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Álvaro Uribe frente a la clase: el juicio que prueba la justicia y la historia de Colombia – En un click

Álvaro Uribe frente a la clase: el juicio que prueba la justicia y la historia de Colombia

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Bogotá, 28 de julio de 2025. Colombia se detiene el lunes 28 de julio de 2025 para presenciar un momento sin precedentes: el juicio contra el ex presidente de Álvaro Uribe Vélez entra en su campo decisivo. A las 9:00, en la oficina judicial de Paloquemao en Bogotá, el juez de Sandra Liliana Heredia leerá el significado del fallo que podría absolver o condenar a los líderes políticos más influyentes de la Colombia del siglo 21. Lo que está en juego no es solo el juicio del destino de una persona poderosa, sino la credibilidad de las instituciones, el recuerdo común de una nación lesionada y el destino de la democracia caracterizado por la polarización.

Un estudio nacido de efectos cepillados

El caso comenzó como una acusación. En 2012, el diputado del Senado, Álvaro Uribe, condenó a sus oponentes políticos, Iván Cepeda, por decir que había usado testigos para conectarlo con el paramilitarismo. Pero la historia tomó una curva dramática: en 2018, la Corte Suprema no solo presentó la queja contra Cepeda, sino que encontró evidencia de que Uribe, a través de su abogado Diego Cadena, había intentado sobornar su favor.

Lo que pretendía ser un ataque legal fue un auto de la corte. Se investigó Uribe, durante muchos años, blindada por su poder político. En agosto de 2020, el tribunal ordenó el arresto de la casa. Esta fue la primera vez que el ex presidente de Colombia fue arrestado. Cuando se entregó al Senado, el caso fue a la oficina del Ministro de Justicia y la justicia habitual. Comenzaría un procedimiento largo y duro que nos trae hoy.

¿De qué se acusa?

El ex presidente de Uribe tiene un cargo de cargos por soborno, soborno en acción y procedimiento penales. Según la oficina del fiscal, estaba determinado por una acción ilegal para influir en el proceso judicial a través de la presión o el testigo de los testigos. El punto clave en la lista es el testimonio de Juan Guillermo Monsalve, quien ha señalado a Uribe como parte de la formación del metro, una estructura militar activa en Antioquia en la década de 1980. Monsalve había sido empujado a retirarse y devolver una versión favorable al ex presidente.

La oficina del fiscal también ha introducido intercepciones telefónicas entre Uribe y su abogado, así como una carta escrita por testigos que fueron manejados. El ex presidente, por otro lado, se niega a nombrar sobornos o intervención y afirma ser víctima de la persecución política, que se disfraza de un proceso judicial.

Proceso largo y tenso

El estudio oral comenzó el 6 de febrero de 2025 y se extendió por 67 días de informes. La opinión pública fue testigo de la lucha legal llena de drama, contradicciones y simbólicas. Docenas de exagerados citados: exparamilitares, abogados, expertos correctos, agentes de CTI, parlamentarios del Senado y ex co -trabajadores de Uribe. Aunque la oficina del fiscal trató de construir historias sistemáticas, la defensa exigió que todo fuera una cadena única, sin el conocimiento o el consentimiento de su cliente.

Uribe nunca aparece físicamente antes del juicio. Casi lo hizo de su ciudad El Ubérimo, en Córdoba, quien lo criticó con víctimas y sectores que vieron en su orgullo o desprecio por la justicia. Su abogado, sin embargo, ha argumentado que el ex presidente ha respetado todos los niveles del proceso.

¿Qué significa este estudio para Colombia?

La importancia de este caso va en contra del criminal. Álvaro Uribe no es tan ciudadano. Fue presidente en dos períodos (2002–2010), el personaje principal en la lucha contra las FARC, el promotor de la Política de Seguridad Democrática, el Fundador del Centro Democrático y Mentor para Two Presidente: Juan Manuel Santos y el último, Iván Duque. Su nombre está relacionado tanto con la batalla contra el terrorismo como con el escándalo de las ejecuciones fuera del juicio, la comunicación con el paramilitarismo y la cultura política.

Para millones de colombianos, Uribe es un héroe. Para millones además, símbolos de impunidad. Su imagen divide familias, calles, consejos y redes sociales. Por lo tanto, el juicio es también el espejo de la leyenda: ¿puede Colombia juzgar poderoso? ¿Puedes hacerlo sin caer en el espectáculo o venganza?

Lo que viene después

El fracaso de hoy es solo el comienzo del resultado. Parte del perdedor tendrá cinco días para apelar el juicio de Bogotá. Ese tribunal debe resolver la apelación antes del 8 de octubre y la fecha límite para evitar prescribir el caso. Si se confirma una condena, la defensa aún podría producir una apelación inusual ante la Corte Suprema, que podría extender el proceso durante muchos años.

Si fuera condenado, Uribe tendría penas de prisión a medida que su edad (de 73 años) y debido a que no hay un delito violento, podrían traducirse en arresto domiciliario. En el caso de una infección, las industrias que han exigido justicia durante muchos años verán su esperanza de beneficios morales.

Juicio o justicia?

No es exagerado decir que el lunes Colombia también está en juicio. El país debe demostrar si su sistema de justicia puede fallar de forma independiente sin renunciar a la presión de los medios o la idolatría política. La historia juzgará tanto a los jueces como al acusado. Pero, sobre todo, el juez de la comunidad de Colombia: ¿continuaremos siendo un país donde la justicia llega tarde o no llegue, o iremos a la República donde todos, incluso intocables, responden por sus acciones?

Hoy, el reloj de la historia marca el momento final. Y aunque en la corte, se lee la sentencia, millones de colombianos miran, con sospecha o esperanza, la cara del pasado de los inherentes a los acusados. El juicio de Álvaro Uribe también es un juicio sobre lo que éramos, lo que somos y qué, con suerte y justicia, podríamos convertirnos.

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