Economía

Salarios de oro, derechos de corte y democracia herida – En un click

Salarios de oro, derechos de corte y democracia herida

 – En un click

Él Senado de la República -Los partidos de oposición partidarios, en el acuerdo con los gremios económicos, incluidos sus medios de comunicación, una vez más han demostrado que actúa con el reverso de la ciudadanía en el país marcado por profundas desigualdades sociales y territoriales. La negativa a reducir las altas tarifas, se suma a la reforma laboral agarrada, que no conoce los derechos universales de los trabajadores, no es solo Afront para la justicia social, sino un acto de exclusión que alimenta la desconfianza de la violencia y los ciudadanos.

Mientras que millones sobreviven con trabajos informales, contratos durante horas, sin el Seguro Social o la estabilidad, los senadores de la Oposición de Banco arraigan sus ingresos privilegiados. No existe una justificación ética o política para que los representantes de las personas mantengan la tarifa acumulada para el millonario, mientras que legal contra los derechos de quienes los seleccionaron. Peor aún, este bloque parlamentario promovió y aprobó la reforma del trabajo que no es digna, pero consolida la incertidumbre como una capacidad de norma, desregulativa, más flexible y débil de los trabajadores para organizar y requiere condiciones judiciales mínimas.

En este contexto, el Senado, o al menos la mayoría que lo domina, falla en su misión legislativa y alimenta las condiciones estructurales que certifican el conflicto armado, la amargura social y la fragmentación y fragmentación del país. La legitimidad política no se ejecutó, se construyó con coherencia, con justicia, con empatía hacia aquellos que llevan la gravedad del neoliberalismo, un modelo económico exclusivo profundo.

Pero el problema no está agotado en el Congreso. Es urgente abrir una discusión sobre los salarios desbordantes de la alta gestión del gobierno, incluidas las economías mixtas o la gestión de recursos públicos. ¿Cómo es posible que los gerentes de entidades públicas y presidentes de la empresa con participación estatal reciban ingresos que se dupliquen o triple al presidente de la República? Este desequilibrio trata de los principios de capital, transparencia y responsabilidades en la gestión pública. Se requiere la ley que imponga paradas de pago razonables, diferenciada con la oficina legal y la naturaleza, lo que claramente sabe que ningún gerente que administra y paga recursos públicos gana más que el jefe del estado.

Esas decisiones, o la falta de ellas, no son técnicamente, son profundamente políticamente. En las regiones donde los abandonos estatales y la falta de oportunidades, la desigualdad institucionalizada se convierte en una sopa cultural para el empleo de grupos armados, fortaleciendo las economías ilegales y el deterioro de la democracia. Cuando el estado no ofrece alternativas decentes, otros actores suministran que vacía con violencia, exclusión y miedo.

También está claro que el tiempo pensar en mecanismos fiscales progresivos y políticas fiscales redistributivas Para limitar los efectos negativos de la acumulación excesiva, varían hacia una mayor regulación de la felicidad personal y financiar el desarrollo social de las áreas marginadas y excluidas, como parte de la estrategia de fortalecimiento de capital y reducen la desigualdad estructural. No habrá paz duradera sin capital.

Dado este panorama, es hora de recibir una llamada seria para un Un proceso integralpara empezar con Asamblea local y culminate ua Asamblea Constitutiva Nacional. Una instancia que permite revisar y fortalecer el estado de derecho social, promovemos Democracia participativa con el gobierno por decisión, profundizar descentralización Y abra el paso a un nuevo pacto social construido desde abajo. La democracia debe convertirse en una herramienta al servicio de capital, justicia y paz.

No habrá democracia viva hasta que el poder político y económico permanezca blindado contra las reformas necesarias. La sociedad colombiana necesita un Congreso con un sentido ético, un marco legal que regula el abuso de los salarios públicos y la política de trabajo que defiende un trabajo decente. No más retórica. Es hora de decisiones colectivas, justas, valientes y pacíficas.

Luis Emil Sanabria D.

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