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Déjalos empezar a leer libros románticos. – En un click

Déjalos empezar a leer libros románticos.

 – En un click

En una época en la que cada vez más parejas necesitan programar el sexo como si de una reunión de trabajo se tratase, parecería que la espontaneidad romántica está camino de la extinción. La rutina, el estrés, los niños, las pantallas y la falta de tiempo han empujado a muchas personas a vivir el deseo como un recordatorio en el calendario.

Y, sin embargo, en medio de esta recesión sexual, miles de lectores están encontrando una chispa inesperada en un lugar que hace años habría sonado casi ingenuo: las novelas románticas y, especialmente, la romance, el híbrido entre romance y fantasía que domina las listas de ventas y las redes sociales como BookTok.

La lectura, la nueva chispa del deseo. Un número creciente de mujeres describen cómo su vida sexual fue desapareciendo hasta que empezaron a leer novelas románticas. En un reportaje para el New York Timesuna lectora comentó que ella y su esposo pasaron de tener relaciones sexuales «dos veces al mes» a «dos veces al día». No fue magia, explicó que la lectura funcionó como un detonante emocional y físico que no habían experimentado en años. En la salud de la mujerotra mujer contó cómo, tras una cadena de problemas médicos y estrés, su libido se evaporó… Hasta que las novelas la ayudaron a sentirse nuevamente conectada con su erotismo y con su pareja.

El secreto parece estar en la mezcla de lo escrito en este tipo de novelas: mundos mágicos, tensión sexual creciente, personajes femeninos complejos y escenas explícitas que sitúan su placer en el centro. No es casualidad que sexólogos y terapeutas describir este tipo de lecturas como un «gimnasio de la imaginación» que reactiva el deseo reactivo, aquel que no aparece solo, sino con estímulos adecuados. No activa sólo el cuerpo: primero activa la mente, la fantasía y la emoción.

Lo que revela este boom. Más allá del morbo, el aumento de popularidad de estas lecturas habla de algo más profundo. Según el TIEMPOLas novelas románticas te permiten explorar el deseo desde un lugar seguro: sin presiones, sin expectativas, sin miedo a ser juzgado. Son un espacio mental donde permitirte fantasear, recuperar la sensación de ser deseado y comprender lo que realmente te emociona.

Para muchas mujeres es la primera vez que conectan con su sexualidad por curiosidad y no por obligación. Como se detalla en BetchesEstas historias funcionan como un calentamiento psicológico, clave en parejas de larga duración donde el deseo suele desvanecerse no por falta de atracción, sino por falta de imaginación y novedad. Este «deseo reactivo» necesita estímulo, y los libros lo ofrecen sin vergüenza.

Además, esta explosión no se puede entender sin la comunidad. BookTok ha convertido estas lecturas en conversación pública: recomendaciones, clasificaciones de condimentarteorías, chistes privados, portadas analizadas al milímetro. Una cultura compartida que ha normalizado hablar de sexo, deseo o fantasías en voz alta.

El amor en tiempos de pantallas. Vivimos en una cultura que idealiza la espontaneidad sexual, pero la realidad no la acompaña. Horarios interminables, cargas mentales, redes sociales que absorben la atención y rutinas asfixiantes dejan muy poco espacio para la chispa.

De hecho, los estudios apuntan a un declive global en la frecuencia sexual, especialmente entre parejas jóvenes. No es que no haya deseo: no hay tiempo para que aparezca. Por este motivo, muchas parejas han empezado a planificar el sexo. La anticipación (mensajes coquetos, cenas relajadas, espacio sin pantallas) funciona mejor que esperar a que la llama aparezca mágicamente. En otras palabras, la planificación no mata el deseo, lo protege; Y aquí es donde encajan las novelas románticas: crean anticipación, generan tensión, reintroducen el juego. Son, para muchas personas, una forma de volver a sentir algo parecido al inicio de la relación.

Una revolución con matices. Sin embargo, varios expertos—de el NYT hasta ABC Australia— también advierten sobre riesgos: idealizar encuentros perfectos, esperar orgasmos sincronizados o presionar a la pareja para que replique fantasías que pueden no encajar en su relación. Distinguir entre fantasía y vida real, recuerdan los terapeutas, es clave para que este auge sea una ayuda y no una fuente de frustración.

En un mundo sin tiempo para el deseo, la lectura lo reaviva. Lo que demuestran estas historias no es que la ficción reemplaza a la realidad, sino que la inspira. Esa sexualidad no desaparece: queda latente. Y que, para muchas personas, estos libros ofrecen algo que faltaba en sus vidas: tiempo mental, espacio emocional, imaginación, juego y la sensación de ser visto y querido.

En una era de sexo planificado, deseo agotado y rutinas frenéticas, las novelas románticas han demostrado que la intimidad no necesita espontaneidad: necesita intención. Quizás por eso este fenómeno no deja de crecer. No porque prometa orgasmos imposibles, sino porque devuelve –sin prisas, sin juicios– el deseo de amar y ser amado. Como confiesa un lector entrevistado por Salud de la Mujerla clave no está en los dragones ni en los vampiros, sino en algo mucho más simple: «No son los libros. Es que me recordaron quién era yo».

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| La novela romántica se ha convertido en el género más leído del mundo. Según sus autores españoles, ni siquiera existe

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