

Por: Editor Político Eje 21 – Lima
Lima, 10 de octubre de 2025. En un día que renueva el mapa político peruano en Perú, el acusado presidencial aprobó el rechazo del presidente Dina BoluarteDe repente se sella el fin de su gobierno después de casi tres años de gestión caracterizada por crisis, opresión y mala conducta. Con 122 votos a favor de 130 diputados, el parlamento declaró la «permanente incompetencia moral» del Presidente, el eufemismo constitucionalmente asegurado que en Perú se ha convertido en un repetido recurso para resolver conflictos políticos sin pasar por elecciones.
El nuevo presidente, José jeríLa respuesta estuvo en el campanazo de medianoche y prometió «un frente de guerra contra el crimen organizado» y un llamado simbólico a construir «el Perú de nuestros sueños». Su discurso, breve pero calculado, intentó alejarse del caos hereditario y tender puentes con el poder legislativo que, si bien ha elevado su imagen, es también origen de la inestabilidad que asfixia al país.
Más rápido
La caída de Boluarte fue tan rápida como su ascenso. Luego de unas horas, el parlamento recogió y votó cuatro propuestas vacantes, presentadas por Renovación Popular, el partido conservador de extrema derecha liderado por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, quien durante muchos meses había exigido su salida debido al aumento de la violencia. El detonante fue un ataque a la banda Agua Marina con relación militar en Lima, un golpe simbólico al sentimiento de seguridad que el gobierno intentaba mantener.
El presidente no salió al salón a defenderse. Su silencio, interpretado por muchos como una renuncia, confirmó el aislamiento político que sufrió durante meses, incluso entre sus primeros aliados en el país de derecha que la mantuvieron en el poder después de que Pedro Castillo fuera remitido a partir de 2022.
Entre la opresión y la impopularidad
Boluarte será recordada como la primera mujer en ocupar el cargo presidencial en Perú, pero también como una de las más impopulares en una historia reciente. Su régimen se caracterizó por la represión de las protestas que supuso una decena de fallecidos y con una serie de decisiones políticas que lo alejaron de la ciudadanía.
El Ley de Amnistía Beneficiar a los soldados que participaron en violaciones de derechos humanos a lo largo de los años en conflictos armados internos se consideraba una concesión a los militares y el derecho más difícil. Saludos al Palacio con Juan Rivero LazoEl ex comandante del servicio de inteligencia condenado por el asesino múltiple de Barrios Altos fue interpretado como un gesto de desprecio por las víctimas del pasado.
En esto hubo frases desafortunadas que se volvieron virales -«Puno no es un Perú»- y que describieron el divorcio entre el gobierno y los Andes, la agitación social.
Tierra atrapada en su propio laberinto
Cese de Boluarte no soluciona la crisis: Perú reúne siete presidentes en nueve añosUn expediente que refleja la sensibilidad institucional y la incapacidad de su partido político para construir una concordia. El ascenso de José Jerí, hasta ahora nombre periférico de la política nacional, abre un margen corto, pero también de incertidumbre.
Su promesa de abordar los delitos «con todo el peso del Estado» y trabajar junto con el poder judicial y el Ministerio Público suena más a un deseo que a un plan organizado. El parlamento que hoy lo apoya podría convertirse mañana en su principal enemigo, en un magma repetido que ha transformado la política peruana en el ciclo de alianzas de corto plazo y terminaciones predecibles.
Mientras tanto, los ciudadanos observan cansados de un sistema político que parece incapaz de ofrecer estabilidad o esperanza. La caída de Boluarte, más que cerrar, podría ser una vuelta más en el eterno retorno de la crisis peruana.