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En la madrugada del pasado sábado 17 de mayo, se desató una escena de terror en el vecindario San José del Pando, al sur de Santa Marta. Los residentes se vieron abruptamente despertados alrededor de las 4:30 de la mañana por una serie de explosiones de disparos, cuando un grupo de individuos enmascarados asaltó una vivienda en su búsqueda de un hombre apodado ‘El Mono’. Este tipo de ataques han ido en aumento, creando un clima de desesperación y temor entre los habitantes de la zona.
Durante este ataque brutal, una mujer de 92 años, identificada como Inés Mercedes Manga Rodríguez, fue fatalmente herida por los disparos. Ella se había acostado junto a su familia cuando los agresores abrieron fuego de manera indiscriminada, sin encontrar al objetivo que perseguían, un acto absolutamente devastador y repetido que ha dejado marcas permanentes en la comunidad.
La balacera también dejó a su nieta, María Claudia Ulloa Correa, herida. Además, su bisnieto, un niño de 10 años llamado Jefferson, también resultó herido. Ambos fueron trasladados de emergencia a un centro médico cercano, donde permanecen bajo cuidadosa observación por el impacto de este suceso, que ha dejado una huella de dolor y desesperación en la familia.
Fuego cruzado en plena oscuridad
Según relatan varios testigos del suceso, se escucharon al menos veinte disparos en intervalos rápidos, seguidos del resonar de múltiples motocicletas que rápidamente se alejaron del lugar del crimen. Minutos más tarde, los vecinos, aterrorizados, emergieron de sus hogares solo para enfrentarse a la desgarradora realidad: la anciana había fallecido en su cama, alcanzada por las balas, mientras que su nieta y su bisnieto luchaban por sobrevivir bajo la sombra de esta violencia.
Panorámica de la ciudad de Santa Marta. Foto:Civitatis
Los criminales que perpetraron este ataque habrían emitido un mensaje mortífero destinado a ‘Mono’ Ulloa, un hombre supuestamente vinculado a estructuras criminales que operan en la ciudad y que ya había sido objeto de otros asaltos en el pasado. Esta violencia es un eco de la brutalidad que ha marcado sus días, pues el 21 de diciembre de 2023, sus hijos Carlos e Iván Herrera fueron asesinados en circunstancias igualmente trágicas justo frente a su casa. La espiral de violencia ha golpeado a su familia nuevamente, esta vez con la pérdida de su madre y su nieta a causa de este ataque incesante.
Un ciclo de violencia
Este ataque se suma a una creciente ola de homicidios que ha asolado los vecindarios del sur de Santa Marta en los últimos días. El miércoles 14 de mayo, un hombre conocido como Lewis Meriño Gutiérrez fue asesinado cerca de la iglesia en el vecindario de María Eugenia, dejando a una mujer inocente herida de manera accidental por una bala perdida en el proceso. Al día siguiente, Cizer Mejía Paz fue ultimado en la zona de El Pando.
El viernes 16 de mayo, otro hombre, Omar Alarcón, también fue víctima de la violencia, siendo asesinado en el área de María Eugenia. Esa misma noche, un grupo de cinco jóvenes que estaban conversando en una esquina fue atacado por individuos en motocicleta, dejando a dos de ellos más heridos. Todos estos eventos han sido atribuidos a la disputa entre pandillas criminales que buscan el control de áreas estratégicas para el tráfico de drogas y otras actividades delictivas.
Reforzamiento militar en áreas afectadas
Ante la gravedad de los acontecimientos, el alcalde Carlos Pinedo Cuello ha ordenado un refuerzo inmediato de la presencia de la fuerza pública en los barrios del sur. Tropas y unidades del ejército del Policía Metropolitana han sido desplegadas en puntos estratégicos de la ciudad con el objetivo de contener la creciente escalada de violencia que ha dejado a muchos ciudadanos en un estado de alerta constante.
El ejército ha intensificado su presencia en el área. Foto:Redes sociales
«No permitiremos que los delincuentes sigan sembrando el terror. Las instituciones están tomando acciones y no cesaremos hasta devolver la tranquilidad a estos sectores», declaró el presidente en un llamado a la paz y la seguridad.
No obstante, los habitantes de la zona se sienten atrapados entre el fuego cruzado. Muchos de ellos expresan su miedo a hablar y a solicitar medidas de seguridad, pues la preocupación por su bienestar pesa más que el deseo de justicia. «Aquí sufren los inocentes. Ni siquiera podemos dormir en paz», compartió un residente del vecindario de El Pando, reflejando el sentimiento de impotencia que permea la comunidad.
Una vida marcada por la violencia
La trágica muerte de Doña Inés ha conmocionado profundamente a la comunidad. Ella era conocida por su alegría, vitalidad y carisma. A pesar de su avanzada edad, se destacaba como una mujer activa, querida por todos sus vecinos. Su historia no es la primera que enfrenta la tragedia; en 1996, durante el Día de la Madre, sufrió la pérdida de tres de sus hijas en el municipio de Ciénaga, su lugar de origen.
La vida de Inés es un reflejo del impacto innegable de la violencia que ha desbordado en Santa Marta, una levantando un cuento que no distingue entre edad o inocencia. En el día de hoy, su nombre se añade a la larga lista de víctimas que sucumbieron en una guerra urbana que ha colocado a ciudadanos honestos en medio de un conflicto devastador.
A medida que las autoridades continúan sus investigaciones, la comunidad de Samario clama por acciones urgentes y eficaces que logren restaurar la paz y la tranquilidad anheladas por todos.
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Captura de ‘Gardel’, extorsionista de ex cantantes Foto:
Roger Urieles para la hora de Santa Marta. En x @Rogeruv [email protected]