
Envío ambiental, 15 de mayo (ef) .- En un evento significativo, el país sudamericano ha decidido concentrar sus esfuerzos de recuperación en la capital, Bogotá, coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía. Este acontecimiento destaca el compromiso de Colombia de restaurar sus vastas tierras para mejorar los ecosistemas y garantizar un entorno más saludable.
La Conferencia de las Naciones Unidas para la Formación Fight Against Desert (UNCCD, por su acrónimo en inglés) ha anunciado que la sede de este importante encuentro será en Bogotá. Este punto crucial enfatiza la intención de Colombia de «abordar el declive de la Tierra a través de soluciones basadas en la naturaleza», subrayando la necesidad de acciones urgentes y efectivas.
La celebración tiene la finalidad de atraer la atención internacional hacia la «necesidad urgente de expandir la recuperación de la tierra como un catalizador de sostenibilidad, paz y desarrollo inclusivo». Esta iniciativa también formará parte del Foro Mundial de Lands, que es organizado por el Gobierno de Colombia y que busca conectar a diversos actores para compartir experiencias y fomentar la cooperación.
El lema de esta edición es «Restaurar la Tierra. Abrir las oportunidades», y destaca el crucial papel que desempeña el país en la provisión de alimentos, agua, empleo y seguridad. Este evento busca no solo abordar los problemas actuales, sino también crear un futuro más brillante y sostenible para todas las comunidades involucradas.
30 % de los países colombianos, afectados
Es alarmante saber que casi el 30 % del área de Colombia se ha visto afectada por la disminución de la tierra, lo que equivale a aproximadamente 34.39 millones de hectáreas. A la luz de esta grave situación, las autoridades han propuesto un ambicioso plan que tiene como horizonte el año 2030. Este plan incluye la restauración de 100,000 hectáreas de áreas degradadas, la conservación de 22,000 hectáreas de bosque seco, la expansión de sistemas agrícolas sostenibles y el apoyo a comunidades rurales a través de iniciativas de recuperación específicas.
Ibrahim Thiw, CEO de la UNCDDC, subrayó la importancia de este tema al anunciar la sede, afirmando que «la degradación de la tierra plantea una amenaza directa para la salud, la seguridad alimentaria y del agua y la estabilidad de las sociedades». Además, advirtió que «si perdemos tierras saludables, dañamos la nutrición, aumentamos el riesgo de enfermedades y exponemos a las comunidades a las crisis climáticas y económicas».
Martha Viviana Carvajalino, Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia, también resaltó que esta situación se ha convertido en «un imperativo urgente». Comentó que la estrategia de su ministerio se basará en tres pilares esenciales: «la conservación y la recuperación de la tierra, los sistemas agrícolas sostenibles, justos y resilientes, y una mejor calidad de vida en las áreas rurales y urbanas». Además, enfatizó que «sin tierra fértil no hay comida; sin comida no hay paz».
Por último, es importante destacar que la degradación de la tierra, la sequía y el avance del desierto le cuesta a la economía global aproximadamente $ 878,000 millones al año, según datos de la Convención. Las organizaciones lamentan que «el ritmo y el alcance de la restauración están muy por debajo de lo necesario», lo que resalta la urgencia de acciones efectivas.
El Día Mundial de la Desertificación y el Dino se celebra cada 17 de junio desde 1994, y es un recordatorio de la constante lucha contra la degradación de la tierra y la importancia de la sostenibilidad ecológica. Efe