
El viernes pasado, la pacífica ciudad italiana de Gemona del Friuli se despertó horrorizada por un hallazgo macabro: Alessandro Venier, de 35 años, había sido asesinado de una manera aterradora: el cuerpo fue encontrado desmembrado y enterrado en un tambor cubierto de lima viva. Unas horas más tarde, se sabía que detrás del brutal crimen no había menos que su madre, Lorena Venier, y su pareja, el colombiano Maylin Castro Monsalvo. Pero, ¿qué hilos oscuros tejieron este crimen? ¿Quién es una víctima y quién victimiza en esta trágica historia judicial?
Alessandro, un trabajador esporádico, soñó con mudarse a la costa del Caribe Colombiano, la patria de Maylin con la que tenía una hija de seis meses que ahora permanece bajo la custodia del estado. Sin embargo, la coexistencia de la pareja se había convertido en una terrible experiencia llena de discusiones, presunta violencia y sospechas. El día del crimen no fue fortuito: señalaron en la víspera de un viaje definitivo a Colombia, un movimiento que las dos mujeres temían profundamente. En ese entorno de tensión, según las confesiones, nació la conspiración. La hija, según Lorena Venier, se había convertido en casi la hija que nunca tuvo.
El plan, de acuerdo con lo que los investigadores han logrado establecer, fue premeditado con frialdad: la lima viva, según la policía, fue comprada una semana antes del asesinato. Maylin, supuestamente sumido en una depresión posparto, y Lorena, una enfermera reconocida por su comunidad, aliada en el acto fatal que habría coronado meses de conflicto y, según las versiones de la defensa, de la violencia doméstica por parte de Alessandro.
El gatillo pronto surgió. Por la noche, las mujeres le pidieron a Alessandro que pusiera la mesa para la cena, a lo que él se negó violentamente. Luego, el Gear of Death se preparó y le ofreció beber un jugo con un poderoso narcótico. Una vez sin sentido, fue sofocado hasta que murió y, en un acto de escalofriante meticulidad, desmembró y ocultó su cuerpo. Durante cinco días, las mujeres permanecieron con el cuerpo, antes de rendirse voluntariamente a las autoridades.
La confesión causó un inodoro aturdido en Gemona. Los teléfonos móviles todavía están involucrados en la niebla: la oficina del fiscal pregunta si la madre y el colombiano actuaron dominados por el miedo o si, como lo sugiere la hipótesis de los familiares de la víctima, la verdadera víctima sería Alessandro, rehén de su propio entorno doméstico. Los detalles más íntimos del caso, desde la ausencia de rastros de sangre en la casa, hasta el «afecto subsidiario» entre la madre -en la ley y la hija, la ley, las preguntas abiertas sin respuestas.
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