas y supervisión independiente. El programa avanza con una lógica gradual, propia de un proyecto que aspira a un nivel tecnológico sin precedentes en la región.

De concretarse el proyecto, Brasil pasaría a formar parte del pequeño grupo de países capaces de operar un submarino de propulsión nuclear, un salto que tendría un claro impacto en el equilibrio naval del Atlántico Sur. Sería además el primer buque de este tipo en Latinoamérica, circunstancia que refuerza el peso estratégico del programa y explica el sostenido interés de la Armada. Este progreso, sin embargo, está condicionado por la continuidad política, los compromisos de no proliferación y los costos asociados con el mantenimiento de una cadena industrial tan especializada durante décadas. El resultado dependerá de la capacidad del país para sostener ese esfuerzo en el largo plazo.

Imágenes | Armada de Brasil (CC BY-SA 2.0)

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