



en eso municipio de Caloto, momentos de angustia y miedo se vivieron durante la madrugada de este sábado 11 de octubre, cuando un artefacto explosivo impactó las instalaciones del hospital Niña María, perteneciente a la ESE Norte 2, en esta zona del norte del Cauca.
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«La explosión nos asustó»
Disidentes en el Cauca. Foto:AFP
El ataque se produjo en medio de un acoso armado que sacudió a toda la comunidad alrededor de las 4 de la madrugada.
La explosión sacudió el centro asistencial, rompiendo cristales y dañando parte de la infraestructura. En ese momento, varios pacientes permanecían hospitalizados y personal de salud atendía las emergencias.
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Los trabajadores tuvieron que refugiarse, mientras el estruendo se escuchaba en todo el casco urbano.
«Fue un momento de pánico total. Las ventanas se rompieron y las paredes vibraron. Tuvimos que proteger a los pacientes lo mejor que pudimos», dijo un miembro del equipo médico.
Disidentes de las FARC. Foto:Archivo EL TIEMPO
Aunque no se registraron víctimas mortales ni heridos graves, varias personas quedaron aturdidas por la explosión y el hospital sufrió importantes daños materiales.
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El secretario de Gobierno local, Cristian Cuenca, aseguró que Un artefacto artesanal, conocido como tatuco, fue detonado causando daños en algunos edificios e instalaciones aledañas, incluido el hospital Niña María, cercano al área de emergencias. La situación agravó el riesgo para el personal sanitario y los pacientes hospitalizados.
el acoso
Según versiones preliminares, el acoso estaría relacionado con los enfrentamientos que distintos grupos armados mantienen en esta zona del Cauca.
Cauca, región afectada por la guerra y ataques de disidencias de las FARC, en los últimos dos años. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Indignación por el ataque
Organizaciones de derechos humanos del departamento condenaron de inmediato lo sucedido, recordando que el ataque a un hospital constituye una violación directa del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
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«Atacar un hospital es un ataque a la vida misma. Los centros de salud son espacios protegidos y deben permanecer al margen del conflicto armado», dijeron voceros del Comité de Derechos Humanos del norte del Cauca.
De conformidad con los Convenios de Ginebra de 1949, las misiones médicas, el personal sanitario y las instalaciones hospitalarias gozan de protección especial, incluso en contextos de guerra. Por lo tanto, este ataque representa una grave transgresión de los estándares internacionales que buscan garantizar la vida y la atención médica de la población civil.
ESE Norte 2, entidad que administra el hospital, rechazó firmemente el ataque y exigió garantías de seguridad para sus trabajadores y usuarios.
«Rechazamos categóricamente este acto violento. Nuestra misión es salvar vidas, no ponerlas en riesgo. Exigimos respeto al personal de salud y a los espacios donde se brinda atención médica a las comunidades», expresó la institución en un comunicado oficial.
Este nuevo episodio se suma a la creciente ola de ataques y enfrentamientos en el norte del Cauca, donde comunidades civiles, líderes sociales e instituciones públicas permanecen en medio del fuego cruzado.
MICHEL ROMOLEROUX
Especial para EL TIEMPO
Popayán
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