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Colombia se hunde en la lista mundial de la paz – En un click

Colombia se hunde en la lista mundial de la paz

 – En un click

En Colombia, la paz sigue siendo una promesa postergada. Aunque los indicadores macroeconómicos muestran resiliencia y el país intenta consolidar nuevos acuerdos con grupos armados, cifras de Índice de Paz Global 2025 revelan una realidad inquietante: la violencia diaria, la extorsión y la desconfianza en las instituciones mantienen al país entre las naciones menos pacíficas del mundo.

Colombia vuelve a ocupar un lugar incómodo en el mapa mundial de la paz. Según las últimas Índice de Paz Global 2025procesado por Una visión de la humanidadel país ocupa el puesto 140 entre 163 naciones, con una puntuación de 2.695 sobre 5, una de las más altas del continente y justo por encima de Haití en América Latina.

El informe, que evalúa el nivel de paz basándose en 23 indicadores –que van desde las tasas de homicidio hasta la percepción de la delincuencia y el nivel de conflicto interno– pinta un panorama que combina viejas heridas con nuevas amenazas. En Colombia, los indicadores más alarmantes son los asesinatos (5/5), el acceso a armas pequeñas (4/5) y los conflictos internos (4/5).

Si bien el índice mide el pulso global de la paz, las cifras dan vida –y muerte– a zonas como el Magdalena Medio, Arauca o el Catatumbo, donde las economías legales coexisten con redes de extorsión, contrabando y gobierno armado. Un reciente informe de Bloomberg Línea reveló cómo bandas criminales se han infiltrado en los principales campos petroleros del país e impusieron un «impuesto» ilegal a transportistas, comerciantes y trabajadores del sector energético.

El fenómeno no es nuevo, pero sí más complejo. Los disidentes FARC, ELN y grupos heredados del militarismo –como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia– hoy compiten no sólo por el territorio sino también por el acceso a las rentas de la economía extractiva. El resultado: una mezcla de violencia dispersa, fragmentada y persistente que no distingue entre zonas rurales y urbanas.

A pesar de los esfuerzos de las instituciones, el índice compuesto Una visión de la humanidad revela un hecho inquietante: el Índice de Seguridad y Orden Interno (3,48/5) continúa deteriorándose, impulsado por un aumento de los desplazamientos forzados, la expansión de las economías ilegales y la desconfianza en la justicia. En contraste, la militancia (1,76/5) no ha cambiado significativamente, lo que sugiere que el país continúa adoptando un enfoque más reactivo que proactivo ante la violencia.

En los últimos años, los intentos de diálogo con los grupos armados han reavivado la esperanza de un nuevo ciclo de paz. Pero si bien la extorsión es normal a medida que los impuestos y la violencia se vuelven comunes, Colombia todavía está atrapada entre dos realidades: un Estado que busca la reconciliación y un territorio que aún negocia la paz a punta de pistola.

El contraste con los países más pacíficos del mundo –Islandia, Irlanda o Nueva Zelanda, con puntuaciones cercanas a 1,1– muestra la distancia que separa a Colombia de la estabilidad. Más que un dato estadístico, el puesto 140 es el reflejo de una paz incompleta: una paz que no llega al territorio, donde cada esfuerzo de construcción nacional parece traer una nueva cicatriz.

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