Barranquilla vuelve a ser sacudida por la violencia urbana. La noche del domingo 16 de noviembre, un ataque sicario en el barrio La Manga, en el suroeste de la ciudad, dejó dos hombres muertos y otro gravemente heridoen un hecho que refleja la creciente tensión en sectores golpeados por el crimen organizado.
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El ataque ocurrió alrededor 7:30 pm en calle 77D con calle 15D, cuando las víctimas charlaban en la vía pública. Según testigos, dos sicarios en motocicleta se acercaron y dispararon a quienes ya habían visto. La escena se volvió un caos.: Los vecinos corrieron a socorrer a los heridos y los trasladaron al Hospital de La Manga, pero uno de ellos llegó sin signos vitales; el otro murió momentos después.
Yhonyker Cáceres Cassiani, 21 años. Foto:Redes sociales
Las víctimas fueron identificadas preliminarmente como Yhonyker Cáceres Cassiani21 años y Oliver Cáceres Cáceress, quienes serían tío y sobrino, según los testimonios de quienes los ayudaron. El tercer afectado, Jesús David Max Estrada, Permanece en un centro asistencial con pronóstico reservado tras recibir varios impactos de bala.
Un barrio bajo fuego
Este hecho no es aislado, el suroeste ha sido escenario de múltiples homicidios en las últimas semanas, definiendo la ola de violencia que azota a esta localidad de Barranquilla. Hace unos días se registró otro homicidio en el sector, dentro de un vehículo y contra un abogado relacionado con estructuras criminalesen circunstancias que también apuntan a un ajuste de cuentas.
Las autoridades utilizan como hipótesis principal la Sicario vinculado a disputas por microtráficoen una zona donde operan estructuras criminales como Los Costeños y Los Pepes, pese a la tregua anunciada meses atrás. Eso treguapresentado como un paso hacia la “paz urbana”, hoy parece frágil: Los recientes ataques han suscitado dudas sobre su eficacia y sobre la control real ejercido por las autoridades.
Oliver Cáceres Cáceres sería el chico, quien estaría charlando en la vía pública. Foto:Redes sociales
Unidades de la Sijín y la CTI de la Fiscalía Realizan la inspección técnica y la recolección de testimonios para esclarecer el móvil del crimen. Hasta el momento no se han reportado detenciones ni se ha confirmado si las víctimas tenían antecedentes penales. La Policía Metropolitana activó un plan de candado en la zona para evitar más violencia el fin de semana, pero la comunidad sigue preocupada por la sensación de impunidad.
Una ciudad en tensión
Barranquilla enfrenta un panorama complejo que va más allá de los titulares. La violencia urbana se ha convertido en un desafío estructural que compromete la seguridad, la economía y la confianza de los ciudadanos. En 2024, la ciudad registró más de 415 homicidios, con un 16% de aumento en el primer semestreuna cifra que muestra la magnitud del problema y la urgencia de respuestas efectivas.
La declaración de una tregua hasta enero de 2026 está cada vez más en entredicho. Foto:Captura de pantalla
Los barrios del suroeste, como La Manga, El Bosque y La Sierra, son hoy epicentro de la disputa territorial entre bandas criminales que buscan controlar las economías ilegales: microtráfico, extorsión y sicariato. Aunque las autoridades anunciaron una tregua entre Los Costeños y Los Pepes, El pacto no ha logrado detener la violencia. Por el contrario, los recientes ataques sugieren que la tregua es más un acuerdo parcial que una solución real, y que otros actores—como el Clan del Golfo y células del Tren Aragua— Continúan presionando por espacio en el mapa criminal.
Este escenario se ve agravado por factores sociales: desempleo, falta de oportunidades y la expansión de las economías ilícitas que reclutan a jóvenes en sectores vulnerables. Cada ataque sicario no sólo deja víctimas, sino también un mensaje de poder que erosiona la autoridad del Estado y alimenta la percepción de inseguridad.
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El reciente cambio en la dirección de la Policía Metropolitana añade más incertidumbre. La partida del general Edwin Urrego y la llegada del coronel Miguel Camelo se dan en medio de esta crisis, que plantea Preguntas sobre la continuidad de las estrategias. y la capacidad institucional para contener la violencia.
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La intervención fue «necesaria y proporcionada», advirtió. Foto:
