

Son niños en el área de Mayapapo, palabra en el idioma wayunnaiki que traduce «lugar donde hay mucho Cubrió su cielo de cometas gigantes para anunciar que estos niños volarían los suyos, Armados por sí mismos e imprimen un sueño en cada uno, materializado en forma de dibujo, fuera de sus propias manos.
Este acto colectivo de emoción y también de resiliencia no fue organizado por una empresa, ni una base y menos un grupo político, es el emprendimiento social de un par de esposos que entienden que a través de su iniciativa se puede cambiar la vida.
Grupo de voluntarios de María Villate y Juan David Rosero que tomó ‘el cielo guajiro. Foto:ÓScar Ritoré
Se llaman María Fernanda y Juan David, es una médica reconocida y él es ejecutivo de una multinacional automotriz que ahorra todo el año de sus ingresos para entregar, junto con sus dos hijos y un grupo de amigos voluntarios, un día de felicidad que según muchas reparaciones vidas.
‘A Dream Flies’ es el nombre de esta aventura emocional que puso a más de 500 cometas en el cielo Y ese de los espectáculos aéreos más impresionantes detonó este fin de semana, de los cuales muchos tienen muchos en esta región.
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«Flying Comets abre la mente y repara el cuerpo físico, nos llevan a todos a convertirnos en pilotos de nuestras vidas», dice la Dra. María Fernanda Villate explicando, de alguna manera, la razón por la que decidió con su esposo embarcarse en esta aventura personal.
Para lograr este proyecto, aliaron con un grupo de profesionales que provienen de varias partes del país y donan su tiempo y trabajo hasta el día de hoy, los cometemos, crían docenas de figuras gigantes con motivos que aluden a la fauna acuática del área.
En el cielo, «nada», un pulpo de 20 metros, un tiburón de 12, una orca de 10, dos mantarrayas de 15 cada uno, caballos de mar que serpentan de repente convirtiendo el firmamento de este lugar en una gigantesca «avalancha» imposible de no preguntarse a aquellos que están bajo esas imágenes monumentales y aquellos que los ven en la distancia.
Los cometas hacen que los soñadores importen.
Equipo de profesionales que dejaron su huella en los corazones de los niños. Foto:ÓScar Ritoré
Ese fabuloso espectáculo es el telón de fondo en el que «navegan», luego las ilusiones hicieron cometas de niños indígenas con sus mensajes.
La mayoría de ellos quieren ser policías, muchos otros sueñan con ser jugadores famosos, bomberos, médicos y uno dijo un libro en su cometa su decisión de convertirse en poeta.
Niños de 6 a 16 años que estrenaron sus sonrisas en este día cuando vio cómo su cometa se elevó con fuerza y velocidad. Mientras mantienen su lucha, hasta un lado, contra explosiones de vientos de hasta 30 kilómetros.
Los niños de Wayuu reunieron a sus cometas y luego dibujaron sus esperanzas sobre ellos. Foto:ÓScar Ritoré
A los amigos de las actividades y deseos comunes se unen a la pareja de los profesionales, es María Isabel Ramírez, psicóloga experta en asuntos de niños, Juan Diego Galindo, gerente de una multinacional china, Germán Rosero, un coronel retirado de la Fuerza Aérea Colombiana, el padre de Juan David y quien se debe a la creación de esta iniciativa, abogados, ingenieros y un comunicado, un comunicado, a los que se les debe registrar.
La mayoría fueron acompañados por sus hijos, tan pequeños como los beneficiarios del día en un sentido de conocimiento del conocimiento donde todos fueron tras el mismo objetivo: volar un sueño.
Al final de un día frenético y de fabricación de 10 horas, donde los niños Wayuu entraron y dejaban docenas, había la sensación de que aquí aquellos que más aprenden son los voluntarios a quienes los pequeños pueblos indígenas de Guajiros dan lecciones de grandeza con sus dibujos, sus ocurrencias y sus deseos en el medio de un ecosistema hostil.
En cada cometa, los niños capturaron su sueño que voló alto y fuertemente en este lugar de La Guajira. Foto:ÓScar Ritoré
El año entrante seguramente regresará a estas playas, las figuras gigantes y sorprendentes y los niños para confirmar esa máxima que «los cometas vuelan alto con el viento contra», especialmente para ellos y mucho más si las ilusiones están impresas y no las frustraciones continuas y heredadas de estos pequeños navegadores.
Mayapapo este 6 de septiembre fue un episodio para recordar que existen y que están en la cima de las laderas de muchos.
ÓScar Ritoré – Especial para el tiempo
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