Desde hace tres décadas y media, una voz constante y apasionada resuena en Colombia para recordar a sus habitantes que viven, ante todo, en un país con dos océanos.
se trata de Agenda del Mar, una empresa comprometida con la conservación del planeta, que celebra 35 años de trabajo ininterrumpido dedicado a la preservación, la investigación y la educación ambiental y la promoción del uso sostenible de los recursos marinos y costeros.
Con 10.500 agendas distribuidas sólo este año, sumando un total que supera los 300.000 ejemplares a lo largo de su historiaAgenda del Mar se consagra como una especie de Mejor vendido de la conciencia ambiental en Colombia. La corporación mira al futuro con la misma pasión que en sus inicios, recordando que cuidar el océano no es una tarea de expertos, sino de todos los que habitamos la Tierra.
Protección del océano Foto:iStock
María José Ospina, directora de Agenda del Mar, conversó con EL TIEMPO sobre los inicios de este proyecto editorial y de vida, la pasión que los mantiene a flote y el profundo legado que han construido.
¿Cómo te sientes al llegar a los 35 años de trabajo?
Son 35 años, la verdad es increíble y es muy lindo poder celebrar y poder celebrar con una publicación como la agenda, que es una publicación en papel. Pero es una publicación que lleva el mar mar adentro.
Lo que siempre hemos buscado Desde que comenzó la Agenda del Mar, su objetivo ha sido conectar a las personas con los océanos porque si aprendemos sobre el océano podemos conservarlo.. Y ese ha sido como ese proceso de entender cómo unir la ciencia, con el arte, con la información para que esa parte llegue a la gente y la conecte desde dentro.
Agenda del Mar Foto:Javier Nieto
¿Cómo fueron esos primeros ‘pequeños pasitos’, esos primeros pasitos?
La Agenda del Mar comenzó en Isla Fuerte, con un amigo. En mi caso, mi vida cambió completamente cuando comencé a bucear en 1990; Allí me enamoré del mar.
Queríamos hacer una agenda porque era la herramienta de extensión de la memoria. Soy ingeniero industrial, pero siempre me ha encantado todo lo impreso. Y en aquellos primeros días no había internet, no había computadoras. Empezamos con un cuaderno, escribíamos a mano.
Fue un proceso muy orgánico que, con el tiempo y el avance, nos ha permitido sumar proyectos como concursos de fotografía y una gran cantidad de iniciativas de conservación.
Hablando de esos comienzos, ¿a quién buscabas llegar con la primera distribución y cómo lograste agregar la empresa privada tan temprano en el proyecto?
Al principio siempre pensamos en los buceadores, ya que era nuestro entorno. De hecho, celebramos 35 años precisamente en la noche de los buceadores. Pero tener la Agenda y ver cómo la gente se relaciona con ella, Entendimos que era para cualquiera que quisiera conectar con el mar. Queríamos que esas páginas fueran un pedacito de océano cerca de ellos.
Empezamos a distribuirlo en librerías. Recuerdo que uno de los libreros tradicionales de Medellín me explicó todo el proceso de distribución y venta. Y algo crucial es que desde 1993 comenzaron a sumarse empresas privadas. El primero que creyó en nosotros fue Nicanor Restrepo. Esta unión de personas que aman el océano (marineros, científicos, pescadores) con el sector privado ha sido fundamental para hacer avanzar todo el proceso.
Agenda del Mar Foto:Javier Nieto
¿Cuáles han sido las claves para mantenerse a flote y evolucionar durante tanto tiempo?
Hay un tema muy importante: la pasión. La pasión y el propósito por los océanos son esenciales. A pesar de los momentos difíciles, a pesar de lo complejo que resulta muchas veces, ese propósito nos impulsa a continuar. Este año ha sido, como digo, de ‘surfear la ola’, de comprender lo importante que es y de aprender a disfrutar el viaje.
También creo que la red de aliados y contactos es muy importante. Fortalecer esa red ha sido clave porque, finalmente, juntos podemos sacar adelante proyectos como Agenda del Mar.
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En la transición de lo impreso a lo digital, que ha sido un desafío para todos los medios, ¿cómo ha logrado la Agenda del Mar seguir siendo relevante y mantener su esencia como objeto físico?
La Agenda es, ante todo, una pieza de colección. Buscamos que cada edición sea muy especial. Hay un proceso constante de introspección para no caer en lo mismo, sino hacer lo mismo pero diferente. Queremos que tenga ese detalle que sorprenda y que quien lo reciba sienta que se está sacando mar mar adentro. Para mí la Agenda huele a mar, huele a sal.
La parte crucial es la conservación. Nuestro objetivo es que las personas conozcan los océanos, el agua y el planeta, para que puedan tomar acciones diarias a favor de esta casa oceánica que habitamos.
Agenda del Mar Foto:Agenda del Mar
¿Cómo ha cambiado la pedagogía sobre el mar en estas más de tres décadas y cómo afronta Agenda del Mar la actual avalancha de contenidos?
Ahora hay mucha, pero a veces también demasiada desinformación. El desafío es permanecer coherente y consistente. Es difícil no deslumbrarse por cosas que llaman la atención, pero que carecen de sustancia, y que son sólo una tendencia. Es muy importante poder tener ‘los pies en el fondo del mar’ para conseguir que el proceso de comunicación se centre en lo importante y no sólo en lo llamativo. Detrás de cada edición hay una red muy bonita de colaboradores: científicos, ilustradores, diseñadores.
¿Hay algún momento, una frase, que encapsule el espíritu y el legado de Agenda del Mar?
Este año tuve un momento muy fuerte, murió mi padre. Cuando se jubiló, empezó a trabajar conmigo en la Agenda. Mi papá logró sintetizar en una frase lo que siempre quise decir, y creo que es el legado que nos marcó a todos: ‘El mar empieza en casa’.
Es un recordatorio de que la conservación es una responsabilidad cotidiana que comienza en nuestro entorno más cercano. Es una frase que nos da esperanza, esperanza activa, para afrontar los enormes desafíos que tenemos con nuestro planeta oceánico.