
Foto: @MetLifestadium
En el vibrante este de Rutherford, Nueva Jersey, Shakira deslumbró a sus fanáticos al ofrecer su segunda presentación en el icónico MetLife Stadium como parte de su esperada gira titulada «Las mujeres no lloran más giras mundiales». Este evento fue altamente anticipado, y los seguidores de la artista colombiana se manifestaron con gran entusiasmo, lo que resultó en un lleno total. La energía en el aire era palpable, y se podía sentir la emoción entre el público, quien llegó de diversas partes para disfrutar de una noche inolvidable.
La demanda de entradas para este evento fue extraordinaria. Justo unos minutos antes de que comenzara el espectáculo, el equipo de producción enfrentó la gran necesidad de abrir lugares adicionales para acomodar a un público que estaba ansioso por vivir la experiencia de asistir a una presentación en vivo de Shakira. Este fenómeno ha sido una constante en cada ciudad que la cantante visita, donde su legado musical continúa resonando profundamente entre sus seguidores, consolidando su lugar como una de las figuras más influyentes en el panorama musical contemporáneo.
El concierto no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó de formas sorprendentes. Shakira, quien ha sido aclamada internacionalmente por su talento y carisma, volvió a demostrar por qué es un ícono de la música y el entretenimiento. La respuesta del público fue abrumadora, con cánticos y aplausos que daban vida a cada rincón del estadio. Desde los éxitos más clásicos hasta las canciones más recientes, Shakira supo cómo conectar con su audiencia, haciendo que cada persona se sintiera parte del espectáculo.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la increíble aparición de Rauw Alejandro. El reconocido artista subió al escenario para acompañar a Shakira en la interpretación de su nuevo tema «Felicidades«. Este dueto fue recibido con gritos de alegría y una euforia contagiosa que recorrió todo el recinto. La química entre ambos artistas fue evidente, lo que llevó a los espectadores a un nivel de eufonía que solo se puede experimentar en los conciertos de los grandes. La colaboración fue un regalo especial para los fanáticos y una muestra más de la capacidad de Shakira para unir talentos en el escenario.
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