Economía

Hackeo a puerta cerrada en la educación de Antioquia – En un click

Hackeo a puerta cerrada en la educación de Antioquia

 – En un click

El martes 18.11. Asamblea del Departamento de Antioquia brindó un espectáculo que ilustra la forma en que el uribismo entiende la democracia: estudiantes de universidades públicas protestan en las gradas contra los recortes al presupuesto de la educación superior, y la presidenta de la corporación, representante del Centro Democrático Verónica Arango, ordena finalizar la sesión y anuncia que al día siguiente el debate será «a puerta cerrada». Fue sólo cuando la indignación pública creció y el propio gobernador tuvo que reprenderlo públicamente en las redes sociales que se vieron obligados a rendirse y permitir que la gente entrara a la sesión del miércoles 19.

El episodio no es menos. No se justifica en modo alguno que el presidente de la Asamblea intente sacar a los ciudadanos del local el mismo día en que se discute el presupuesto del departamento para 2026, un plan de casi 8 mil millones de pesos para el próximo año. Es una decisión profundamente antidemocrática: querían abolir las universidades públicas sin tener que escuchar las voces de quienes estudian y trabajan en ellas. Los estudiantes, con sus arengas y su presencia masiva, mostraron el malestar del uribismo cuando las gradas se llenan y la política deja de ser un diálogo entre élites.

El miércoles 19 finalmente se aprobó el presupuesto «con las puertas abiertas», pero con la puerta firmemente cerrada a lo que realmente importa: los fondos para la educación superior pública en Antioquía. Los porcentajes hablan por sí solos. La Universidad de Antioquia pasa del 0,88% del presupuesto en 2025 al 0,79% en 2026. El Politécnico Jaime Isaza Cadavid baja del 1,09% al 0,99%. Tecnológico de Antioquia, de 0,40% a 0,36%. Y UI Digital Antioquia, del 0,47% al 0,43%. En un presupuesto general tan grande, estos porcentajes parecen pequeños sobre el papel, pero en realidad significan menos plazas, menos profesores, menos laboratorios, menos bienestar estudiantil y más puertas cerradas para los jóvenes en los barrios y municipios populares.

No es un error aislado: es una política. Andrés Julián Rendón construye, paso a paso, un proyecto de castigo sistemático a las instituciones de educación superior del departamento. Hace unas semanas intentó eliminar las marcas universitarias que financian al Politécnico, Tecnológico e IU Digital. Sólo la presión de los estudiantes y el rechazo de sectores políticos alternativos obligaron al Gobierno a ceder y quedarse con este recurso clave para nuestras universidades.

Ahora, con el presupuesto para 2026, vuelve al conflicto de otra manera: reduce la participación de estas instituciones dentro del total departamental, al tiempo que intenta vender la idea de que todo se compensa con la supuesta «base presupuestaria» que, en la práctica, está a merced de la voluntad política de los gobernantes en el poder. Es el mismo guión de siempre: debilitar las fuentes de financiación propias y autónomas de las universidades para concentrar el control del dinero en el poder ejecutivo. Cuando la educación superior depende menos de estándares estables y más de guiños o reprensiones a los gobernadores, lo que se fortalece no es la calidad académica sino el clientelismo.

Lo ocurrido esta semana en el Parlamento también revela una fractura dentro del propio partido gobernante departamental. La idea de realizar la sesión a puerta cerrada era tan insostenible que el propio Rendón tuvo que salir, pero el hecho de que el gobernador corrigiera el patrón no borra la esencia: el presupuesto que defendió y logró aprobar su gestión reduce la participación para UdeA, Poli, TdeA e IU Digital. Amonestación en redes, corte por decreto: así no se gestiona la educación de todo un departamento.

Mientras el Gobierno del Cambio trabaja para ampliar el acceso a la educación superior pública, condonar deudas al Icetex y fortalecer el financiamiento universitario, en Antioquia el proyecto de Andrés Julián Rendón y el uribismo se dedica a reducir su participación en el presupuesto y tratar de sacar a los estudiantes de los escenarios de toma de decisiones. Esta inconsistencia no sólo es injusta: es un obstáculo directo al derecho a la educación de miles de jóvenes antioqueños.

La lección de estos días, sin embargo, también es esperanzadora. Cuando el uribismo quiso cerrar las puertas de la Asamblea, los estudiantes respondieron organizándose y movilizándose; Cuando intentaron tomar el sello, la presión social los obligó a revertir el ataque; Ante el ataque directo de reducir el impacto de la educación superior en el presupuesto, los estudiantes antioqueños no se quedarán de brazos cruzados.

alejandro toro

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