
El otoño de 2025 ha traído consigo una avalancha de Stephen King: casi en semanas consecutivas hemos tenido el estreno de ‘la larga marcha‘ y ‘El hombre corriendo‘, y poco antes de que comenzara la serie’Eso: Bienvenido a Derry‘ en HBO Max. Tres grandes producciones en tan solo un mes. ¿Estamos ante una industria poco imaginativa que recurre constantemente al mismo autor, o es que King sigue ofreciendo algo que otros no pueden? La respuesta tiene tres claves: el llamado Kingaissance, el factor decisivo de la transmisión y el valor actual de King, que no se ha visto devaluado por malas adaptaciones.
Desmentiendo el mito. Para desmentir la supuesta dependencia de King del género de terror, basta con mirar los últimos doce meses de estrenos. El terror independiente vive una época dorada insospechada: ‘Longlegs’, por ejemplo, recaudó más de cien millones de dólares en taquilla con un presupuesto de apenas diez, y películas como ‘La Sustancia’ han dado al terror un soplo de calidad único en la vida, nominaciones al Oscar incluidas. Se recuperan franquicias clásicas como ‘Destino final’, ‘Frankenstein’ arrasa en Netflix y un sistema estelar de creadores de terror: los ya mencionados Perkins, Prano Bailey-Bond, Danny y Michael Philippou, Zach Creggar y Rose Glass, entre otros.
El renacimiento del rey. Los medios anglosajones acuñaron un término para describir lo que está sucediendo: el «renacimiento«, un resurgimiento que tiene fecha precisa de nacimiento. En septiembre de 2017, ‘It’ de Andy Muschietti se convirtió en un fenómeno cultural inesperado: con un presupuesto de apenas treinta y cinco millones, recaudó más de setecientos a nivel mundial, convirtiéndose en la película de terror más taquillera de la historia sin ajustar por inflación.
Lo que siguió fue una avalancha. Sin exhaustividad: ‘Doctor Sueño’, ‘Animal Graveyard’, ‘Eyes of Fire’, ‘Salem’s Lot’, ‘In the Tall Grass’, la serie ‘Apocalypse’ y ‘Chapelwaite’… Y ahora, tres adaptaciones más, a las que se sumará la futura televisiva ‘Carrie’ de Mike Flanagan, ‘The Talisman’ para Netflix y quizás una nueva ‘Cujo’. La diferencia con los años ochenta es abismal. En aquel entonces predominaban las telefilmes y las series B: ahora son series de HBO y películas con directores consagrados. El propio King suele tener el control creativo y se desempeña como productor ejecutivo en muchos de estos proyectos.
el factor transmisión. Durante décadas, las adaptaciones de las novelas más largas de King se han visto obstaculizadas por tener que comprimir su duración a los márgenes del largometraje. Él cadenaganando Cambió las reglas del juego: las plataformas permiten ahora series de ocho o diez episodios que respetan la complejidad narrativa del autor, algo que antes sólo se había vivido en formato miniserie, en producciones como la primera versión de ‘It’ o ‘The Store’.
Pasó con ‘22.11.63’, con ‘The Stranger’, con ‘Lisey’s Story’ (que King escribió personalmente)… Ahora le toca el turno a la precuela de la última versión de ‘It’, y está claro cómo funciona la lógica de las plataformas: buscan IP reconocibles, y King ofrece decenas de historias con una estructura dramática a prueba de bombas.
Pero hubo malas adaptaciones de King. Y no mataron a la gallina de los huevos de oro. Siempre ha pasado: hay adaptaciones en formato miniserie en los noventa, como ‘Los Langoliers’ o ‘El resplandor’ que son un coñazo. Desde los años noventa ha habido tantas películas débiles de King como notables. Muy reciente es la horrenda ‘La Torre Oscura’ de 2017, que comprimió ocho novelas en 95 desastrosos minutos. O ‘Cell’, absolutamente olvidable. ¿Por qué estas catástrofes no hundieron el valor de King?
En primer lugar, las novelas originales siguen siendo, en el peor de los casos, más que legibles y, en el mejor de los casos, francamente excelentes: el material original es indestructible. En segundo lugar, los lectores distinguen claramente entre autor y adaptación, continúan apreciando al escritor y continúan probando adaptaciones. En tercer lugar, las buenas adaptaciones (‘The Shining’, ‘Carrie’, ‘It’, ‘Misery’, la ‘Pet Sematary’ original) son tan buenas que siempre volveremos por más.
Por qué volvemos a King. La respuesta, pese a las apariencias, no es falta de ideas, sino que estamos ante un nombre de contrastada eficacia, incluso en sus peores momentos: pocos tienen ese gancho comercial combinado con unos mínimos estándares de calidad y entretenimiento. King cuenta con más de 65 novelas y 200 cuentos, una mina inagotable cuyos temas nunca pasarán de moda y son universales: los traumas generacionales, las adicciones, los problemas de la clase trabajadora, las amenazas invisibles, la corrupción del poder, el peso de nuestro pasado…
Y para colmo, estamos en la era de la propiedad intelectual. Por lo que no es un tema que le afecte sólo a él. Marvel, DC, Disney… En 2024, las diez películas más taquilleras proceden todas de propiedades intelectuales preexistentes. Y Hollywood busca familiaridad: desde las películas de Agatha Christie dirigidas por Kenneth Branagh hasta la explosión de adaptaciones de videojuegos como ‘Fallout’, ‘The Last of Us’ y ‘Super Mario Bros.: The Movie’. Un escenario ideal para una marca que, sin duda, ha tenido sus altibajos, pero que ahora mismo goza de una salud de hierro inesperada.
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